Críticas
Apología de la compasión
La ballena
The Whale. Darren Aronofsky. EUA, 2022.
Un obeso profesor universitario intenta reconciliarse con su hija a la que abandonó hace 9 años. Entretanto, recibe la visita de un miembro de la Iglesia Nueva Vida, quien intentará brindarle ayuda espiritual.
Filme que inexplicablemente no integra la lista de nominaciones al Oscar 2023. Gran trabajo de Darren Aronofsky, junto a Samuel D. Hunter, basado en la homónima obra teatral del guionista.
La película contiene mucho de la vida de Hunter en dosis alteradas, repartidas entre los diferentes personajes. El punto de apalancamiento es la propia homosexualidad, las dificultades sociales en la adolescencia, y un salvataje obtenido en la pareja. Charlie conserva aspectos del guionista, pero su vida se entremezcla con otras cuestiones, donde el compañero fallecido constituye un rol diferente desde el fuera de campo, ausencia generadora de efectos que persiste en el discurso.
La obra hace carne en la humanidad del protagonista; un Fraser, descartado por la industria, resurge tras el llamado de Aronofsky para demostrar un conjunto de virtudes desconocidas hasta el momento. Expléndido desempeño que esperamos sea coronada con un Oscar.
No podemos dejar de hacer una mención especial a la nominación del maquillador Adrien Morot, responsable del diseño protésico: serie de adhesiones de piezas de silicona que conforman un traje refrigerado pleno de realismo ante la cámara.
Obra compasiva que denota la combinación de un falso optimismo en defensa de la integridad de un personaje abatido por desgracias no exentas de responsabilidad propia. Charlie necesita exculparse mediante la consecución de una gran obra. Un cúmulo de desgracias agolpadas van delineando una figura; la obesidad extrema y la dejadez impulsan la dinámica teoría de un mártir acallado en la reivindicación de una autenticidad consagratoria de la inteligencia humana.
El porvenir exhibe la rigidez de los sentimientos a modo de reivindicación y venganza; Charlie sufre en la tozudez de un autocastigo montado sobre la redención. Paradoja, resabio extremo atinente a un desmedido optimismo que se multiplica a manera de refugio, tal cual los relatos sobre ballenas de Melville. La clave está allí, Ellie y Charlie son opuestos, integran formas de defensa que, desde ópticas diferentes, apuntan a lo mismo; la positividad versus una desmedida agresividad que propone justificada venganza, protección frente a debilidades externas que emergerán ya consumado el final.
Una lección de vida se entreteje en la apariencia banal de algo que, a pesar de ser trillado, conserva el sentido. La autenticidad es garantía ofrecida a las relaciones humanas para un mundo mejor, dicho esto, Charlie es el primer transgresor de sus propios principios. Necesita creer en Ellie como producto de su ser biológico y en alivio a la gravedad de sus errores.
La laptop se estrella para abrir paso a la redención, se desvanece el mundo académico en la consagración de esa luz triunfante, que refuerza momentos del pasado en un alma que aboga por descansar en paz. Misión cumplida, el autocastigo abrió paso a un acto heroico sellado por el llanto de una hija; el sufrimiento vence al desprecio. Lo religioso se transforma en experiencia personal, como tal inaceptable. Salvación individual que calibra momentos necesarios; es la estructura de un filme que progresa, desde el autoproclamado calvario, hacia una dignidad fabricada a medida en el interior de un contexto hostil colmado de flagelaciones voluntarias.
Drama que circula sobre sus propios límites, entre la tragedia y el melodrama que exacerba la emoción, la diferencia opera en la condición empática liberada de frivolidad, prejuicio y cursilería barata. Fraser resuelve con solvencia los momentos más álgidos entre algún que otro toque de humor y optimismo. De hecho, la enfermedad objetiviza las tensiones, las afecta de una gravedad indiscutible, que no permite traspasar la barrera de un género a otro.
