Críticas
Retrato de la frustración
La Sra. Lowry e hijo
Mrs Lowry and Son. Adrian Noble. Reino Unido, 2019.
El famoso artista inglés L.S. Lowry es reconocido por retratar escenas de la vida cotidiana de los distritos industriales de Salford, Pendlebury y sus alrededores en la mitad del siglo XX. Desarrolló un estilo particular, pintaba lejanas figuras humanas que parecían cerillos, conocidos como Matchstick Men, también pintó paisajes desolados y retratos de personajes singulares, obras de arte en el marco del estilo naïf. La vida de este artista estuvo marcada por la tormentosa relación con su madre, Elizabeth Lowry.
Contrario al acercamiento íntimo a la obra del artista, a sus procesos creativos, interesantes anécdotas o momentos de contemplación y gozo para el espectador desde las obras, el director Adrian Noble, con un acertado título, nos pone en un lugar incómodo y bastante lejos del artista en creación. Nos adentra en la dañina relación filial, en la que, enceguecido por la veneración a su madre y un sentimiento de culpa, él no lograba visualizar. A lo largo de la película, los procesos creativos del pintor quedan relegados a instantes precisos, pero son exaltados con gran belleza en la apuesta fotográfica. Es la narración del artista, la que dará las luces para comprender su inspiración.
Elizabeth (Vanessa Redgrave) es una mujer de avanzada edad que se aferra a su pasado y a la moral de la middle class victoriana del Gran Manchester. Vuelca sobre su hijo, Laurence Stephen Lowry (Timothy Spall), las frustraciones y las desdichas de una triste vida en medio de la clase obrera de Lancashire. L.S. Lowry ancla su vida en los lamentos de su caprichosa y dominante madre. Pasa sus días entre los cuidados que a ella le procura, su trabajo como cobrador de renta y las largas noches pintando en el oscuro ático del pequeño adosado, único lugar en el que se siente a salvo.
La fuerza interpretativa de los dos actores ingleses es fenomenal. La dupla tiene una gran armonía. Vanessa Redgrave (Blow Up, 1966) mantiene a su personaje en un alto nivel de complejidad, equilibra con elegancia a Elizabeth entre su estado de fragilidad física por el paso de los años y el carácter severo y conservador de una mujer que vive en el pasado. Spall (Mr Turner, 2014), permite al espectador adentrarse profundamente en los sentimientos de Lowry, vistos a través de lenguaje corporal, posturas unas veces silenciosa y cabizbaja ante las hirientes palabras de la castradora madre, otras, erguido y altivo en la alegría de la contemplación del mundo. Imprime un carácter de sencillez y humildad al personaje, lo interpreta con un absoluto respeto, dando cuenta, que L.S. Lowry es en efecto, unos de los artistas más queridos del mundo anglosajón.
La puesta en escena tiene un carácter teatral, la narrativa es de un ritmo lento, pero nada tedioso, la historia tiene como escenario principal la habitación de la Sra. Lowry, hay una diferencia muy marcada entre el espacio privado y el espacio público, siendo el primero el de la intimidad de Lowry, su entorno primario y cercano, y el otro, su visión distante del mundo. Los escenarios de la ciudad mantienen el estilo pictórico del artista, es justamente allí donde nos encontramos con las formas de su obra.
Llama la atención el trabajo del director de fotografía Josep M. Civit, algunos encuadres guardan una composición de perfecta simetría, otros, la ausencia de perspectiva. Es una clara intención de representar el carácter pictórico de L.S. Lowry, generar un estado contemplativo en el espectador, intentar adentrarlo en las obras como si estuviera caminando en un escenario de teatro. Planos donde la mirada se dirige precisamente a los elementos que componen ese equilibrio y disfuncionalidad. Noble y Civit juegan con el tiempo para que el espectador se mueva por toda la escena y advierta cada objeto.
La tonalidad de la fotografía mantiene la coherencia de la paleta de colores usada por Lowry con una saturación intensional. Por un lado, la casa, y en particular la habitación de la Sra. Lowry, tiene una gama de colores cálidos, pero con un aire agobiante debido al mobiliario que atiborra cada parte de la habitación. Por otro, las escenas de los distritos y el barrio tienen una bella intensidad que transmite el clima frío y húmedo, el gris del paisaje urbano, una bruma industrial. La tonalidad de la película cambia gracias a un punto determinante en la historia, la habitación toma el mismo brillo e intensidad de blancos que las vistas exteriores. Pero un detalle notorio en la obra de Lowry, que Noble y Civit destacan con insistencia, es el uso del bermellón, pequeños objetos rojos sobresalen en cada escena.
Hay en este filme gran cantidad de elementos que, a simple vista, pasan inadvertidos o no son de rápida lectura. La obsesión de L.S. Lowry por los relojes en diferentes tiempos, recuerdan el tic-tac del metrónomo, sonido de su infancia. Así mismo, el uso de flashback, aunque nos remite al pasado lejano de Elizabeth y brinda apenas la información para comprender su situación, tiene un aire romántico y un estilo de la pintura victoriana como culto a la belleza y escape a la fealdad gris del mundo moderno. Por otro lado, el uso del flashback en Lowry hace referencia a los acontecimientos de su diario vivir. La estética de esas memorias es, de alguna manera, una serie de cuadros vívidos estáticos.
Otro elemento es la constante referencia a la arquitectura, resaltando el ladrillo crudo que, con encuadres cerrados, limitan la visión del cielo, generando la sensación del peso del ambiente industrial. Los niños de la calle tampoco están al azar, son evidencia de la situación de los procesos de la industrialización.
Existe un epílogo que corta fuertemente con el ritmo de la película, a pesar de ser una invitación a conocer la obra del artista, se siente un afán del director por mostrar de manera fugaz la vida en museo de L.S. Lowry. ¿Podría asumirse como una representación contemporánea de la mirada contemplativa sobre el arte?
Tráiler:
Ficha técnica:
La Sra. Lowry e hijo (Mrs Lowry and Son), Reino Unido, 2019.Dirección: Adrian Noble
Duración: 91 minutos
Guion: Martyn Hesfor
Fotografía: Josep M. Civit
Música: Craig Armstrong
Reparto: Vanessa Redgrave, Timothy Spall, Wendy Morgan, Stephen Lord
Obta de arte. Direccion interpretaccion y fotografia excepcionales.