Críticas

Nέμεσις

Jurado Nº2

Juror #2. Clint Eastwood. EUA, 2024.

La ética es una parte de la filosofía que estudia, entre muchas cosas, el comportamiento humano en determinadas situaciones. Se supone que a veces se les pregunta a los que nos están escuchando qué harían en algunas ocasiones, un juego mental que pondría al descubierto no tanto lo que efectivamente haríamos (a veces decimos y actuamos de formas diferentes), sino el hecho de que fuera de los normales pasos de nuestra vida cotidiana es posible que surja un elemento desestabilizador que ponga nuestra vida patas arriba. Y, por supuesto, es también función del Arte (con la primera letra mayúscula) ofrecer a los espectadores y lectores aquella serie de eventos a través de los cuales profundizar el estudio del alma (laica y secular) humana que constituye nuestro mismo ser, como individuos y como parte de la sociedad. Quizás sea esta la clave para entender si, efectivamente, una obra de arte merece ser recordada (hasta lo posible, cuando termine el ser humano ya nadie se acordará de nosotros, panta rei), ya que es el elemento de desfase el que nos empuja a preguntarnos hasta qué punto, efectivamente, nos conocemos a nosotros mismos (otra vez los griegos, γνῶθι σαυτόν).

Juzgar a alguien que consideramos inocente y saber que nuestra decisión va a cambiar el rumbo de su vida es el tema aparente de esta estupenda película de un sublime Clint Eastwood, quien, con más de noventa años, sigue siendo uno de los mejores directores de cine de nuestra época, más allá del efecto espectacular y más cerca del concepto de arte en cuanto operación adulta de un discurso entre público y artista. Difícil, entonces, es no dejarse atrapar por una estrategia narrativa de gran calidad como la que el guionista Jonathan A. Abrams desarrolla en la pantalla. Todo funciona porque cada elemento forma parte de un engranaje que pone de manifiesto el doble juego al que estamos sometidos, o sea la sucesión de eventos en cuanto arquitectura de un cuento y la propuesta de elementos sobre los cuales construir un debate sobre nuestra moralidad. Hay que reconocer, entonces, hasta qué punto efectivamente el arte puede ser un momento de descubrimiento de la realidad humana, y si dentro de la creación de un mundo que nos recuerda al de los doce hombres enfadados, lo ético y lo moral puede mezclarse con la necesidad de conectar lo ficticio con lo real, exactamente como se hacía durante los años de los teatros antiguos.

Y es que, efectivamente, la cuestión que el director y el guionista nos ofrecen va más allá de los cuatro bordes de la pantalla y se inserta en un discurso universal de carácter efectivamente humano, trayendo así a la superficie en la que nos situamos un conjunto de miedos y ansiedades que no podemos sino reconocer como parte integral de nuestro mismo ser. O, en palabras más llanas, se nos muestra una serie de problemas que no solo nos hacen pensar en “qué haría yo si fuera él”, sino que superan la cuestión de lo ficticio para entrar en la realidad del discurso humano de cada día, algo que nos ayuda a crecer en cuanto seres inteligentes gracias a un respeto preciso del cuento (y de los que nos lo narran) por los espectadores. Una visión adulta de lo que es el arte, entonces, que empuja a que se dé justa atención a lo que está pasando delante de nuestros ojos y que nos paremos a pensar en lo que la justicia, la ética y la moral efectivamente significan no solo dentro del organismo social que llamamos estado y civilización, sino también en la gran profundidad oscura que es nuestro mismo sentido del deber, algo de carácter tanto biológico como psicológico.

No se puede decir mucho de esta obra, ya que cada momento que se experimenta tiene que serlo a través de ojos que nada saben sobre lo que efectivamente va a pasar. Y, de hecho, si el juego moral y ético ya se vislumbra en los primeros quince minutos, nos encontramos atrapados por una serie de cuestiones que nos tocan en cuanto seres humanos y, por esta razón, similares entre nosotros en la manera de portarnos. La cuestión de la inocencia, entonces, y el problema de no poder llegar a un resultado final satisfactorio (quedará siempre la duda) dejan paso a un texto que se configura como lleno de diferentes niveles e incapaz, por su propia elección, de darnos una única respuesta con la que saciar nuestra necesidad de que nos presenten un juicio unívoco. Es el mundo adulto, entonces, lleno de cuestiones que van más allá de la simple distinción entre bien y mal, y que nos indica que la vía para llegar a lo justo y lo ético no es siempre tan clara como podría parecer.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Jurado Nº2 (Juror #2),  EUA, 2024.

Dirección: Clint Eastwood
Duración: 114 minutos
Guion: Jonathan Abrams
Producción: Clint Eastwood, Tim Moore, Jessica Meier, Adam Goodman, Matt Skiena
Fotografía: Yves Bélanger
Música: Mark Mancina
Reparto: Nicholas Hoult, Toni Collette, J. K. Simmons, Chris Messina, Zoey Deutch, Kiefer Sutherland

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