Críticas

El corazón del bosque

Irati

Paul Urkijo Alijo. España, 2022.

Muy de vez en cuando acudimos a una sala de cine y vemos una de esas películas que nos reconcilian con el séptimo arte, en general, y con el cine español, en particular. Es lo que a mí me ha ocurrido con Irati, el segundo largometraje del director alavés Paul Urkijo Alijo, que continúa la línea emprendida en algunos de sus cortos y en su anterior largo, Errementari (El herrero y el diablo) (2017). En Irati, Urkijo consigue una película ejemplar de un género poco transitado por estos pagos, el fantástico, en concreto, espada y brujería, que enlaza perfectamente la Historia y la leyenda y la imbrica con el paisaje, pues Irati es un bosque que se sitúa en el norte de Navarra, entre España y Francia. En cierto modo, Irati recuerda mucho a dos películas relativamente recientes que, como ella, parten de un material legendario, si bien con un presupuesto mucho más holgado. Me refiero a El Caballero Verde (The Green Knight, David Lowery, 2021), basada en el ciclo artúrico, y a El hombre del norte (The Northman, Robert Eggers, 2022), que toma su historia de las leyendas nórdicas que inspiraron el Hamlet de Shakespeare. Ambas son propuestas muy interesantes, tanto desde el punto narrativo como desde el visual. Ahora bien, sobre el presupuesto, Irati podría parecer mucho más pequeña y modesta, pero sus resultados son espectaculares, incluso en las secuencias más complejas técnicamente, como la recreación de la batalla de Roncesvalles (778).

Es una lástima que no haya más propuestas como esta en nuestras carteleras, y eso por varias razones, pero fundamentalmente porque se sirve de un género como la fantasía para dialogar con el folklore, las tradiciones y las leyendas. Según el propio director, el film bebe de la mitología vasca del siglo VIII, que es cuando se produce la batalla de Roncesvalles y la religión cristiana va desplazando antiguos cultos, como el dedicado a Mari, una suerte de deidad femenina que representa a la Madre Tierra. Pero, además Mari, en Irati aparecen un cíclope, una lamia, diferentes referencias al Basajaun como protector o señor del bosque y el enigma del tesoro perdido de Carlomagno. Y todo eso lo encuentra Urkijo en nuestra Edad Media, tan poco aprovechada desde el punto de vista cinematográfico.

El guion, del propio Urkijo, parte de una novela gráfica, El ciclo de Irati (1995-1997), de Jon Muñoz Otaegi y Juan Luis Landa, que consta de tres entregas, El despertar del Autza, El medallón de Boldró y La condena de Irati, aunque la última solo se publicó años después en una edición integral. De todas maneras, Urkijo va más allá de la simple trasposición e incorpora muchos elementos, tal como él mismo confesó en una entrevista con Cristina Aparicio: “Al plantearme la adaptación, me di cuenta de que lo que me interesaba en realidad era esa fuente original de la que bebe el cómic. Así que utilicé a sus personajes principales (Eneko, ese caudillo del valle, que se dice que fue el rey de Pamplona; e Irati, una mujer pagana de la zona vinculada a ese mundo arcano de la mitología), y con ellos acudí a esa fuente original. Uno de los elementos más hermosos de la mitología vasca es Mari, la diosa suprema de ese panteón. Aquí no hay un Zeus, la diosa suprema es la madre tierra. Para mí este elemento era lo más importante de todo, y por eso al final modifiqué tanto. Luego añadí cosas históricas que no salen en el cómic, como la batalla de Roncesvalles, los vínculos con las familias medievales musulmanas que había por la zona de Tudela… Al final el cómic ha sido un vehículo para adaptar esas leyendas de la mitología”.

En definitiva, Irati es, al mismo tiempo, una rareza y una maravilla de nuestro cine, una fantasía medieval rodada íntegramente en euskera, que demuestra cómo nuestra historia y nuestras leyendas son fuente inagotable de narraciones que, en muchas ocasiones, ignoramos por completo. A caballo entre la épica y la historia, cuenta cómo, en el antiguo Reino de Navarra, el cristianismo va desplazando otros ritos y costumbres, personificadas en el personaje de Irati (Edurne Azkarate), que representa al bosque del mismo nombre. La película arranca en 778 y continúa 15 años después, cuando Eneko Ximénez (Eneko Sagardoy) regresa al valle. Irati ofrece, de fondo, un mensaje ecologista que recuerda a algunos títulos esenciales de Miyazaki, como Nausicaä del Valle del Viento (1984, Kaze no tani no Naushika) o La princesa Mononoke (Mononoke-hime, 1997), pero lo entronca directamente con la mitología vasca y con la historia medieval.

Tráiler:

Premios: Premio del Público y Mejores Efectos Especiales del Festival de Sitges; 5 nominaciones a los Goya: Mejor Guion Adaptado, Mejor Música Original, Mejor Canción, Mejor Diseño de Vestuario y Mejores Efectos Especiales

 

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Ficha técnica:

Irati ,  España, 2022.

Dirección: Paul Urkijo Alijo
Duración: 114 minutos
Guion: Paul Urkijo Alijo
Producción: Iñaki Burutxaga, Jotkin Etcheverria, Juanjo Landa, Paul Urkijo Alijo
Fotografía: Gorka Gómez Andreu
Música: Maite Arroitajauregi y Aránzazu Calleja
Reparto: Edurne Azkarate, Eneko Sagardoy, Itziar Ituño, Nagore Aranburu, Elena Ruíz, Iosu Eguskiza, Kepa Errasti, Iñaki Beraetxe, Iñigo Aranbarri, Ramón Agirre, Miren Tirapu, Aitor Barandiaran, Gaizka Txamizo, Patxi Bisquert, Karlos Arguiñano, Iñigo Aranburu

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