Puesta en escena lúgubre, en espacio cerrado, con poca iluminación y pasillos estrecho que contrastan con el tamaño del personaje. Movimientos de cámara en lentos y delicados círculos nunca completados, en general, por detrás del protagonista sentado en su cómodo sofá. Es el retrato de un ambiente de limitaciones no necesariamente establecidas por la distribución del mobiliario o el tamaño de la casa, sino por las posibilidades de Charlie. Son las reales restricciones que se conjugan tanto en lo físico como en lo emocional.
Irrumpen constantes primeros planos que trasmiten la intensidad de un sufrimiento que trasluce el esfuerzo en el control desbordado. El dolor no se esparce desde la fragilidad, sino desde la valentía del intento por conservar la dignidad, no es mostrado a manera de recurso exacerbado y recurrente, sino en diferentes dimensiones en la complementariedad de los personajes. Se sobrepasa el control, denominador común a la llegada de expresiones que dotan de autenticidad la ficción. Todo el filme busca la legitimidad de un sentimiento empeñado en escabullirse a pesar de los espacios.
Charlie monta una estructura que solicita una oportunidad de compasión y redención. El pecado devuelve un desafío en la carne, la vida se sobrepone a lo espiritual en la confrontación, Thomas es sacado de su rol artificioso. Un alegato al respeto por lo humano, a la salvación de la identidad por las buenas acciones para con el otro. Más allá de moralinas convencionales, el rol de padre se vuelve necesaria compensación ante la ausencia.
El suicidio golpea y cuestiona, es legado para nuevas misiones en la vida; Liz y Charlie se contraponen a un Thomas que, desorientado, busca el sentido en medio de conflictos donde la complacencia familiar colisiona en la rebeldía adolescente.
Lo material en un papel preponderante, lo espiritual se subordina y asocia, en su éxito, a las condiciones de la muerte: “Necesito saber que he hecho una cosa bien con mi vida”. Pero, también es condición de castigo en atracones que empeoran la salud. La aniquilación de la ballena es real, es el ensayo de Elli y la desgracia de Charlie, se construye para la propia destrucción, el desplazamiento constituye la metáfora de un conglomerado de acontecimientos que debieron evitarse.
Un “hacer bien con la vida”, una proposición en términos de instrumento, ya no de tránsito, algo que se tiene en materialidad para el hacer; lo significativo en la búsqueda de Charlie no es una cuestión espiritual, sino de expresión del propio ser en utilidad para con los demás. La salvación se encuentra en la oportunidad aprovechada, en el reconocimiento y mutua aceptación.
Aronofosky habla al espectador desde Charlie, nos sitúa en el lugar de los alumnos, la virtualidad de la cámara, primer plano donde una simple clase nos alerta acerca de lo realmente importante para la vida. Es la destrucción de convencionalismos a tiempo, la formulación de una existencia satisfactoria. La experiencia vence a lo académico como operador de lo preestablecido, concepto del cual también participa la religión como obturador del despliegue en la sinceridad de lo que uno es. Los escritos de un niño de 8 años poseen la autenticidad de lo ingenuo e incontaminado, por eso, la importancia en el reconocimiento del ensayo sobre Moby Dick. La prueba como intento de superación por la escritura.
De lo mejor de 2022, un relato que sensibiliza, una intensa tragedia que desdibuja la noción de linealidad temporal; más allá de algún aislado flashback, transcurre en la agonía de una difusa semana en el interior de un recinto excedido de espacios vacíos. Habitaciones que servirán para albergar dramas semejantes de diferente intensidad. La ausencia de sinceridad es clave en el sufrimiento; The Whale nos transporta a un universo de subjetividades esparcidas sobre un común denominador: la negación de uno mismo. Charlie será el eje que intentará rescatar a la humanidad con su ejemplo, la prédica tardía exigirá un sacrificio.
