Críticas

Rasoulof y su compromiso con la verdad

La semilla de la higuera sagrada

Otros títulos: La semilla del fuego sagrado, Danaye anjir-e moabad .

The Seed of the Sacred Fig. Mohammad Rasoulof. Alemania, 2024.

The seed of the sacred fig aficheFuerte crítica a la teocracia iraní por un cineasta exiliado. Mohammad Rasoulof, condenado a ocho años de prisión, flagelación y confiscación de sus propiedades, acusado de “colusión con la intensión de cometer delitos contra la seguridad del país”, asume el compromiso por su pueblo. Exiliado en Alemania, llega a Cannes para obtener el Premio Especial del Jurado por su película La semilla de la higuera sagrada: duro retrato acerca de la represión en Irán.

Se trata del ascenso de Imán que trabaja para el sistema judicial. El puesto de investigador presupone un mayor sometimiento a los dictámenes del régimen, con el consiguiente riesgo de posibles represalias. Si su identidad llegará a divulgarse, quedaría a merced de los opositores. A partir de este momento Najmeh, esposa de Imán, hará un esfuerzo por mantener a sus hijas a raya ante las protestas callejeras. Cuando una amiga de las adolescentes sufre severas lesiones, Sana y Rezvan comienzan a asumir una postura favorable frente a las movilizaciones. El arma de Imán desaparece, la desconfianza se instala en la familia; el padre podría ser condenado a tres años de prisión por el “extravío” de su pistola. La presión derivará en una sostenida paranoia tendiente a destruir los lazos familiares.

La cinta se enmarca en las protestas por la muerte de Jina Masha Amini a manos de las Patrullas de Guía, policía religiosa islámica encargada de arrestar a quienes violan los códigos de vestimenta, especialmente el no uso del hijab.

Raoulof recogió varias escenas donde los excesos de las fuerzas del orden se manifestaban con extrema claridad. Fueron editadas en su computadora portátil mientras cruzaba clandestinamente la frontera. Ahora, son removedor testimonio de inquietudes adolescentes, instigan a la disidencia intrafamiliar que encuentra su punto de ebullición en la desaparición de una pistola.

La rebeldía juvenil, y la función de madre, demuestran el potencial femenino desde la base. La señora de la casa es la fuente mediadora, filtro que apacigua los ánimos e imparte disciplina. Un concepto de hogar convencional, desarrollado en imágenes, termina por desplomarse como consecuencia de un momento evolutivo efervescente, en medio de condiciones sociales apropiadas. El orden implosiona, la paranoia desenmascara funciones desdibujadas en la matriz de un ama de casa complaciente y solvente dentro de las estrictas reglas de una estructura que “beatifica” la presencia masculina.

The seed of the sacred fig fotograma

La puesta en escena juega con la bipolaridad de un apartamento amplio y ordenado, interiores donde impera el control, hacia un desenlace sumido en la precariedad de una casa situada en el amplio y arbóreo terreno circundado por ruinas religiosas, en medio de la represión, el secuestro y la persecución.

La paranoia es eje articulador de pasaje; la autoridad se desdibuja en la realidad que promueve la ausencia. Najmeh abandona la partida o, mejor dicho, pierde pie ante el ascenso de un clima que supera su propia capacidad de acción. Su pequeña parcela de poder prefabricado se desploma en el intento de proteger a sus hijas. Las circunstancias la sitúan en un punto de no retorno, donde se hace necesario tomar partido en la protección de lo que se pretendía condenar. Interesante juego que desplaza la realidad hacia la importancia de la unión ante el poder; en la medida que madre e hijas van descubriendo la situación van abroquelándose frente la autoridad. Cae la máscara de Imán, la ausencia de un mediador adoctrinado rebela la cruda violencia detrás del aparente temperamento pasivo y conciliador.

Réplica de lo necesario; toma de conciencia para la lucha, las mujeres acondicionan posiciones por la experiencia compartida capaz de permear más fácilmente en la adolescencia. Najmeh deberá someterse a una crueldad mayor para tomar conciencia de lo que el Estado está haciendo con las mujeres, no hay como la experiencia propia para enterarse, siempre y cuando uno quiera hacerlo y no persevere en la evitación mediante complacencia planificada.

