Intocable

El movimiento Me Too fue ideado por la activista Tarana Burke, en 2006, con el fin de dar apoyo a mujeres de comunidades marginadas, víctimas de abuso sexual. Sin embargo, fue en 2017 cuando dicho movimiento revivió con más fuerza, tras la publicación por parte del diario New Yorker, de un reportaje sobre el acoso cometido por el productor Harvey Weinstein, durante más de treinta años, a varias de las actrices de su productora. Propiciando, a su vez, a que otras más se atrevieran a hablar por primera vez sobre el abuso existente dentro de la industria cinematográfica, con la intención de sacar a la luz dichos eventos y señalar una problemática oculta por años.

Es así como el Me Too pudo brindar voz a quienes por mucho tiempo permanecieron calladas, y como era de esperarse, esto corrió como la pólvora haciendo que mujeres de otros rubros laborales y distintos ambientes se animaran también a denunciar acosos y violaciones.

No cabe duda que dicha investigación, efectuada por Ronan Farrow, periodista del New Yorker, fue la mecha que propagó el fuego y contribuyó a profundizar en la delicadeza del asunto, enfocado en el turbio comportamiento de Weinstein, uno de los magnates más destacados del mundo del cine, fundador –junto con su hermano Bob– de la compañía Miramax, una productora independiente que se convirtió en un emporio que dio luz a numerosos filmes, en su mayoría aclamados por la Academia y premiados, primordialmente, a lo largo de los ochenta y noventa, y la primera década del dos mil, entre los que podemos mencionar a Pulp Fiction, (1994), Good Will Hunting (1997), El paciente inglés (1996), El discurso del rey (2010), entre muchas otras.

Precisamente, alrededor de este tema se realiza el documental Intocable –dirigido por Ursula Macfarlane (One Deadly Weekend in America, 2017) y producido para la BBC por Simon Chinn (Searching for Sugar Man, 2012), Jonathan Chinn y Poppy Dixon–, el cual retoma la investigación de Ronan y la suma a una serie de testimonios de algunas de las numerosas víctimas de abuso por parte de Weinstein. De igual forma, entrevista a muchos de los colaboradores y periodistas, cuyo silencio, a pesar de las sospechas, permitió que dicha conducta se mantuviera por décadas sin ser denunciado.

Durante el filme, el espectador podrá ir conociendo la trayectoria de Weinstein; se le aporta información sobre su niñez, su comienzo como promotor musical y, sobre todo, sus inicios en Miramax, productora nombrada así en honor a sus padres Miriam y Max, que resultó una mina de oro para sus fundadores. Los hermanos demostraron ser especialistas en detectar buenas historias y se enfocaron cada año en la carrera por el Oscar, consiguiendo un gran número de estatuillas.

Su crecimiento acelerado iba en paralelo a su influencia en el medio, otorgando a la mancuerna Weisntein mucho poder. Sin embargo, mientras Bob siempre fue más reservado, Harvey se convirtió en una figura pública reconocida. De pronto, comenzaba a aparecer en todas las revistas, acompañado siempre de modelos y actrices muy bellas, creando a su alrededor un aura de Rey Midas, avivando un ambiente al que muchas mujeres deseaban pertenecer. Es así como se convirtió en uno de los personajes más influyentes del mundo del espectáculo, incluso llegó a considerarse a sí mismo como el “Sherif del pueblo”: quien mandaba y movía todo en Nueva York.

Macfarlane y Chin arman y ordenan los diversos testimonios en los que las víctimas narran la repetida estrategia de Weisntein para intimidarlas –de los seiscientos nombres que tenían enlistados, finalmente consiguieron entrevistar a veintinueve, entre las que se encuentran Rosanna Arquette y Paz de la Huerta–. Estas confesiones son intercaladas con imágenes de las ciudades en las que se movía el magnate, en las distintas épocas de su carrera, como Nueva York o Los Ángeles, aunadas a tomas cenitales de las calles, de habitaciones de hoteles o pasillos de sus Estudios y, por supuesto, combinándolos, a su vez, con material de archivo de eventos en los que el encumbrado productor aparecía en la escena pública, para que así el espectador fuera comprendiendo el peso de su influencia y su ardid para acosar a las actrices, exponiendo situaciones verdaderamente desafortunadas para estas mujeres. Asimismo, la complicidad callada de sus colaboradores y empleados queda penosamente expuesta, así como su sentimiento de culpa por no haber hablado a tiempo, por haber obviado su comportamiento, lo que permitió a Weinstein permanecer en la impunidad.

Las demoledoras palabras de algunas de las víctimas quedan resonando en la mente aún después de terminar de ver la película, y es que ellas revelan muchos de los vicios y las formas aceptadas en el mundo de la industria cinematográfica; comparten muchos de los secretos a voces mejor guardados y, sobre todo, desenmascaran los prejuicios habitualmente compartidos por la mayoría, sobre lo que las aspirantes a actrices están dispuestas a hacer para conseguir una oportunidad o un papel, reivindicando así la posición de la mujer y nombrando al acoso sexual por su nombre y con todas sus letras.

En definitiva, Intocable es un esfuerzo por dar a conocer una de las vergonzosas historias detrás del mito del mundo del cine, aunque lamentablemente el episodio no ha concluido, ya que Weisntein sigue su proceso judicial, en el que continúa declarándose inocente de los cargos de los que es acusado. Así que habrá que seguir de cerca cómo se desenvuelve este proceso, pero por lo pronto este documental nos da información clara y dolorosa, pero sobre todo, relevante y muy valiosa.

Tráiler: