La ciudad perdida

Sandra Bullock es una actriz que se mantiene activa en el mundo del cine, con una capacidad para explorar una diversidad de roles, que me han atraído. Así que sin mayores dudas decidí ver La Ciudad Perdida y me gustó bastante. Es una historia de aventuras basada en el tema clásico de los buscadores de tesoros en una exótica isla, que mediante su inteligencia para descubrir claves y dejarse llevar por circunstancias apropiadas, van avanzando sistemáticamente, venciendo obstáculos, en competencia con un habilidoso villano. Sandra Bullock hace el papel de una novelista que escribe aventuras amorosas picantes, cuyo trasfondo tiene ribetes arqueológicos. Bajo el hechizo de extrañas coincidencias, la protagonista resulta viviendo en la vida real una de sus novelas, sintiendo que se recrean en ella sus experiencias con su fallecido esposo, un famoso arqueólogo y explorador, a quien acompañaba en sus giras, y a quien admiraba y amaba con pasión.

Sandra Bullock gusta de la comedia en sus roles, en los cuales se ve arrastrada a aventuras inesperadas en medio de ambientes cómicos a los cuales ella contribuye con su gracejo, sus expresiones corporales, la forma en que se viste y sus diálogos. Pero lo hace sin que se pierdan los elementos de intriga y suspenso, que forman el tejido esencial de la película, de tal manera que la peligrosa aventura a que se someten los buscadores del tesoro está llena de misterios, pero nunca se pierde la noción subyacente de que realmente es una divertida y entretenida búsqueda. No podrían faltar elementos de romance en una cinta con protagonistas de atractiva presencia, en medio de frecuentes oportunidades para que surjan los encuentros; cada vez más se desencadenan las escenas en las cuales se da la inesperada cercanía de los dos seres que emprenden la aventura. Aunque tienen apabullantes razones para la desconfianza y para desafiarse mutuamente, van descubriendo que se hace grata la unión, a medida que las aventuras los obligan a actuar como pareja.

Dejando de lado los aspectos aventureros y cómicos, nos encontramos con una historia más profunda. Se trata de una mujer que ha vivido presentando las escenas de la existencia del mundo exterior. A pesar de su evidente inteligencia y de su capacidad para escribir e imaginar, mucho de lo que le ha sucedido pertenece a mundos paralelos, que no han sido vividos como realidad personal. De pronto todo cambia cuando se acerca a su vida un curioso personaje, mitad villano, mitad científico, que la lleva a una isla y a una ciudad perdidas, obligándola a tener experiencias propias en cada una de las cuales se juega la vida.

Entonces se vuelve protagonista de una novela real. El ambiente y los paisajes son los clásicos de muchas de estas películas: una ciudad perdida, el trópico exuberante, un volcán amenazante, precipicios y cascadas; una misteriosa cueva, una tumba perdida, una romántica historia de amor que ha quedado narrada en claves arqueológicas y místicas; una hermosa isla y el mar azul que siempre atrae. Y múltiples protagonistas e historias para matizar la narración y darle un sentido de contacto con la lucha entre el bien y el mal y con las realidades del mundo comercial y real: funcionarios, ejecutivos ambiciosos, promociones de libros, nostalgias y aventuras editoriales. Una rica mezcla de elementos bien manejada que nos da ocasión para que nos perdamos imaginariamente en una cinta que narra las locuras de una mujer que vive realmente lo que su desbordada y picante imaginación ha creado y narrado en forma de novela, hasta que la realidad, su propia realidad, sea más atractiva y desbordada que la ficción. Quizás todos seamos novelistas, aunque no escribamos novelas de éxito. Seguramente podríamos vivir esas aventuras noveladas como realidades existenciales excitantes cotidianas, cuando identifiquemos tesoros escondidos y claves reveladas que podemos enfrentar con una mezcla de humor, amor y curioso suspenso.

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