Críticas
Simplicidad que encanta
Juliet, desnuda
Otros títulos: Amor de vinilo .
Juliet, Naked . Jesse Peretz. EUA, 2018.
La graciosa cinta Juliet, desnuda, dirigida por Jesse Peretz (Mi ex, 2007; Nuestro hermano idiota, 2011), con un guion de Eugenia Peretz, Jim Taylor, Tamara Jenkins, es una comedia romántica basada en la novela homónima escrita por el británico Nick Hornby, de quien anteriormente se han adaptado algunas historias al cine, entre las que se encuentran Brooklyn (John Crowley, 2015), High Fidelity (Stephen Frears, 2000) y A Long Way Down (Pascal Chaumeil, 2014).
Hornby ha logrado crear un estilo personal, un ambiente cercano y conocido, con personajes atolondrados y tan comunes que resulta demasiado sencillo identificarnos con ellos, por lo que, de igual forma en esta ocasión, Juliet, desnuda nos adentra en este típico mundo en el que los desamores, los fracasos, los tropiezos y desavenencias que, por un lado, provocan empatía e identificación de parte del espectador y, por el otro, causan una inevitable risa entrecortada y comprensiva.
Juliet, desnuda presenta el empantanado noviazgo de Annie Platt (Rose Byrne) y Duncan Thomson (Chris O’Dowd), principalmente debido a la obsesión casi enfermiza de este por su ídolo musical, Tucker Crowe (Ethan Hawke), un cantante americano de rock, desaparecido misteriosamente de la vida pública algunos años atrás, provocando curiosidad por su destino y volviéndolo a la vez un personaje de culto, interés que se encuadra especialmente en sitio web que administra Duncan, quien verdaderamente vive y respira por y para la adoración de su admirada estrella.
Annie está cansada del inagotable tema y de la manía sin límite de su novio, así que escribe una despiadada reseña sobre una canción inédita que llega por correo para Duncan, y que escucha antes que él sin permiso, y que es contestada por email nada menos que por el mismísimo Tucker Crowe, apoyando su opinión. A partir de entonces, continúa entre los dos una romántica relación epistolar moderna, al estilo del siglo XXI, a través de correos electrónicos, en la que ambos se desahogan y comparten sus malestares, desilusiones y frustraciones que se han presentado a lo largo de sus vidas.
Las interpretaciones están en el punto exacto entre lo entrañable y lo irónico, y nos muestran a personajes perfectamente reconocibles y creíbles que, sin tomarse demasiado en serio, nos hacen reír, identificarnos y pasar un rato agradable. Hawke (Boyhood, 2014; Before Midnight, 2013; Before the Devil Knows You’re Dead, 2007), como siempre, fresco y natural, está muy bien en el papel de la estrella en decadencia, quien tuvo su minuto de gloria y su caída fue en picada, que por lo tanto siente una profunda lástima por sí mismo, ya que no es ni la sombra de lo que fue, y que además tiene que lidiar en el presente con las consecuencias del desenfreno de su pasado. Sin embargo, ha encontrado la forma de protegerse del mundo exterior por medio de un ácido sentido del humor y una personalidad apática y despreocupada.
Por su parte, Byrne (Familia al instante, 2018; La noche del demonio: la última llave, 2018), una actriz con ya varias decenas de películas en su carrera, y con una enorme experiencia en este tipo de papeles –que le van como anillo al dedo–, nos regala momentos realmente divertidos en los que quedan expuestas sus vacilaciones e inseguridades de pueblerina frustrada.
Por último, para cerrar el triángulo del conflicto, tenemos a Chris O’Dowd quien encarna fielmente a un típico fan fuera de control, que es un experto en la vida de su ídolo, pero que la suya deja mucho que desear. Sin aspiraciones ni ambiciones, se ha conformado con dar clases y dedicarse a su blog sobre Crowe, convirtiéndose en un patético e inmaduro novio.
Por otro lado, es de esperar que uno de los elementos de mayor importancia de Juliet, desnuda sea la música y el rol que le asignan en la vida diaria de cualquier melómano, y es que la música tiene la capacidad de mover fronteras, une a las personas, exacerba las pasiones y provoca acercamientos o distanciamientos. El fervor por ella solo es comprensible por aquellos que lo comparten, y en esta ocasión el conflicto de la historia se desencadena por eso mismo: una mujer que, en cierta forma, compite con la música por la atención de su pareja. Por su parte, la banda sonora cuenta con canciones originales de Nathan Larson (Alex Strangelove, 2018) y con la interpretación de Ethan Hawke para gran parte de los temas.
A grandes rasgos, la película no pretende ser más de lo que es, representa un claro ejemplo de su género; una entretenida comedia romántica, un relato cotidiano, fresco y ligero, que cuenta con situaciones risibles de tan absurdas, además de momentos tiernos y divertidos, llevados a la pantalla por un director que supo extraer de la historia el jugo necesario para llenar la pantalla con imágenes atractivas y bien logradas, sin empalagar ni abusar de lugares comunes, para sumergirnos en un mundo creado por Hornby, su autor, y hacernos pasar un buen momento en compañía de personajes tan humanos y comunes, que terminamos creyéndoles por completo.
Ficha técnica:
Juliet, desnuda / Amor de vinilo (Juliet, Naked ), EUA, 2018.Dirección: Jesse Peretz
Duración: 105 minutos
Guion: Tamara Jenkins, Evgenia Peretz, Jim Taylor (Novela: Nick Hornby)
Fotografía: Remi Adefarasin
Música: Nathan Larson
Reparto: Rose Byrne, Ethan Hawke, Chris O'Dowd, Megan Dodds, Jimmy O. Yang, Lily Newmark, Lily Brazier, Ayoola Smart