Reseñas de festivales
Holy Motors
Las limusinas están de moda. Son vehículos llamativos por su ostentosidad y dimensiones, que resplandecen a lo largo de toda su carrocería y surcan las grandes ciudades de todo el mundo. Son dignas de la observación de los transeúntes, pero al mismo tiempo son muros impenetrables para las miradas que intentan atravesar los cristales e introducirse en la privacidad de su interior. Este espacio, no exento de cierta magia y morbo, ha sido el elegido como hábitat para los protagonistas de Holy Motors (Léos Carax, 2012) y Cosmopolis (David Cronenberg, 2012), dos de las cintas más importantes presentadas en esta edición del festival. Estos cubículos rodantes de acero son utilizados como espacios de máxima intimidad donde se desarrollan actividades con cierto grado de secretismo que son parte de una rutina bien definida, de la que somos testigos excepcionales durante veinticuatro horas.