Ficha técnica:
La ballena (The Whale), EUA, 2022.Dirección: Darren Aronofsky
Duración: 117 minutos
Guion: Samuel D. Hunter. Obra: Samuel D. Hunter
Producción: A24, Protozoa Pictures. Distribuidora: A24
Fotografía: Matthew Libatique
Música: Rob Simonsen
Reparto: Brendan Fraser, Sadie Sink, Hong Chau, Ty Simpkins, Samantha Morton, Sathya Sridharan, Jacey Sink
para mi fue el inmenso amor que el padre demustra a su hija para recuperar su ausencia. Ella grita y grita su dolor con insultos y el responde con amor, con admiracion. Tambien en la pelicula hay otros simbolos de perdon y de amor, como el de la enfermera que lo ama y a la vez lo perjudica al darle tanta comida, pero lo cuida y lo protege. El de la esposa que con su actitud hacia el novio del esposo lo ayuda en una ocasion a cargar sus mercancia y a verlo sin odio ni rencores. El de la hija que ayuda al misionero a que lo perdonen sus padres y logre seguir su vida con amor y de esa manera esta perdonando al padre. El del chico de las pizzas que sin conocer a Charlie le pregunta como esta y llegan a conocerse sin verse de sus nombres y tener un contacto, un acto de caridad y de amor por el projimo. La vida de Charlie que se atrevio a experimentar el amor completo con su novio aunque le costo el haber abandonado a su familia y despues arrepentirse terriblemente………
Es emocionante ver como al salir de cine sin conocer a los que estaban en la sala, se hacen demasiados comentarios, se siente un ambiente de hermandad y frases de todas indoles, pero lo que si queda claro es el Amor por el próximo y hasta donde un padre que a fallado a su familia, quiere resuarcir su falta hasta con su muerte con el deseo de ser perdonado. Esta pelicula da para un analísis y muchas tertulias. Super recomendable. Muy excelente.👍👌🙏
La vi hoy,aún sabiendo que me iba a tocar de cerca,sentía que mi propia historia con mi mamá que falleció por obesidad morbida la estaba viendo pasar frente a mís ojos,todo lo que le reclamé todo lo que no pude hacer,lo que me pasaba por la mente se me presentó con un nudo grande en el pecho,sentir que a medida que iba pasando la película podía entender muchas cosas y al mismo tiempo no poder decirle lo que guardaba cada vez que la veía así,el dolor que se llevaba a cada bocado día tras día,ella comiendo y yo con mí lucha interna para poder superarlo.Me gustó mucho la película y me tocó cada fibra de mi ser.
Excelente película, la interpretación del protagonista es estupenda, el Oscar otorgado al mejor actor, es lo menos que él se merecía.
Muy buena película! Si bien hay una gran historia, un gran guión, etc como sin mostrar tanta locación llega a capurar el interés de la pelicula desde el primer instante. Otro! La representación del amor. La enfermera y amiga q lo cuida y q tambien lo perjudica pero sobre todo q lo protege… El amor y admiración de Charlie por su hija al q abandonó…
Me quedo corta expresando q quedé encantada al ver esta película, lo ví con una persona especial q hoy no está conmigo. No por que murió, sino porque decidió tomar un rumbo diferente al mío. Le dije que yo quería ser Liz en su vida. Creo q lo asusté!
Lamentablemente yo no puedo decir lo mismo que muchos otros alabando la pelicula, me parece que esta sobrevalorada. Todo la pelicula transcurre en una habitación, con solo 5 personajes. La trata es sosa, autolimitada y hasta bizarra. La verdad no creo que sea una de las mejores peliculas que he visto. No me gusto para nada. Por otro lado Brendan Fraser, no fue una de sus mejores interpretaciones. Lo unico que desea era la palabra «INCREIBLE». No digo que mereciera el Oscar, pero no por la interpretación, tal vez por volver a la pantalla despues de algun timepo desaparecido y por las cosas que vivio.
Me parece increíble y valiente, en estos momentos en que la apariencia física se ha convertido en el centro de la vida.
La imagen que transmite de la degradación humana como consecuencia de la falta de aceptación de los demás, física, afectiva y social.
Por el contrario, aún deja esperanza para que todas esas personas que se ven a ojos de los demás, diferentes, tengan opciones de sobrevivir en esta sociedad tan cruel e insolidaridad con lo diferente.
Maravilloso mensaje!!