Críticas
Convocando la magia musical
La clase de piano
Otros títulos: El prodigio, In your Hands.
Au bout de doigts. Ludovic Bernard . Francia / Bélgica, 2018.
Me encantan las películas relacionadas con la música y, singularmente, las que tratan temas de música clásica y de canto bello. Siento que son ocasiones para disfrutar de las aventuras, de los triunfos, frustraciones, expectativas y misterio que con frecuencia son parte de los exigentes tránsitos por esta vocación, una que implica enfrentarse a públicos y jueces severos y dedicar horas y horas, disciplina y persistencia hasta lograr los objetivos deseados. También son ocasiones para disfrutar de música de alta calidad, ejecutada por orquestas y solistas prestigiosos, reproducida con la brillante fidelidad de los sistemas disponibles hoy. En esas reproducciones el espectador se acerca detalladamente a los intérpretes, a los instrumentos, a los ambientes y al público, entrando a compartir variadas emociones y vivencias, llegando casi a experimentar una íntima relación con todos estos aspectos. No faltan tampoco, en este tipo de filmes, tramas e historias y matices de suspenso, de frustraciones y de alegrías, además de dosis bien suministradas de investigación, de solución de problemas, de conflictos a resolver.
Se podría decir que casi siempre se conocen las tramas y los desenlaces comunes en este género: surge inesperadamente un artista, generalmente alguien que muestra talento promisorio, pero en estado bruto. Aparecen también tutores, profesores, ángeles de la guarda, patrocinadores, agentes musicales, productores. Su mayor tarea es convencer al genio en ciernes de sus capacidades, vencer sus reticencias, sean estas por timidez o por orgullo o por limitaciones para comunicarse y para vencer ambientes negativos. Se desatan procesos formativos, de entrenamiento, de presentaciones, de comunicaciones, de introspección, de crecimiento personal. Se crean expectativas y desafíos, para llegar el clímax, al triunfo, al fracaso momentáneo o inclusive fatal. Luego el artista, más formado y más maduro, debe enfocar su vida, su vocación, su diario deber y enfrentarse a los fantasmas normales del desgaste, el cansancio, la rutina, la fama, las presentaciones y las tentaciones consiguientes.
Dado lo anterior, pienso que no hay que juzgar estas películas tanto en el sentido argumental, sino más bien desde el punto de vista de las emociones, las vivencias, la identificación con el hecho musical. Es algo así como asistir con frecuencia a conciertos, a la ópera, a la zarzuela, a un musical o al teatro. Aunque se trate de repeticiones y conozcamos los argumentos, siempre será excitante vivir y revivir las historias al calor de la excelencia, de la interpretación y de la emoción de la música y de la actuación.
Examino acá precisamente aspectos llamativos en esta película, que se me antoja de muy buena factura y que recomiendo visionar. En este caso, el joven prospecto se está dejando llevar en su vida por pesados ambientes barriales, casi a punto de convertirse en un sujeto criminal. Si bien se conoce a sí mismo como un avezado intérprete del piano, habiendo tenido la fortuna de recibir las amorosas y eficaces enseñanzas de un inesperado maestro ya desaparecido, no tiene referentes ni estímulos para sentir el necesario orgullo y la autoestima que lo lleven a preferir una carrera musical a una vida de aprendiz de la criminalidad. Entonces nos acerca la cinta a estas ambivalencias y a esas presiones de amigos y familiares que pueden bendecir o condenar. Aparece entonces el azar, la afortunada coincidencia cuando un buen individuo se lo encuentra en uno de los raros momentos de libertades musicales que se da el joven genio. En un juego de intuitiva persistencia se convierte la trama, en la lucha de uno o dos que creen y de los que se resisten a creer y experimentar.
Eventualmente, el eje central es el proceso de enseñanza-aprendizaje, con todos sus desafíos, que se resuelve a base de maestría docente, condimentada con empatía, insistencia, creatividad metodológica, atrevimiento y apuestas a toda prueba. Siempre es valioso examinar alternativas docentes y educativas, ya que este antiguo asunto todavía ofrece variantes que el cine puede escenificar, de modo que entre todos se vayan planteando las claves que permiten que broten las semillas del conocimiento creativo y gustoso en estudiantes capaces, quizás interesados, pero díscolos, con los cuales la frustración y el desánimo pueden ser muy dolorosos. Como la música se oye y nuestra capacidad de atención auditiva puede ser de alta calidad, ser testigos de estos procesos en el campo musical es una gran oportunidad de imaginar y de sentir.
Ahora, cuando avanzan los procesos y se trata de sujetos turbulentos y perturbados, siempre habrá un inestable equilibrio y una lucha por establecer zonas de contacto balanceadas y firmes. Como sucede en esta película, si la persona descubre regiones personales de confort, puede liberarse de los desánimos y de sus demonios y alcanzar la deseada trascendencia, en la cual se combinan el logro, la autoestima, la excelencia y la seguridad. Hay mujeres sensibles en el mundo de la música, capaces de penetrar la indiferencia y la inseguridad y es allí donde el genio encuentra razones para enamorarse, apostar y ganar. Hay belleza increíble y amores profundos también en las piezas musicales que pueden desafiar, encantar y atraer. Hay también circunstancias que se pueden aprovechar. Al menos en el cine, tales constelaciones y tales estrellas se pueden alinear, para disfrute general y encanto de los que gustan de esas combinaciones. En tal caso, la música genera fácilmente la necesaria magia, que queda al alcance de la mano.
Trailer:
Ficha técnica:
La clase de piano / El prodigio, In your Hands (Au bout de doigts), Francia / Bélgica, 2018.Dirección: Ludovic Bernard
Duración: 106 minutos
Guion: Johanne Bernard, Ludovic Bernard
Producción: Cédric Iland, Eric Juhérian, Nadia Khamlichi, Adrian Politowski, Mathias Rubin
Fotografía: Thomas Hardmeier
Música: Harry Allouche
Reparto: Jules Benchetrit, Lambert Wilson, Kristin Scott Thomas, Karidja Touré, André Marcon, Michel Jonasz, Elsa Lepoivre, Vanessa David, Samen Télesphore Teunou, Xavier Guelfi