Najmeh es el regulador familiar, conoce bien la personalidad de Imán; evita los conflictos, actúa en función de movimientos tendientes a no generar explosiones y rebeliones innecesarias, solo que, esta vez, se desborda la realidad de un hogar que intenta prosperar por la desgracia ajena. El cargo de investigador es el “futuro” de una familia gobernada por las tradiciones vinculadas al sistema, Imán y su cuñado (fuera de campo) están fuertemente vinculados al Estado desde el sistema judicial y el aparato militar. Son el peso del gobierno presente en la familia. La sumisión de la mujer es la esposa que encaja en el sostén sin fisuras; complaciente por cultura y conveniencia. Sana y Rezvan traerán la novedad de las generaciones de Internet; la esperanza, la semilla de la higuera capaz de destruir el sistema, desde su propia naturaleza, como lo hace la fictus religiosa con el árbol que la recibe; metáfora que, desde lo alto, envía la potencia de los ideales ante el poder de las tradiciones. Toda una alegoría de la salvación por el cuestionamiento de lo instalado y su destrucción. Najmeh participa de esa conversión por el reconocimiento de la violencia en ejecución, proceso decantado en la esperanza abortada para una solución que nunca llega.

La precariedad de los paisajes adopta la forma de un deterioro de la teocracia, los restos de recintos y mezquitas anticipan la tumba de la arbitrariedad reducida a una mano que emerge desde el polvo. La cinta va progresando hacia una contradicción en imágenes: la salvación es la ruina. Solo la destrucción del orden hace posible la construcción de lo nuevo. Aunque esta segunda opción está ausente, la semilla está presente en la juventud, la higuera hace su aporte hacia el futuro, la esperanza sobrevuela los cimientos descubiertos ante el paisaje derruido.

The see of the sacred fig plano

Dos vertientes contrapuestas pujan por disolver contradicciones. La mujer como género en posibilidades antagónicas; la identidad en construcción se enfrenta a los vicios del incipiente anacronismo, señal perturbadora que carcome iniciativas de progreso, no en sentido oficial, sino subversivo. Nejmeh es esa piedra en el zapato representativa del prejuicio estandarizado, suerte de prescriptora universal, se abroga la intención indiscutible de un adoctrinamiento incorporado. La tensión es extendida en la puja a la interna de las propias mujeres; allí se dilucidará el resultado que Raoulof acoge desde una perspectiva esperanzadora signada por el conflicto. Contradicción a resolver en la propia dinámica familiar, la juventud lleva la bandera de la liberación, no sin riesgos, desventuras y tropiezos. Proceso accidentado, remite al necesario quehacer de una revolución silenciosa en busca de aliados.

El silencio, el cuidado de las apariencias y la sumisión ante la imposición degradante, en clave de obligaciones que anteponen la “ley de Dios” a las libertades humanas, son secretamente estampadas por presiones esgrimidas desde el propio Estado. Asignación de funciones regulada en la obediencia a una burocracia despótica y cruel que extiende sus tentáculos a las relaciones familiares.

Con el desarrollo tecnológico viene el poder de la evidencia, las versiones familiares decaen ante comprobaciones cotidianas asociadas a inquietudes propias del momento evolutivo. Sana y Rezvan poseen más herramientas que su madre para resistir el adoctrinamiento.

El filme permanentemente pasa del drama al thriller, hacia el final se define por este último, manera de establecer un desenlace, un punto de cierre transitorio a la temática planteada.

La semilla del higo sagrado escena

Destaca la versatilidad de Soheila Gonestani en el rol de madre con conocimiento de causa, las circunstancias la colocan frente a la elección entre las reglas de su marido o la protección de sus hijas, decide sacrificarse, pero no es suficiente. Missagh Zareh es Imán, hombre comprimido, apoyado por su mujer en la disyuntiva. Es presa de la transformación que acaba por mostrarlo tal cual es bajo la lente de circunstancias hasta el momento evitadas por su esposa.

La cinta, claro ejemplo de cine comprometido, es, por su función social concientizadora y liberadora, firme aspirante a los premios de la Academia en la categoría de película internacional.

 

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Ficha técnica:

La semilla de la higuera sagrada  / La semilla del fuego sagrado, Danaye anjir-e moabad (The Seed of the Sacred Fig),  Alemania, 2024.

Dirección: Mohammad Rasoulof
Duración: 168 minutos
Guion: Mohammad Rasoulof
Producción: Coproducción Alemania-Irán-Francia; Run Way Pictures, Parallel 45, arte France Cinéma, Parallel45, Filmförderung Hamburg Schleswig-Holstein, L'Aide aux Cinémas du Monde, Moin Films
Fotografía: Pouyan Aghababayi
Música: Karzan Mahmood
Reparto: Soheila Golestani, Setareh Maleki, Missagh Zareh, Masha Rostami, Niousha Akhshi, Reza Akhlaghirad, Shiva Ordooie, Amineh Mazrouie Arani

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