Críticas
Integridad versus intransigencia
Historia de una pasión
A Quiet Passion. Terence Davies. Reino Unido/Bélgica, 2016.
Sorprendiéndonos en un director que nos es precisamente prolífico en el elevado número y continuidad temporal en realización de largometrajes, únicamente un año después de la creación por Terence Davies de Sunset Song (2015), llega una nueva propuesta con este largometraje, basado en la vida de una escritora del siglo diecinueve. Si bien en Sunset Song también realizó un relato intimista sobre el amor y la tragedia de una mujer escocesa en los albores del siglo veinte, con Historia de una pasión continúa con el protagonismo de una mujer, con otro relato de época, situado esta vez en el estado de Massachusetts del siglo diecinueve, pero llevando a la pantalla la narración de la vida de la poetisa estadounidense Emily Dickinson (1830-1886). El largometraje se inicia en su juventud, desde el momento en que abandona su formación a los diecisiete años, en un instituto para mujeres, deserción que si bien en el filme se presenta como producto de un trauma emocional religioso, en la realidad parece que sucedió a causa de una enfermedad. Probablemente, el incidente ha sido utilizado por Terence Davies para mostrarnos, desde el primer instante, el espíritu inconformista que dominó toda la existencia de la escritora, y que le hizo cuestionarse el credo calvinista de sus familiares y amistades, desde sus más personales enigmas, dudas y contradicciones.
Durante la trayectoria vital de la existencia de Emily Dickinson, en la que se inspira el realizador, el británico se muestra fiel a sí mismo y nos va transportando por los intensos caminos del alma de Dickinson, a través de una cámara muy estática, tan inmóvil en sí misma como en los propios personajes que aparecen dentro del campo fílmico. Ello hace que sobresalgan brillantemente sus lentos travellings, un par de ellos circulares, de singular belleza en la calma que consiguen mostrar. Toda la puesta en escena se asoma extremadamente cuidada y buscada, en donde destaca la armonía en el plano, recordándonos con ello a directores tan ilustres como el danés Carl Theodor Dreyer, en esas composiciones tan simétricas, de ritmo pausado y serenidad en la expresión artística. Y volviendo a los travellings, no queremos dejar de mencionar los extraordinarios planos cenitales, formalizando con la cámara la eterna inmovilidad.
Igualmente, destaca el tratamiento sobresaliente de la luz, sublime, incluso teniendo en cuenta que los interiores se adueñan prácticamente de la mayoría de las escenas. Lo que no se ha podido evitar, circunstancia perfectamente comprensible cuando nos balanceamos en los pensamiento de la poetisa, es la conversación continua, incesante, un torrente verbal que no cesa, ya en forma de diálogo, ya con la voz en off de la artista, recitando sus propios poemas o pensamientos. El contenido de los primeros, de los diálogos, destacan en agudeza, ironía y alto nivel intelectual y social, representativo del mundo en el que nos estamos moviendo; en cuanto a la voz en off de la escritora, consigue atraparnos en su finura, profundidad, ardor y misterio.
Nos da la impresión de que a Terence Davies se le ha ido un poco la mano, retratando a Emily Dickinson como a una mujer amargada en su soltería, que ella personalmente achaca a su fealdad física, combinado con la posesión de un espíritu desasosegado e inquieto, y a golpes de incertidumbres y dicotomías varias. Ciertamente, poco se conoce de verdaderamente cierto sobre la actitud que terminó tomando en la vida nuestra protagonista, pero nos agradaría que el motivo fuera más rico que la simple amargura, que dentro de su pretendida o pretenciosa intención, parece destilar el filme.
Terence Davies es un realizador de carácter, personal, que se toma su tiempo y estilo para no alejarse de lo que quiere contar. Y ello se refleja en que no estamos ante un biopic al uso; personajes que al parecer influenciaron, y mucho, en la vida de Dickinson, apenas son mencionados, así como se corre un tupido velo sobre ciertos episodios lamentables que le traumatizaron hasta el final de sus días.
Entre los diversos recursos estilísticos utilizados, nos ha llamado poderosamente la atención la habilidad de Davies para inspirarse en retratar, con su parsimonia habitual, el paso del tiempo en un instante, recurriendo al centelleante cambio de plano en una toma de fotografías de la época. Esta forma de elipsis, además de impresionarnos, creemos que condensa el acierto en la globalidad de la puesta en escena de la obra.
¿Y por qué el título de este artículo? Porque además de amargada, Emily Dickinson es retratada como una persona íntegra, con unos valores, que, aunque parezca contradictorio, se exhiben al mismo tiempo, movedizos, pero inquebrantables cuando son sostenidos. Todo ello nos deja la imagen de una mujer manejada por la intransigencia, y es lo que más nos ha impactado sobre el carácter de la protagonista, brillantemente encarnada por la actriz Cynthia Nixon, que consigue desprender una interpretación de fémina con inteligencia, determinación, ansiedad y tormento sobre el significado de dios, la muerte y la eternidad. ¿La integridad no es capaz de llevarnos al respeto de decisiones ajenas, aunque no las compartamos? Porque el filme explota en ese sentido, y nos deja meditando las diferencias y distancias entre integridad/respeto/comprensión/desconocimiento/, y lo último y lo peor, intransigencia.
No se olvida el realizador de señalar con su dedo las desigualdades e injusticias existentes entre las clases sociales, al no pasar por alto los privilegios de los que podían permitírselo, al conseguir liberarse de acudir a la guerra, en este caso con el pago de un puñado de monedas. Parece que poco hemos cambiado al respecto, con el transcurso de casi dos siglos, cuando son precisamente los más desfavorecidos, por raza o situación económica, los que siguen cargando con los muertos que originan esas guerras absurdas que el mismo pueblo sigue generando, pero con más cuidado, para que acaezcan lo más lejos posible de sus fronteras.
Y tampoco olvida Terence Davies el dibujar el panorama de sometimiento de la mujer en la época, aprovechando el pensamiento y la conducta del padre de Emily, Edward Dickinson, para quien iba contra los buenos usos y costumbres las apariciones en público de mujeres ejerciendo su arte. Quizá por ello, nuestra protagonista, una de las poetisas norteamericanas con mayor reconocimiento en la actualidad, a pesar de haber dejado escritos más de mil setecientos poemas, alcanzó a publicar, en toda su existencia, apenas siete de ellos.
Tráiler:
Ficha técnica:
Historia de una pasión (A Quiet Passion), Reino Unido/Bélgica, 2016.Dirección: Terence Davies
Guion: Terence Davies
Producción: Hurricane Films / Potemkino
Fotografía: Florian Hoffmeister
Reparto: Cynthia Nixon, Jennifer Ehle, Duncan Duff, Keith Carradine, Jodhi May, Joanna Bacon, Catherine Bailey, Emma Bell, Benjamin Wainwright, Annette Badland, Rose Williams, Noémie Schellens, Miles Richardson, Eric Loren, Stefan Menaul