La directora de orquesta

No importa el que muchos piensen que La directora de orquesta, basada en la vida de Antonia Brico, es una película que busca aprovechar el oportuno tirón por el que pasa el tema del feminismo y la defensa de los derechos de la mujer, para destacar y obtener réditos. Me temo que tendrán que haber todavía  muchas más películas y voces que se alcen en favor de la igualdad femenina y en favor de otras injusticias sociales para que este mundo en el que vivimos sea más justo. Bienvenidas todas estas propuestas.

La directora de cine Maria Peters, holandesa como Antonia Brico, hacía tiempo que quería realizar una cinta sobre su vida. El ser mujer y compartir nacionalidad con Antonia le había hecho fijarse en un documental sobre la vida de la directora de orquesta realizado en 1974 y que estuvo nominado a los Oscar,  Antonia, a Portrait of the Woman, de Judy Collins y Jill Godmilow, un documental de estética underground con entrevistas a la propia Brico que hizo resurgir brevemente la figura de esta directora de orquesta. De hecho, la cantante Judy Collins había sido alumna de Antonia y sentía admiración por ella. Años después, Maria logró contactar con un primo de Brico para ahondar más en su biografía y construir un guion inspirado en esta gran mujer. Pero probablemente ha sido ahora, cuando movimientos como el  #MeToo han hecho saltar a primera página muchos de los tratos indignos que reciben las mujeres, cuando ha sido fácil encontrar financiación para este film.

Aunque desconozco muchos de los detalles de la biografía de Antonia Brico, creo que resulta evidente el hecho de que Maria Peters ha idealizado y maquillado bastante algunos de los episodios de la historia en pos de lograr una película que encandile mejor al público. Peters realiza un film muy del corte hollywoodense,  que no europeo, con bastantes medios de producción, para conseguir que nos rindamos ante  la pasión, valentía y gran inspiración que genera este  personaje. No parece que la directora de orquesta fuera tan bella como la actriz Christanne de Bruijn.  Y probablemente su mecenas, Frank Thomsen, interpretado por Benjamin Wainwright, no fue tan generoso con la directora ni tuvo un papel tan íntimo y cercano en su vida. Peters polariza la trama y pone a Antonia frente a un gran dilema: ser la primera directora de orquesta mujer de la historia, enfrentándose para ello a las convenciones sociales de la época o abandonar su carrera en pos de un confortable matrimonio  con el hombre al que tanto amaba.

Lo que sí es cierto es que Antonia debió de escuchar muchas veces que haría mejor casándose y teniendo hijos que dedicándose a cumplir un sueño impensable para una mujer de su época. Y así de revelador fue el comentario que hizo el dueño de la sala donde la directora dio su primer concierto en Nueva York: “Cuando cierro los ojos casi no puedo distinguir si está dirigiendo un hombre o una mujer”.

Dejando un poco al margen los motivos que puedan haber llevado a Maria Peters a maquillar el guion, lo cierto es que la película se disfruta mucho, tanto por la estupenda ambientación como por los elementos narrativos que logran mantener la emoción durante todo momento sin que decaiga. El personaje de Antonia es todo pasión y fuerza, convirtiéndose en un elemento inspirador que nos contagia. No quiero dejar de destacar el trabajo del actor transgénero Scott Turnes Schofield, en su papel de Robin Jones, amigo incondicional de Brico.

El trabajo de dirección de Peters es notable y cumple su objetivo: homenajear a Antonia Brico y poner de manifiesto que la excelencia no es una cuestión de género.

Después de ver la película y de apreciar la determinación de esta gran mujer y su capacidad para no rendirse, parece que algo del espíritu de Antonia se queda con nosotros y nos sentimos con más resolución para perseguir todo aquello que nos propongamos.

Tráiler: