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Indignados

Toni Gatlif. Francia, 2012.

Cartel de la película IndignadosEl retrato es un género tremendamente difícil en pintura. Cómo si existiese uno sencillo. Y esto, no es fruto del estilo elegido, ni mucho menos. Captar las facciones y expresiones, si el artista se decanta por un estilo realista, o la psicología del retratado, algo que plasman los grandes autores, no resulta nada factible. Por eso existen también los malos retratos, consecuencia de una o más circunstancias, en las que se puede englobar desde la poca experiencia del pintor, hasta su falta de pericia a la hora de plasmar a su modelo. Incluso otras ni siquiera dependientes de este supuesto artista vilipendiado.

La última película de Tony Gatlif pertenece a este último grupo. Indignados retrata, o así se supone, el movimiento contestatario surgido hace aproximadamente dos años en varios países europeos y árabes.

En forma documental, Gatlif elige la mirada de una inmigrante ilegal para aproximarse a las protestas, utilizando como pegamento las frases extraídas del panfleto ‘¡Indignaos!’de Stéphane Hessel. El resultado final se acerca más a un deslavazado collage que a un buen retrato. Y las benévolas intenciones e incluso el apego a este movimiento que el director parece transmitir en la película, quedan ensombrecidos por esta mezcla incorrecta. La unión también queda fuera del argumentario del filme, dejando al arbitrio del espectador imágenes de las protestas antigubernamentales y antisistema en Túnez, Francia, Grecia y España, sin más explicación ni nexo que el que establece la protagonista con su presencia.

Indignados, de toni GatlifEl recurso de la ficción con el que Gatlif salpica a su protagonista, y por extensión a su obra, no acaba de ayudar a contar la cinta, convirtiéndose en un elemento contraproducente para el filme y para la visión del propio movimiento indignado.

Se esté de acuerdo, o no, con aquellas manifestaciones de protesta, Indignados no alberga un papel reflexivo, investigador o de estética rompedora, algo, que no por este orden, necesitaría la película. Por el contrario, se nos muestra una obra que quiere trascender y no puede, que intenta tratar muchos temas obviando explicaciones narrativas y que comparte ideario con sus retratados pero en su resultado final transmite indiferencia y, por momentos, rechazo.

Fotograma de la película IndignadosSon unos cuantos trabajos los que se han acercado a aquellas corrientes de disconformidad que inundaron las plazas de diversas ciudades, allá, por 2011. Muchos son testimonios de grupos o personas anónimas que, como francotiradores de la realidad, mostraron en Internet lo que sucedió. Solo unos pocos se han traducido al formato clásico de película, aunque todos pueden ser perfectamente objeto de estudio audiovisual y social. Y las comparaciones son odiosas. Pero necesarias. Por ejemplo, el relato de Basilio Martín Patino de lo ocurrido en la Puerta del Sol de Madrid (Libre te quiero), que comparte con el de Gatlif tema y circuito de exhibición, ofrece una visión más profunda y propicia la reflexión del espectador, algo que se echa de menos en la cinta del francés.

Pese a las buenas intenciones que pueda tener una obra o un artista, o incluso las potencialidades de este o de su modelo, a veces el retrato no gusta. Es algo que pasa. Y aunque suene a consuelo de muchos, lo malo es no haberlo intentado.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Indignados ,  Francia, 2012.

Dirección: Toni Gatlif
Guion: Stéphane Hessel
Fotografía: Sébastien Saadoun

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