Series de TV
Juego de tronos (4ª temporada)
Sin duda, la cuarta temporada de Juego de tronos, estrenada con el subtítulo de “Todos los hombres deben morir”, ha sido una de las experiencias televisivas más esperadas del año. Ahora que ya han acabado los diez episodios de la temporada podemos decir que ha sido una de las más potentes y, sobre todo, violentas. Las líneas narrativas han ido perfilándose a la perfección, los personajes han ido tomando posiciones y muchos de ellos, como era de esperar, ya no volverán a salir en la siguiente entrega. Nadie está a salvo en Juego de tronos, y que se lo pregunten, si no, a los personajes que salen en el último episodio de la temporada.
Resulta muy difícil escribir sobre una serie como Juego de tronos sin revelar sus contenidos, pero trataré de hacerlo. Varios son los personajes ya conocidos que acaparan la atención. Por un lado, los Stark supervivientes de anteriores temporadas, que, aunque se encuentran dispersos por los Siete Reinos, van sufriendo un proceso de aprendizaje y maduración muy importante: Arya (Maisie Williams), acompañada en todo momento por Sandor Clegane “El Perro” (Rory McCann), prueba el sabor de la sangre y le gusta; Sansa (Sophie Turner) se convierte en una experta en intrigas palaciegas; Jon Nieve (Kit Harington) demuestra sus dotes de mando al defender el Muro del ataque de los salvajes; y Bran (Isaac Hempstead Wright) continúa su viaje iniciático. Por otro lado, los Lannister, concentrados ahora todos por primera vez en Desembarco del Rey, juegan sus cartas en busca del poder y la supervivencia: allí están el padre, Tywin (Charles Dance), y los tres hermanos, Cersei (Lena Headey), Jaime (Nikolaj Coster-Waldau) y Tyrion (Peter Dinklage).
Pero, además del eterno enfrentamiento entre los Stark y los Lannister, hay personajes que van creciendo poco a poco, como Stannis Baratheon (Stephen Dillane) o Daenerys Targaryen (Emilia Clarke), sin contar con otro Nieve, Ramsay (Iwan Rheon), un bastardo de los Bolton caracterizado por su crueldad, aunque el personaje que ha causado sensación durante toda la temporada es el sofisticado y letal Oberyn Martell (Pedro Pascal), “la Víbora”, que ha llegado a Desembarco del Rey para la boda entre Joffrey Baratheon (Jack Gleeson) y Margaery Tyrell (Natalie Dormer), pero está decidido a quedarse y buscar venganza.
En Juego de tronos siempre ha habido más de Shakespeare que de Tolkien, y esta temporada es un buen ejemplo de ello, con intrigas palaciegas, envenenamientos, juicios por combate y muchas más sorpresas. Si David Benioff, uno de los creadores de la serie basada en la obra de George R. R. Martin, ya había dirigido un episodio en la anterior temporada, ahora es D. B. Weiss, el otro creador, el que se ha puesto tras las cámaras del primer episodio de esta cuarta temporada, “Dos espadas”. Los demás episodios se los han repartido Alex Graves (4 episodios), Michelle MacLaren (2 episodios), Alik Sakharov (2 episodios) y Neil Marshall (1 episodio), que se ha encargado de dirigir la gran batalla de la temporada, “Los vigilantes del muro”, la más espectacular de la serie hasta el momento. No es casualidad que el propio Marshall se encargara de la dirección del penúltimo episodio de la segunda temporada, el correspondiente a la batalla del Aguasnegras.
Recuérdenlo, nadie está a salvo en los Siete Reinos, y menos ahora que el invierno está más cerca que nunca. Pronto estaremos en Braavos con Arya.
Ciertamente los grandes paralelismos de Juego de Tronos son con Shakespeare, Jon Nieve presenta a pesar de su condición, una gran medida de honor, por supuesto es evidente el tema de la venganza, incluso una especie de Hamlet en Robb Stark, con la tentación de abandonar, viviendo una vida con su esposa. La familia Lannister y en especial Twyn, un antagonista y líder sin duda eficaz a la par que letal, con una red de colaboradores como Varys o Jamie y cuyos actos desatan consecuencias que se tornan en contra del Claudio del clan Lannister, que si bien no ocupa el trono detenta el verdadero poder. De cara a la próxima temporada la irrupción de los Martell deja la sensación de una venganza para con los Lannister, así como la amenaza de Stanis, mientras que un susurro Targaryen se fortalece en el oeste, aunque con todo en Juego de Tronos solo la presencia de la muerte es segura.