Herbaria

La preservación prolonga la frágil existencia de los objetos. Preservar es capturar la belleza, la evolución y los cambios que sufren tras el paso del tiempo. Preservar es fomentar el ejercicio de la memoria. Sobre ello versa Herbaria (2022), del director, programador y archivista argentino Leandro Listorti (Los jóvenes muertos, 2010), quien une la botánica con el cine con una gran sensibilidad y armonía.

La conexión entre ambas disciplinas da cuenta de los procedimientos que comparten. Así lo demuestra el hallazgo de material fìlmico (en 16 mm), su clasificación y los métodos empleados para conservarlo, orientado al cuidado y resguardo del patrimonio y acervo cultural de cada país. De forma similar, la actividad botánica que se realiza en medio de la naturaleza al hallar y recolectar plantas, se completa en los herbarios, orientado a la protección de las especies, muchas de ellas en extinción, que requieren del minucioso trabajo de una adecuada conservación.

Rodada en Buenos Aires, Berlín y Nueva York, los espacios comulgan en un todo indivisible donde los especialistas que intervienen en off aportan las distintas formas de buscar y catalogar, de forma minuciosa y artesanal, la diversidad de plantas como de películas, según se trate. A fin de captar y resignificar la valiosa tarea de quienes cuidan y protegen el legado que dejan a la sociedad, la cámara se introduce como testigo de dicha búsqueda y dedicación, dando cuenta de la importancia que implica hacia el futuro.

Con el aporte de material de archivo, el buen uso del found footage e intertítulos explicativos, la película plantea que desde 1750, se han perdido más de 500 especies de plantas, no así en el mundo animal; y, en lo que respecta al campo cinematográfico, muy poco se conserva del periodo mudo y sólo la mitad de las cintas de la etapa sonora, las cuales se han extraviado o se encuentran en mal estado, a causa de las bacterias y los microorganismos que se alimentan con la gelatina del celuloide.

“Me gusta pensar en las películas como cápsulas del tiempo, que nos ayudan a proteger para el futuro los gestos y los sonidos que conviven con nosotrxs y que por distintas razones no somos capaces de percibir», comenta el realizador. Preocuparnos por su supervivencia, como por el de la naturaleza que nos comprende, creo que es una batalla que debemos dar con las armas que cada unx encuentre a su alcance”.

Filmada en 16 mm y acorde a la investigación que se despliega en ambas áreas, ya que Listorti es un apasionado de la naturaleza y las plantas, en su labor diaria como archivista de cine, descubre la conexión peculiar que involucra a la familia Hicken. Por un lado, Cristóbal Hicken (1875-1933) fue un destacado botánico argentino que fundó la escuela de botánica ubicada en Palermo que lleva actualmente su nombre. Por otro lado, está su sobrino, Pablo Ducròs Hicken (1903-1969), un realizador de cine amateur y gran coleccionista de cámaras de cine, las cuales se exhiben en el Museo del Cine de la ciudad que contiene su patrimonio cinematográfico. En agradecimiento, la institución porta su nombre y apellido. Sin duda, el hallazgo sobre los Hickens e una gran acierto y aporte para un documental que se destaca por la observación y la búsqueda de las huellas que ha dejado el pasado.

Estrenada en la Competencia Burning Lights del festival suizo Visions Du Réel, Herbaria obtuvo el Premio Especial del Jurado al cine de no ficción. Asimismo, la película formó parte de la Competencia Argentina en la 37º Edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde ganó el Premio al Mejor Director.

Bajo un delicado entramado visual y sonoro que explora dos universos, a primera vista tan disímiles, Leandro Listorti logra destacar con solidez,  la importancia del registro visual como método de preservación; al tiempo que rescata el oficio silencioso y delicado de quienes ayudan a resguardar del olvido los procesos evolutivos e históricos ante el paso del tiempo.