Críticas
El fantástico vernáculo más hilarante
Las brujas de Zugarramurdi
Álex de la Iglesia. España, 2013.
El Kilómetro Cero, punto neurálgico de la ciudad de Madrid, es un caldo de cultivo donde convergen heterodoxos de todos los ámbitos para compartir su lucha particular a través de un megáfono, mientras se mezclan con los vendedores ambulantes de lucecitas varias, los Bob Esponjas, Mickeys y Minies –figurantes idóneos de la foto turística para los más pequeños–, los hombres-carteles que venden y compran oro, los mimos –cada vez más sofisticados–, la viejecita que toca el organillo desde tiempos inmemorables y también, por qué no, los traficantes de deuvedés, que sobre una manta te ofrecen la última película de Álex de la Iglesia a un precio muy asequible. La misma plaza que recibe cada nuevo año, a ritmo de campanada tras campanada y uva tras uva, que fue testigo de un movimiento protesta que la convirtió en lugar de acampada para los más indignados. No es casualidad que Álex de la Iglesia haya querido arrancar su nueva película, Las brujas de Zugarramurdi, en un lugar tan emblemático y convulso para que, a golpe de atraco, sus cinco protagonistas –dos ladrones (Hugo Silva y Mario Casas), el hijo de uno de ellos, un taxista y el cliente circunstancial del taxista– emprendan una aventura de vértigo rumbo a un lugar llamado Zugarramurdi. Más tarde serán conscientes de que el llevar encima una bolsa llena con 25.000 alianzas de boda robadas en un “Compro Oro” era en esencia un acto de profanación de objetos impregnados de malas vibraciones. El MacGuffin que les lleva a padecer una maldición. Esta escena inicial, llena de complejas filigranas en el aspecto técnico y de producción, constituye la que es, hasta la fecha, la escena mejor rodada de Álex de la Iglesia.
Al realizador vasco le gusta mucho Madrid y en esta historia aglutina los dos puntos geográficos donde mejor se siente, con sus tradiciones más contemporáneas, junto con las más legendarias y atemporales. Una roadmovie a tres bandas. Tres coches rumbo al Norte que confluirán en un nido de brujas, que toma como inspiración el entorno donde tuvieron lugar las ejecuciones de doce mujeres, supuestas brujas, que fueron quemadas en la hoguera, víctimas de la Inquisición (siglo XVII), acusadas de herejes por celebrar akelarres en las cuevas del pueblo navarro al que alude el título. Pero Álex de la Iglesia, lejos de centrar su historia en los hechos históricos –algo que ya hizo Pedro Olea en Akelarre, 1984– da un vuelco al contexto de la tradición de las sorgines y a las raíces vascas del matriarcado. Tres generaciones de brujas (Terele Pávez, Carmen Maura –primera mujer española en recibir el premio Donostia en el festival de San Sebastián 2013– y Carolina Bang), cuyas redes atraerán a los incautos ladrones. Una batalla entre brujas y hombres, una lucha encarnizada de sexos muy divertida, que conviene mejor no sacarla del contexto que es la exageración humorística del estereotipo, que estipula que el hombre es un ser inútil y estúpido, manipulado y zarandeado por la mujer, que es una harpía sin escrúpulos a la que no se le puede llevar la contraria. Brujas y mujeres: la misma cosa.
El elenco actoral, compuesto por excelentes secundarios, no puede estar mejor nutrido y tanto Hugo Silva como Mario Casas han dado el espaldarazo definitivo a la imagen de guaperas de cartel televisivo que los lanzó a la fama, demostrando gran solvencia en los papeles principales. Las sorpresas llegan de la mano de los cameos de Santiago Segura, Carlos Areces y María Barranco.
Jorge Guerricaechevarría vuelve a colaborar con el realizador vasco después del impasse que ha supuesto Balada triste de trompeta (2010) y La chispa de la vida (2011). En su último film, volvemos a advertir los trazos más subversivos que recordamos de sus películas más gamberras: Acción mutante (1993), El día de la bestia (1995), La comunidad (2000) y Crimen Ferpecto (2004). Cine fantástico a mil revoluciones con un ritmo trepidante que no deja ni un respiro hasta el tramo final: el aquelarre, donde las brujas, algo zombificadas invocan al numen primordial de la mitología vasca Mari, deidad que representa a la Pachamama (notorios CGI).
Álex de la Iglesia vuelve a desmelenarse, con su cine más lisérgico. Donde fueron tripis los causantes que hicieron volar como los ángeles a Josemari (Santiago Segura) desde las alturas del cartel de Schweppes en plena Gran Vía madrileña, ahora son los polvos de estramonio, belladona y beleño los causantes de una aventura caótica y desproporcionada que cuenta con el mejor humor-negro-castizo, marca de la casa.
Tráiler
Ficha técnica:
Las brujas de Zugarramurdi , España, 2013.Dirección: Álex de la Iglesia
Guion: Álex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría
Fotografía: Kiko de la Rica
Música: Joan Valent
Reparto: : Hugo Silva, Mario Casas, Carmen Maura, Terele Pávez, Pepón Nieto, Secun de la Rosa, Carolina Bang, Carlos Areces, Jaime Ordóñez, Gabriel Delgado, Macarena Gómez, Enrique Villén, María Barranco, Javier Botet, Manuel Tallafé, Santiago Segura, Alexandra Jiménez, Javier Manrique