Críticas

No hay mal que por bien no venga

La montaña entre nosotros

The mountain between us. Hany Abu-Assad. EUA, 2015.

 Cartel de La montaña entre nosotrosCuando un realizador obtiene un prestigio merecido, abordando temas que le competen, los conoce de sobra, pertenecen a su cultura, exploran cuestiones vinculadas a sus raíces sociales y encuentran un acomodo satisfactorio en la puesta en escena cinematográfica, la resonancia y el alcance de sus propuestas pronto logran llamar la atención. El cineasta de origen palestino Hany Abu-Assad es un ejemplo clamoroso. Sus primeros filmes estaban inmersos en la encrucijada geopolítica palestino-israelí. Su enfoque se decantaba, con tratamientos dispares, por ilustrar el perenne conflicto de un territorio crispado convertido en explosivo polvorín y violenta tela de araña. De este mimbre surgió el terrible relato Paradise now (2005). Una brutal bofetada sobre unos ilusos terroristas cargados de explosivos y dispuestos a cometer una indiscriminada carnicería. La película te dejaba sin resuello y en el último instante abogaba por inculcar dudas en los autoinmoladores. Un largometraje muy descriptivo, casi documental, contado como si fuera un thriller dramático que ponía el acento en la desdichada personalidad de los jóvenes muchachos que, atraídos por células yihadistas, se encomendaban sin rechistar a acatar la voluntad de los radicales captadores, convenciéndoles para perpetrar una matanza y alcanzar el ansiado paraíso. Una obra de airada denuncia que alertó de la existencia de un director que con un estilo directo y verismo nada demagógico en su discurso se las apañaba para introducir al espectador en un maléfico engranaje espinoso y conducir una historia de mucha tensión y agitación constante.

Fotograma de La montaña entre nosotros

La singularidad y trascendencia conquistada con Paradise Now no pasaron inadvertidas a los gerifaltes de la industria norteamericana del entretenimiento. Pronto lo ficharon para hacerse cargo de un típico y tópico thriller al uso que pasó muy inadvertido. The Courier (EUA, 2012) ejemplificó el lema: “Zapatero a tus zapatos”. Este consejo lo acogió sin discusión Hanyu Abu-Assad que retomó aquellos temas ligados a su identidad. Omar (2013) e Idol (2015), vistas en festivales de cine, volvían a ofrecer la mejor versión de un cineasta muy atento a lo que le rodea. No conseguía deslumbrar, pero acariciaba guiones que se notaba que le pertenecían, que eran suyos, que le gustaba lo que contaban, conocía los ambientes y se sentía identificado con sus personajes.

Otra llamada de Hollywood y de nuevo da el salto al cine espectáculo norteamericano. Lo hace desde un presupuesto mayor y en condiciones industriales de primer rango. La montaña entre nosotros (The Mountain between Us, 2017) es cine comercial cien por ciento. Un script cerrado, en el que es inviable aportar alguna mejoría y con la orden de ceñirse sin refunfuñar al paradigma de la más estricta eficacia y solvencia. El filme, lindo de ver, está inspirado en una novela de Charles Martin. Su base genérica es una historia romántica, de raigambre catastrofista, sobre dos seres desconocidos que comparten una avioneta/taxi y tienen un aparatoso accidente en medio de las cumbres más altas e inhóspitas del estado de Colorado.

Kate Wislet

El reparto en este largometraje tiene un gesto atractivo y aporta una lectura que al comienzo de la aventura podría haberse impuesto como su sustento y baluarte más codiciado. Reunir a Kate Wislet, como Ashley Knox, una reputada fotoperiodista impaciente por volar para contraer matrimonio con su novio (Dermont Mulroney) e Idris Elba, encarnando a un afamado cardiólogo, Ben Payne, inquieto porque si no vuela no va a llegar al quirófano para intervenir a un paciente de una grave dolencia cardíaca, es un acierto de cara a seguir insistiendo en las relaciones interraciales de carismáticos intérpretes. Más cabe si nos atenemos a las protestas del colectivo de actores afroamericanos, quienes juzgan la discriminación laboral que padecen en comparación con sus compañeros de raza blanca. La montaña entre nosotros no es un filme panfletario que reivindique posturas contractuales, sino más bien un producto comercial que explora con el mejor andamiaje posible la mala suerte de dos personas, una blanca y otra negra, que en medio de la intemperie más hostil y gélida deben unir fuerzas y temperamentos para lograr sobrevivir. Dos actores con cierto nombre de cara a la taquilla, sobreponiéndose codo con codo a las adversidades más exigentes y terribles, no deja de ser hoy un valor crucial de cara a la penetración entre los espectadores.

Idris Elba y Kate Wislet

El comienzo de la película es prometedor y alentador. Ashley y Ben están montados en una avioneta pilotada por el veterano actor Beau Bridges. Un pequeño cameo dedicado a figuras que nunca fueron estrellas y que su tiempo de gloria hace lustros que pasó. Pero en el aire, a bordo de la pequeña aeronave, el realizador Hany Abu-Assad tiene su instante apoteósico. Se permite, si lo comparamos con el resto del metraje, una frivolidad formal cuanto menos afortunada. En el interior del aparato, en un espacio muy reducido, su cámara se mueve con graciosa libertad por el compartimento de pasajeros y la cabina del piloto. No hay corte. Todo en una sola toma. Adelante y atrás, girando y volviendo a moverse, la cámara sigue con atención los diálogos y la escueta coreografía diseñada para el personaje de Ashley, que es la única que se cambia de asiento por su tentación de captar con su reflex alguna instantánea impresionante. Apenas unos minutos ligeros, de coqueteo con la cámara, cuyo hechizo se desvanece cuando el aviador comienza a sentir los síntomas de un infarto.

Imagen de La montaña entre nosotros

El accidente, muy espectacular, recuerda al dramático impacto que sufrió el avión de las Fuerzas Aéreas Uruguayas en el filme Viven (Frank Marshall, 1983), que se estrelló en un paraje helado de la cordillera de Los Andes. Aquí, el trompazo es muy similar y deviene como infortunio para desarrollar una historia de valor, arrojo y supervivencia. El quiebre del destino une a dos personas que pasan por momentos vitales muy diferentes. El aislamiento y la soledad revierte, sin embargo, en camaradería y solidaridad. Dos criaturas en medio de la nada que deben aplazar sus planes más inmediatos para centrarse en la lucha por la vida.

Un planteamiento y desarrollo plegado al conformismo temático, plano y obvio, cuyos paisajes bellamente fotografiados acogen una historia descastada e insustancial. Evidente y blanda, carente de energía y emoción. Un largometraje olvidable e inocuo. Todo es demasiado común.

Tráiler de la película:

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Ficha técnica:

La montaña entre nosotros (The mountain between us),  EUA, 2015.

Dirección: Hany Abu-Assad
Duración: 104 minutos
Guion: Chris Weitz y J. Mills Goodloe
Producción: 20th Century Fox y Chernin Entertainment
Fotografía: Mandy Walker
Música: Ramin Djawadi
Reparto: Kate Wislet, Idris Elba, Dermont Mulroeney y Beau Bridges

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