Reseñas de festivales
Las oscuras primaveras
Tras Párpados azules y un documental aclamado como Seguir siendo, Ernesto Contreras regresa con una película cruda y visceral. Presenta la historia de un hombre llamado Igor (José María Yazpik) que comienza a tener encuentros sexuales intensos con una mujer llamada Pina (Irene Azuela). Esta relación entre ellos ocasiona que haya trastornos en su cotidianidad. Igor se descubre aburrido con su mujer Flora, y Pina se siente incompetente con su hijo Lorenzo.
En medio de estas catarsis, muchos hilos se van entretejiendo, y de pronto se percibe el deseo carnal y las ganas inmensas de salir de los encierros humanos, de la ropa, de la piel. Mientras que otros solo quieren atención y cariño, al no encontrarlo, lo mendigan sin éxito.
Unos quieren y otros tienen, pero nada florece con armonía. El letargo se refleja en una fotografía gris y en un paleta de colores áridos y opacos, que reflejan la vida rutinaria, aburrida, monótona y triste.
La primavera, que es un momento de florecimiento, se ve minada por un futuro incierto, por un presente gris y por un pasado tormentoso. Contreras entreteje todo esto a través de pasajes de los cuatro personajes, que juntos o por separado van desmembrando cada momento compartido o en soledad.
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