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La hipermodernidad vista desde 1492: La conquista del paraíso
La hipermodernidad y la modernidad
La historia de Cristóbal Colón constituye uno de los grandes hitos de la humanidad. Se trata de un personaje controversial, tanto en su época como a través de la historia. Descubrir un mundo nuevo solamente ocurre en muy contadas ocasiones. Hacerlo “bien hecho” no ha ocurrido nunca. Siempre el descubrimiento ha significado en último término la destrucción de valores ecológicos, culturales, espirituales, humanos. Es algo casi que imposible de evitar, ya que los descubridores tienen un poder desproporcionado con respecto a lo que descubren y el mero hecho de descubrir implica dañar. El principio de la incertidumbre de Heisemberg se aplica acá: cuando uno se aproxima a una realidad finamente, no la logra conocer, siempre quedan variables sueltas, orígenes de la incertidumbre y mientras más se acerca el observador a la realidad, menos logra llegar a la determinación de todas las variables. Esto también tiene que ver con las herramientas que se usan para conocer. Si estas herramientas son de tamaño mayor que el objeto, este es destruido por la herramienta y no se llega al verdadero conocimiento. Si quiero examinar una hormiga con una navaja, la mato y no puedo observar su vida, sino su muerte; debo utilizar micronavajas y trabajar con microscopios sofisticados, o la tengo que filmar o fotografiar. Si me quedo en el plano normal, en el cual soy un observador enorme armado de navajas, no penetro la realidad de las hormigas, apenas la puedo teorizar.
Igualmente, si soy un descubridor armado de arcabuces, gigantescos veleros, montado en caballos, experto en estrategia militar y dotado de ideas poderosas, no logro aproximarme a las poblaciones nativas sin dañarlas.
¿Y cómo podemos observar estos procesos? La hipermodernidad ofrece una mirada especial a la realidad, en la cual el hombre se ha armado de herramientas hipermodernas, es decir, derivadas de la física moderna. Gradualmente el hombre se atreve a desprenderse de las herramientas tradicionales de la física newtoniana y utiliza otros enfoques para descubrir una realidad fantástica, que podríamos llamar “de película”. Las comparaciones siguientes nos muestran las dos visiones:
Con visión de modernidad (que podríamos denominar como lo newtoniano, lo objetivo): Los objetos se pueden estudiar con precisión, existe lo objetivo; el tiempo es lineal y absoluto; la realidad se puede analizar en forma precisa, separar en partes definidas, con límites propios; la energía se distribuye de forma continua, sin vacíos ni saltos; el observador es independiente de la realidad; siempre las cosas se pueden ordenar, con base en la inteligencia y en el trabajo, se pueden alcanzar los ideales; los fenómenos son predecibles, basta con descubrir las leyes que los gobiernan.
Con visión de hipermodernidad (lo que podríamos llamar lo cuántico, lo relativo): Los objetos presentan indeterminaciones, existe la certeza de la incertidumbre; el tiempo tiene aspectos circulares y alta relatividad; la realidad se compone de aspectos complementarios, interrelacionados, dinámicos, difusos; la distribución de la energía en ocasiones es discreta (discontinua), es decir, aparece en forma de “cuantos”, con valores preferidos; el observador afecta la realidad con el simple hecho de observarla; la realidad afecta al observador; hay una tendencia invencible al desorden, que implica la imposibilidad de los estados ideales; muchos fenómenos son caóticos e impredecibles y dependen significativamente de pequeños efectos.
Historias en el filo de la navaja
“En la última década del pasado siglo, las nuevas tecnologías empiezan a proporcionar nuevas maneras de hacer cine, que en muchos casos conducen a un abarrocamiento visual, a una imagen excesiva, que bien se puede hermanar con la violencia, pero que también proporciona múltiples miradas y reformulaciones sobre nuestra identidad y nuestro pasado, dando lugar a la hibridación o transformación de los géneros cinematográficos”1. ¿Qué es el abarrocamiento sino un esfuerzo del observador por señalar los miles de aspectos sorprendentes de una realidad que se escapa a su análisis sereno y objetivo?¿Qué es una imagen excesiva sino el intento de proclamar a los cuatro vientos el impacto del desorden inherente, del caos maravilloso que responde a la creatividad, de la energía que salta aquí y allá cuando se estimulan los objetos con las nuevas herramientas visuales? ¿Qué significa la violencia sino el despertar de un orden nuevo que ha estado dormido o el despertar rebelde de los mundos que se resisten a ser descubiertos por observadores poderosos e indiferentes? Con las múltiples miradas el observador trata de explicar lo inexplicable, lo difuso, lo confuso, lo variable, lo complejo, lo que lo emociona, lo que lo afecta. La hibridación y la transformación son manifestaciones de que la realidad se compone de aspectos complementarios, interrelacionados, dinámicos, difusos.
