La extraña fuente de la fortuna

Paisa Bolta Hai significa en hindi el dinero habla, nombre bastante apropiado para este divertido y a la vez dramático filme indio. Siempre es interesante el cine como elemento de narrativa cultural, con sus aproximaciones a la vida cotidiana. Es la India el segundo (por muy poco no el primero) país más poblado del mundo y con seguridad es uno de los más pintorescos. Dentro del universo indio, es Mumbai una ciudad absolutamente singular, enorme conglomerado donde sucede de todo. Por ello no suena extraño que una banda de mafiosos utilice un edificio urbano cualquiera como depósito de sus dineros mal habidos, resultado de sus negros negocios y que lo haga rellenando los tubos de desagües de aguas con bolsitas de dinero convenientemente empacadas. Tampoco sería tan fantasioso que un ama de casa agobiada por las deudas y los afanes del hogar y de su extenuante trabajo resulte descubriendo que los desagües de su humilde apartamento, convenientemente situado en el edificio de marras, se pueden convertir en una extraña fuente de inesperada fortuna y en una salida a todos sus males económicos y personales.

El cine de la India posee una maravillosa capacidad para la fabulación, en consonancia con las antiguas tradiciones seculares y religiosas de estas legendarias tierras. Es así como las historias que se cuentan en el cine están inundadas de lecciones y de moralejas, a través de variadas narraciones secundarias, en general entretenidas, llenas de colores y de piezas musicales. Dentro de este contexto la protagonista trabaja en un banco como empleada disciplinada, lo cual permite al filme describir las argucias que ella arma para hacer que el dinero que encuentra fluya como debe ser, protagonizando dos o tres tramas adicionales, bastante dramáticas e inesperadas. Igualmente se enlaza la historia con las circunstancias que vive todo el país cuando el gobierno ordena que sean recogidos los billetes de ciertas denominaciones, lo cual nos permite ser testigos de los atropellados movimientos de las multitudes que acuden al banco a cambiar sus billetes, bajo la amenaza de plazos y límites estrechos. Acá sí que habla el dinero, sí que entendemos el papel del gobierno como extraña fuente de las fortunas y nos paseamos por las curiosas formas en que se comporta la gente cuando de dinero se habla.

Todavía hay historias para contar, naturalmente, varias de ellas también relacionadas con el dinero. La protagonista y su esposo, originalmente son músicos (guitarrista y compositor él, cantante ella), agobiados por la frustración de no haber ganado un gran premio cuando en la final ella enmudeció nerviosa… dando origen a una sensación de fracaso que dañó sus vidas, que lo convirtió a él en un casi-vago, lastre para el hogar, y a ella en una sacrificada esposa-empleada-proveedora. Obviamente, la película encuentra la forma de enganchar esta historia a la trama principal y de ofrecer las correspondientes lecciones de vida. Como sucede también con los vecinos del edificio, que se convierten en coprotagonistas decididos de varias de las tramas, permitiendo visualizar el amplio rango de comportamientos humanos, desde el egoísmo hasta la solidaridad.

Dejando de lado los acontecimientos, podemos resaltar distintos aspectos destacables en el filme. Me quiero detener en la oportunidad que tenemos de reflexionar sobre el significado que damos al dinero, a los bancos, al gobierno, al papel moneda; sobre el papel extraordinario que cumplen el estado, el aparato financiero y bancario para racionalizar los intercambios económicos, que probablemente serían una locura y una fuente de grandes disputas en nuestras sociedades tan enormes y tan complejas, si se utilizaran solamente las antiguas formas de trueque y de atesoramiento, basadas en mantener el dinero o los bienes escondidos bajo colchones o debajo de arrumes de ropas en los armarios.

Otro asunto tiene que ver con el crimen en sus variadas manifestaciones, siempre atraído por las posibilidades de vencer al sistema con los diversos tráficos ilegales, el asalto, el robo y el lavado de dinero, arrastrando a sus confusas redes a las personas y entidades que se dejan atrapar por los dineros fáciles y la corrupción.

Así como la protagonista y sus círculos cercanos se ven en la necesidad de asumir papeles y circunstancias, incluyendo enfrentarse al crimen, so pena de perderlo todo, nos podemos preguntar qué enfoque podemos tener para un manejo más elegante del dinero, de manera que seamos nosotros los protagonistas y los que hablemos y no tanto él, el dinero; especialmente, cuando se tiene la amenaza de caer en situaciones extremas y riesgosas. Mantener el ritmo de vida siempre será un desafío y el cine encontrará en las historias relacionadas un campo fértil. Como lo es, también, definir los papeles de hombre y de mujer en el hogar y en la sociedad, otro asunto que este filme trata con abundancia y mirada provocadora, resaltando que la inteligencia y la creatividad femenina, con frecuencia, tienen la clave de las soluciones de los más enredados problemas.

Resalto de nuevo que el cine de la India está ganando cada vez más espacios entre los espectadores, en comparación con el cine de Hollywood y el europeo, quizás estos muy centrados en tratar temas de avanzada, bajo esquemas políticamente correctos, con frecuencia extraños a las realidades o a las creencias y valores de grandes sectores de la población. De todas formas, es bien interesante la capacidad del cine para fluir, para crecer, para adaptarse, para encontrar ganancias y mercados, para acercarse a la enorme variedad de creencias y de valores que existen universalmente.

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