Reseñas de festivales
Juego de niños
Es indudable que el género de terror va casi siempre asociado a hechos que ocurren en la oscuridad de la noche, cuando todo el mundo duerme y el silencio sepulcral da paso a la luna como único testigo de los misterios más insospechados. Sin embargo, hace ya treinta años que Narciso Ibáñez Serrador desmontaba este tópico realizando un cuento donde el terror se abría paso a plena luz del día. En aquel sobrecogedor relato llamado Quién puede matar a un niño (1976), una pareja de extranjeros llegaba a un pequeño pueblo costero, donde en apariencia todo el mundo ha desaparecido. Pronto intentarán preguntar a los niños con los que se cruzan por las calles, pero estos, lejos de responder, muestran una cara poco cordial y muy enigmática. La realidad de lo que allí está ocurriendo se devela tan espeluznante como difícil de asimilar.
Makinov presenta el remake de aquella obra de terror que marcó un hito. Fiel y respetuosa en todos los aspectos con la historia original, nos recuerda un cine sin artificios ni aderezos tan demodé, que hace cuestionarnos sobre el sentido auténtico de este film, que como refrito no alumbra contribución alguna.