Me ha parecido que para examinar estos aspectos en el cine es bien relevante referirse a 1492: La conquista del paraíso, una película que trata de describir el surgimiento de una nueva era, de un rompimiento, de una hipermodernidad de la época. Es una cinta dirigida por Ridley Scott, producida por Ridley Scott y Alain Goldman, con guion de Roselyne Bosch, música de Vangelis y fotografía de Adrian Biddle. En el reparto estuvieron Gérard Depardieu (como Cristóbal Colón), Sigourney Weaver, Armand Assante, Fernando Rey y Ángela Molina.
Se trata de una historia del descubrimiento de América entre 1492 y principios del siglo XVI, centrada en la vida de Cristóbal Colón. Se adentra en lo que va sucediendo en la mente del gran navegante, y el espectador siente que penetra en sus pensamientos, en sus emociones, en sus sueños, en sus frustraciones, lo cual se logra con la excelente actuación de Gérard Depardieu. Es evidente que el actor se ha identificado con este complejo ser humano. Los ojos son el espejo del alma y en ellos se refleja con transparencia todo lo que experimenta el personaje. En varias escenas de primerísimo plano, el personaje son estos ojos soñadores, decididos, tristes, frustrados, humildes y orgullosos según la ocasión.
Hay que considerar que una vida tan compleja y tan contradictoria como la de Colón es imposible de presentar en un guion de cine, que por necesidad es corto, lacónico y resumido. Sin embargo, Roselyne Bosch acierta con maestría, capturando momentos esenciales, de manera que el espectador se mete en el personaje y lo absorbe. En cuanto a la selección de los momentos, de las escenas y de los tiempos, el director pone el énfasis en los pensamientos, en las emociones de Colón, más que en los aspectos históricos. Resalto tres momentos: la elevación de la campana de la ciudad de Isabella y los dos encuentros con los catedráticos de la Universidad de Salamanca. Con toda lentitud, con todo detalle el director juega con los planos, oscilando entre los gestos y las miradas de Colón y los otros personajes y ambientes. El espectador está allí, al lado de Colón, es Colón.
Los personajes que rompen esquemas, como Colón, se mueven en el filo de la navaja, entre el idealismo y la ambición. Por eso sus hazañas son épicas, espectaculares, como corresponde al mantenimiento de equilibrios desafiantes e imposibles. En verdad la vida del gran navegante se mueve entre su visión soñadora, sufrida, idealista, de viajero épico al modo de Ulises, de Jasón, de Eneas, y la visión práctica, comercial, negociante, al modo de Marco Polo y sus familiares. Quizás por ello se hace acompañar de sus hermanos y de sus hijos, mientras que su mujer espera con humilde paciencia al navegante aventurero. Quizás por ello casi no llega al continente deseado, atrapado entre las islas tropicales y feroces de un nuevo mar Egeo. Quizás por eso, sus hazañas van mezcladas de aspectos mundanos y exhibicionistas, como cuando llega a las Cortes rodeado de pájaros y de indios.
Es de anotar que esta película se hizo con todos los medios, incluyendo el que fuera en su día el mayor presupuesto en la historia de las coproducciones europeas, en su mayor parte aportado por el Ministerio de Cultura español. Se dice que su estreno, luego del de otra película sobre Colón (Cristóbal Colón, el descubrimiento) que recibió críticas negativas, redujo el interés de buena parte del público por esta segunda película, en realidad, considerada por la crítica como claramente superior. Se trata de estos aspectos sorprendentes de las relaciones entre los públicos, la crítica y el cine, que en ocasiones, como esta, cierran las opciones para que la gente se aproxime a una obra valiosa. De hecho, en mi propio caso, no vi la película en su momento, quizás porque la asocié con una historia conocida y estudiada por mí (cuando en realidad no era así).
Algunas miradas de “1492” desde el multiculturalismo
De cierta forma la gesta del descubrimiento es el gran origen de los movimientos masivos y de la destrucción cultural de “otro”, de la gestación del que algún día se convertiría en el moderno inmigrante, marginado, foráneo. Las actuales migraciones hacia Europa de latinos, africanos, musulmanes y asiáticos pobres tienen que ver con el gran evento de Octubre de 1492. Por ello es importante adentrarse en la mente del personaje central y preguntarse: ¿En qué pensaba, cuál era su sueño, qué pasó cuando del idealismo se pasó al desastre cultural, a la destrucción de valores y de espacios, por una parte, y a la hibridación y al mestizaje, de otra? Al mismo tiempo, ¿qué hay en la mente de los españoles, transcurridos ya quinientos años?
Pienso que la película se atreve a hacer planteamientos que rompen esquemas. Sigue siendo una minoría la que tiene una visión apreciativa, idealista, abierta, humana, sobre el otro. Lo muestra la baja acogida de la película entre el público. Una mayoría ve con indiferencia el aspecto idealista del descubrimiento y se resigna a aceptar a regañadientes sus consecuencias un poco fastidiosas: el mestizaje con esas extrañas razas que fueron destruidas como tales y que ahora se presentan inevitablemente, mestizas y mezcladas, en la antesala de la propia casa. Esa mayoría esconde la mirada, un poco avergonzada, hacia esas épocas de gloria violenta pasada, que ya no se aprecian y no sabe qué hacer o qué decir sobre ellas o sus consecuencias.
A pesar del hipermodernismo novedoso, las personas se resisten a examinar la complejidad y sus profundas implicaciones. Una película como esta, que exhibe el alma humana de un personaje que existió hace quinientos años, se descarta y se menosprecia como opción para hacerse preguntas fundamentales: ¿Qué papel juega un habitante europeo ante el trópico salvaje, además de la mirada benevolente y curiosa? ¿Qué capacidad existe para apreciar valores sorprendentes, más allá de la curiosidad? ¿Es posible la hibridación real con el otro diferente?
Una posibilidad interesante de examinar es la siguiente: ¿Qué hubiera resultado si la película se hace más deliberadamente teniendo en cuenta el punto de vista de los americanos, tanto de los nativos como de los mestizos? Se trata de una película financiada por España, en un país de rica tradición cineasta y, a pesar de ello, prácticamente carece de puntos de vista españoles en su dirección o concepción, y muchísimo menos de puntos de vista mestizos o nativos americanos. No quiere decir esto que los realizadores carezcan de una visión amplia, por el contrario, se aprecia el esfuerzo por adentrarse en lo americano, pero se queda corto por lo ya señalado. Nos podemos preguntar: ¿Cómo hubiera sido la película hecha por el “otro”?
Quizás todavía falta maduración en América y en España misma, para superar la visión educada eurocentrista que critica a Occidente y a sus nefastos descubrimientos, pero desde la ética, desde el menosprecio por lo sucedido. Visión que todavía no se atreve a plantear alternativas para la plena aceptación del “otro” que ha resultado de tales aventuras de conquista.
¿Logra escaparse la película del retrato-robot del discurso eurocentrista, tal como lo señala Stam? ¿Se mantiene la trayectoria histórica lineal que va desde Grecia clásica, pasando por Roma imperial, por las capitales metropolitanas europeas y los Estados Unidos? Pienso que sí y esto sucederá en la medida en que no haya enfoque en los personajes del otro lado, como tales. En 1492 hay un débil intento por colocar a algún personaje indígena en el centro, al menos en ocasiones, pero se hace en cuanto a que dicho personaje se adapta, no en cuanto a que pueda pensar distinto.
¿Se mantiene la idea de “Occidente” como fuente de un progreso inherente en cuanto a instituciones más humanas y más participativas? Pienso que sí. Colón es idealista como lo puede ser un europeo consciente. Se vislumbra algún impacto de las nuevas tierras, de sus misteriosos habitantes en el desarrollo de una nueva visión para Colón, pero no se aclara bien qué fue lo que lo impactó, además de su propio humanismo, rebeldía e independencia. No se aprecia la secuencia influyente, apenas si se adivina y más que todo basada en el paisaje lujurioso y tropical.
¿Se observa la idea eurocentrista de ignorar las tradiciones democráticas no europeas? Pienso que sí, en la medida en que no se señalan bien las ideas nativas, con excepción de la idea tradicional europea del “buen salvaje” inocente y débil, pero en realidad sin mayores profundidades en su forma de pensar, que queda más bien oculta para el espectador. No obstante, algo se indica sobre los cambios en la mente de Colón, pero sin dejar claro si hay impacto directo de alguna inteligencia nativa.
¿Se mantiene la idea eurocentrista de minimizar las prácticas opresoras de Occidente, considerándolas contingentes, accidentales y excepcionales? Pienso que sí. En la película hay ciertos personajes malos, más bien contingentes y accidentales, que acaban con el sueño idealista de Colón y de su idealista contraparte americana. No se advierte que la opresión y el dominio del otro sea, en verdad, un aspecto bastante fundamental de lo europeo y de lo español.
¿Se logra superar el paradigma eurocentrista que se apropia de la producción material de los no europeos, pero niega los logros de los demás y de esa misma apropiación, consolida así su “yo” y glorifica su propia antropofagia cultural? Me parece que no, ya que no se muestran bien los posibles aportes nativos en las construcciones y en las costumbres, quizás con excepción del tabaco, que al final se convirtió en un vicio occidental, tal como sucede con la coca y sus derivados.
La película avanza algo, pero no supera los “tropos” del discurso colonialista. El “tropo racial”, que se refleja en las tonalidades de la piel, distintas a la blanca, para segregar a ciertos personajes. Es algo evidente, todavía por superar. Incluso, Mujica, el español agresivo y torpe, que desencadena hechos terribles con su brutalidad, tiene cara morena y “fea”, poco europea, a pesar de ser un noble.
El “tropo de la animalización” recurre al bestiario o la inmadurez emocional para definir a los colonizados. Este aparece en la matanza bestial que hacen los nativos caribes de la primera colonia, que se antoja brutal a los espectadores debido a las escenas seleccionadas.
El “tropo espacial” presupone que la vida europea es central y la no europea es periférica. Este aspecto se supera relativamente, al conferir importancia a la vida en la Isabella y al presentar algunos detalles de la vida nativa. Pero estos nunca se vuelven protagonistas, sino más bien amenazantes y misteriosos.
El “tropo luz/oscuridad”, con su idea de la Ilustración de claridad racional, al imaginar a los mundos no europeos como menos luminosos. Esto se aprecia en el hecho de que los nativos aprenden español, pero no sucede lo contrario. Acá hay un buen momento de cuestionamiento, cuando el personaje central nativo recrimina a Colón el no haber conocido la lengua local.
La película examina las diferencias entre racismo y etnocentrismo, con base en ciertos personajes, estando en los extremos Mujica (claramente racista) y Colón, más inclinado hacia el etnocentrismo. Pero poco se advierte sobre estas visiones en el ambiente nativo mismo.
1492 y la hipermodernidad
Stam afirma que “el aspecto más positivo de la postmodernidad es su advertencia de que los nuevos tiempos requieren nuevas estrategias”. Acá aprecio, tal como mencioné al inicio, el trabajo deliberado para llevar al espectador a la mente del personaje. También el uso de la música, para resaltar algunos momentos, lo mismo que el uso del fuego para dar vivacidad y espectacularidad a los ambientes internos y algunos externos. Igualmente, las escenas de atardeceres enrojecidos y majestuosos dan un sentido emocional a la película, que la disocia de su linealidad histórica.
Siguiendo a Gilles Lipovetsky y Jean Serroy, que señalan la denominada cuarta época “hipermoderna” del cine, basada en la reestructuración de todo el universo cinematográfico, en consecuencia de la revolución tecnológica, económica, cultural, estética y de consumo global, es evidente que en 1492 se han utilizado los recursos disponibles en la época, sobre todo en la relativo a la imagen-exceso: en este caso la “imagen-velocidad” en las escenas de guerra y de violencia y la “imagen-profusión”, barroca y desbordada en las escenas palaciegas. El manejo del protagonista es un claro ejemplo de imagen-multiplejidad: El relato se bifurca, los personajes se confunden en historias corales o imponen su individualidad particular, se representan en todo un rango de edades de su vida.
Al final, esta película nos trae a la realidad actual, en la cual los seres humanos seguimos en actitud de conquista y de descubrimiento y se aplica la frase de Elia Kazan, “el cine es el diálogo del mundo actual”. Quiero terminar con un pequeño comentario sobre el título La conquista del paraíso. Cuando se quiere conquistar el paraíso, desde los tiempos de Adán y Eva, lo que sucede es que se pierde. El paraíso no se conquista, se acepta, se recibe y se ama.
Referencias:
1. Tomado de Paula Segovia, Curso Análisis de Cine, Aula Crítica
2. http://bibliotecaetsitupm.files.wordpress.com/2011/05/tecnologia_mano1.jpg?w=450
3. http://joseurriola.blogspot.com/2012/04/homo-zappiens-salvation.html
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