Insidious: La puerta roja

¿Qué hace que una cinta de terror sea «buena» o “mala”? Me lo pregunto porque he encontrado comentarios y críticas muy distintas acerca de Insidious: La puerta roja (Insidious: The Red Door, Patrick Wilson, 2023) y a mí, me gustó. Siempre hago ese ejercicio de leer y escuchar opiniones de la gente después de ver una película. Seguramente, no es la cinta aterradora que muchos pensaban encontrar, porque se va más hacia el drama, pero funciona y es un buen cierre para la saga que James Wan abrió en 2010 con gran éxito, esa que lo empezó a catalogar como alguien que podía reinventar el género de terror y que puso la semilla de su otra reconocida saga, Expediente Warren: The Conjuring (The Conjuring, James Wan, 2013). Esta es la despedida de la familia Lambert como la conocemos, donde se desbloquean nuevos lugares para tener miedo y se deja un mensaje claro: negar el pasado solo trae caos.

Oren Peli (el creador de Paranormal Activity) y James Wan repiten como productores en la quinta entrega del universo de Insidious, y Patrick Wilson debuta como director en la pantalla grande. Todo empieza con el funeral de un personaje (tendrán que verla para saber de quién se trata) y así contarnos la situación actual de la familia Lambert: Josh (Wilson) y Renai (Rose Byrne) están divorciados y Dalton (Ty Simpkins) está por entrar a la universidad. Josh se ofrece a llevar a su hijo para aprovechar el recorrido y hablar de la relación de la familia. El padre se disculpa por su ausencia y desea retomar la relación con su hijo, pero todo parece ya perdido entre ellos.

En la escuela de arte y a través del carboncillo, Dalton desbloqueará su subconsciente y ese pasado que ignora el año en que estuvo un coma (de aquella primera película) y del que no recuerda nada. En una de las clases, sin saber cómo ni por qué, solo dejándose llevar, dibuja una puerta roja (de ahí el título de la cinta), pero no tiene idea por qué ni qué significa . Así volverán las pesadillas a su vida y sus nuevos amigos de la universidad son los que le ayudarán a encontrar la verdad.

Por su lado, Josh va al médico para saber qué es lo que le pasa: se siente raro hace mucho, fuera de sí, con lagunas mentales que no puede explicar… Y en el proceso se desbloquea un nuevo miedo: una aterradora escena durante una resonancia magnética (cosa que de por sí ya es una pesadilla) y su búsqueda personal lo llevará a indagar en ese pasado que todos hemos visto, pero que los personajes han olvidado. Por eso recurrirá a su ex-esposa, para confrontar las razones de su divorcio, de sus vacíos, de todo lo que han vivido y que él no recuerda.

Acá se repite la efectiva fórmula inmortal del desenfoque en esos planos estáticos que tienen acciones sucediendo en el fondo mientras el foco está en otro personaje en primer plano, para que sea el espectador el que sufra la tensión, los que somos testigos de todo y sufrimos por ellos. También regresa ese “otro mundo” que ya hemos visto en esta saga, el aterrador «lado oscuro» y todo lo que atrajo a los espectadores y marcó la diferencia desde la primera entrega. Esto hace de La noche del demonio: La puerta roja una cinta imperdible para los fanáticos de todas las anteriores.

La temática que predomina en esta película, y en toda la saga, es el querer olvidar todo. Para los que no saben, la familia Lambert tiene un pasado oscuro y doloroso que sigue apareciendo en su presente, poniendo en riesgo la vida de todos, especialmente la de Dalton. Pero negar el pasado y esconderlo, como veremos a lo largo de esta cinta, solo trae destrucción en el presente. El núcleo de la familia se ha roto por esos secretos que nadie quiere decir, por esos incómodos silencios que producen las preguntas que nadie quiere responder. Porque, como lo dicen en la propia cinta, “tenemos que recordar… Así nos duela”, así se logra un cierre honorable para unos personajes y una saga que logró asustar y emocionar a los espectadores.

Quizás de ahí es que vienen las críticas negativas. Es raro dar un mensaje esperanzador en una película de este género, y terminar emocionado no es común. Pero esta saga tampoco ha sido algo común, ni ningún producto con la marca James Wan. Este productor y director ha sabido balancear en sus historias el drama interno de los personajes con un suspenso bien manejado, sacándolas del simple “jump scare” o susto repentino (ese que nos hace saltar de la silla).

De pronto, muchos seguidores querrían saltar más de sus sillas como en la primera cinta, esperaban más de lo mismo, y cuando un actor se convierte en director se enfoca más en lo que sabe hacer mejor, el drama. Y para ser su primera vez, Patrick Wilson la logra muy bien. Hasta es la voz invitada en la canción de cierre que interpreta la banda de rock sueca Ghost, de la que Wilson es fanático (porque este actor viene del mundo de Broadway y tiene una gran voz). Quizás la cinta no sea para todos los gustos, y eso también está bien.

Trailer: