Cinevirus
Las películas y las series sanan el espíritu
NETFLIX
3%, Pedro Aguilera, 2016
3% es una serie distribuida por Netflix que cuenta con treinta y tres capítulos, de cincuenta minutos de duración aproximada cada uno, divididos en cuatro temporadas. Su creador es Pedro Aguilera, director de las películas Demonios tus Ojos (2017) o Naufragio (2010), entre otras. 3% es una producción brasileña que aunque es de bajo presupuesto, y por ende no permite interpretaciones de actores de renombre o efectos digitales, no deja indiferente a nadie. Se puede ganar un sitio bien merecido en el top 3 de las mejores series de ciencia ficción.
Puede parecer “una más” del género, pues la temática es bastante recurrente: dos clases sociales muy diferenciadas que quieren destruirse mutuamente. Pero no, 3% es diferente, es una serie muy original. Todo gira entorno a “El proceso”, una serie de pruebas que se realizan desde hace más de cien años a los jóvenes de El Continente que cumplen los veinte. Su fin es el de seleccionar al 3% que merece convertirse en la élite, abandonar su vida y pasar a vivir en El Mar Alto, una isla paradisíaca y aparentemente perfecta. Todos desean ser los ganadores de su generación.
3% es una mezcla entre Los Juegos del Hambre, Ciudad de Dios y Black Mirror. Así que si eres fan de alguna de estas producciones o similares, no dudes en adentrarte en esta distopía. Además, si te gustan los acertijos, los retos mentales, ejercitar el ingenio… la historia te maravillará. Y los personajes también lo ponen muy fácil: se logra empatizar con ellos a un nivel muy elevado. Y bonito. Otro lado bueno es la crítica social, la lectura compleja que se puede obtener. Y que a medida que el relato va avanzando y los personajes van evolucionando, te enganchas y disfrutas más y más. Asimismo, es recomendable 100% que se visualice en VOSE. Es mágico. El guion es muy inteligente y la fotografía y la música tienen un gran peso.
3% consigue que aunque lo que se narre sean situaciones en las que nadie querría encontrarse, el espectador quiera formar parte de la cuadrilla principal y luchar por sus derechos.
Qué mala suerte que no sea comercial ni popular, es una gran serie. 3% está infravalorada.
Alguien tiene que morir, Manolo Caro, 2020
Alguien tiene que morir es una miniserie de ciento cincuenta minutos y tres episodios. Su creador y director es Manolo Caro, conocido por la producción mexicana La Casa de las Flores, también disponible en Netflix.
El relato se ambienta en la España de los años 50. Cuenta la historia de la familia Falcón, de clase privilegiada y un ejemplo a seguir para los demás. Sus problemas empiezan cuando Gabino, el hijo, vuelve de México para conocer a su prometida, la mujer que sus padres han considerado adecuada para él y para su futuro pleno de popularidad. No está de acuerdo en tal decisión, pues aparte de que va en contra de su voluntad, él es homosexual. Por si esto no provocara suficiente alboroto en una España franquista, Gabino vino acompañado de su amigo Lázaro, que es bailarín de ballet, ya que quieren recorrer Europa. La forma de ser de estos dos jóvenes no encaja en absoluto en la sociedad en la que les ha tocado vivir, por lo que se verán rodeados de conflictos.
Aunque se puede apreciar la personalidad de Manolo Caro tanto en el tratamiento visual como en la narrativa y en la temática, el guion deja mucho que desear. Podría haberse arriesgado más en la trama, haberse vuelto loco. Quizás si no hubiera sido tan seria habría conseguido llegar al nivel que podría haber logrado -con ese director, ese casting y ese presupuesto-. O tal vez la cuestión hubiera sido producirla como película en vez de cómo miniserie.
Es verdad que no supera ni de lejos a La Casa de las Flores ni es un drama o un thriller que vaya a cambiar el género. Pero está entretenida. Para lo que dura, vale la pena verla y disfrutar de una miniserie estéticamente bella, con un reparto excelente -¡veterano y joven!- de España y México (Cecilia Suárez, Mariona Fuentes, Manuel Morón, Juan Carlos Vellido, Carmen Maura, Alejandro Speitzer, Isaac Hernández, Ester Expósito, Carlos Cuevas y Eduardo Casanova), con una ambientación de la España conservadora y tradicional que te hace viajar en el tiempo, y con una denuncia política y social necesaria.
Hay veces que lo que nos hace falta es evadirnos de la realidad para desconectar y vivir situaciones alejadas de nuestra cotidianidad. Así que, ¿por qué no aventurarse con Alguien tiene que morir?
Orphan Black, John Fawcett y Graeme Manson, 2013
Orphan Black es una serie de ciencia ficción creada por John Fawcett y Graeme Manson, estrenada en 2013 en Space en Canadá y en BBC America en Estados Unidos. Desde 2017 está disponible en Netflix, ¿aún no la habéis visto? Tiene cincuenta capítulos, de unos 45 minutos de duración aproximada cada uno, divididos en cinco temporadas, cada cuál mejor que la anterior.
Entre muchas otras categorías de premios, ha destacado por la actriz principal, Tatiana Maslany. Se podría describir su actuación como perfecta, pues interpreta a todas las protagonistas de la serie, lo que es un trabajo laborioso, no solamente por el tiempo dedicado, sino porque son personajes únicos, con personalidades auténticas, muy diferentes e incluso opuestas. Y no es un juego de gemelas, sino que encarna a más de ocho personajes. Y Tatiana Maslany ha conseguido que el espectador se olvide de que en realidad es una única actriz; lo que vemos son diferentes personas.
Si Beth no se hubiera suicidado lanzándose a la vía del tren, esta historia no existiría. Todo empieza cuando Sarah presencia este accidente, se da cuenta de que es idéntica a la víctima y decide robarle la identidad (con todo lo que ello incluye: el hogar, el trabajo, la cuenta bancaria… todo). Tal vez si hubiera sabido lo que aquello conllevaría, se lo hubiera pensado dos veces: se ve envuelta en una conspiración de clones. De clones igual a ella. Ella es un clon. Y, del mismo modo que te sucedería a ti, quiere respuestas. ¿Quién es en realidad? ¿Quién dirige el experimento? ¿Por qué?
Si hay otro aspecto que define a Orphan Black es el ritmo y el buen uso de la dosificación de información y de la intriga. En ningún momento se te permite desconectar de la trama o no mostrar interés por ella. Te ves involucrado en la historia desde la primera escena y el conseguir conectar con las protagonistas provoca un visionado mágico. Además, las últimas temporadas no se hacen pesadas o se ven cogidas por pinzas, algo que suele suceder en las series largas. No la alargan por alargar, todo tiene un sentido. Y todas las preguntas se responden, aunque creas que no. No se les olvida ni un pequeño detalle. Y es de agradecer. Tienen en cuenta todas las tramas y subtramas; las cuidan. Nos cuidan.
Quizás la temática no llama la atención en un primer momento, pero es un relato inteligente, divertido, peculiar, feminista. Y que no te arrepentirás de haber empezado. Porque, ya te digo, no podrás parar de verlo hasta llegar al final.
Rebecca, Ben Wheatley, 2020
Lo más probable es que a estas alturas hayas escuchado hablar o hayas leído sobre Rebecca. No, no sobre el clásico homónimo de Hitchcock (Rebecca), la producción de 1940 que dio nombre a la prenda de vestir debido al vestuario de la protagonista. Sino sobre su remake. Y seguramente no haya sido una opinión positiva, porque ¿quién es el valiente que se atreve a realizar algo así? Pues en este caso ha sido Ben Wheatley, con Netflix.
Una joven cuyo nombre nunca sabremos (Lily James) se encuentra en un hotel de Montecarlo junto a una mujer rica Americana que paga por su compañía. Allí conoce a Maxim De Winter (Armie Hammer), un aristócrata muy conocido por los bailes en su mansión y por su fallecida mujer, Rebecca, a quien tanto amaba. Y amaban… todos. Aprovechan que la señora Van Hopper está enferma para conocerse y viajar por los alrededores. De repente, la joven se ve obligada a marcharse al día siguiente. En el momento de la despedida, el señor De Winter le pide matrimonio y acaban trasladándose a vivir a Manderley, su mansión. La felicidad se desvanece con las comparaciones con la antigua señora De Winter, fallecida en raras circunstancias.
La trama, las localizaciones y los personajes son iguales a los de la película del famoso director de suspense y thrillers. Y la duración, dos horas, también. La verdad es que aunque hayan pequeñas modificaciones como en la personalidad de la joven (es más empoderada que la anterior: conduce, posee muchos conocimientos extraídos de los libros, habla sin parar, es atrevida…), en el estilo y en el aura (no es de intriga, sino más bien de drama Hollywoodiense) y en ciertos momentos en específico (no se conocen en el acantilado, la razón de marcharse de Montecarlo es otra, la causa de la muerte de Rebecca es diferente…), la historia no se ha dotado de una nueva lectura o una motivación para realizar el remake. ¿Qué aporta la producción de 2020 que no estuviera en la de 1940?
El simple hecho de tratarse de una nueva versión de una obra no tiene que ser el motivo con más peso a la hora de elegir si ver o no la película. Y es un prejuicio que se suele tener. Hay que ver para juzgar. Una vez lo hayas experimentado, ya puedes decidir si ha valido la pena y el valor de la pieza audiovisual. Y en este caso, Rebecca habría sido mejor si hubiesen sabido aprovechar una mirada más actual de la historia. ¿Qué opinaría Hitchcock sobre esto?
Bates Motel, Anthony Cipriano, 2013
Del mismo modo que se finaliza el apartado anterior, se empieza este: ¿qué opinaría Hitchcock sobre esto, sobre Bates Motel?
Bates Motel es una serie de cinco temporadas y cincuenta capítulos en total, de unos cincuenta minutos de duración aproximada cada uno. Su director es Anthony Cipriano, mayormente conocido por sus guiones en The Journey of Allen Strange (1997 – 2000) o en The Jersey (1999 – 2004). Justamente que la trayectoria del creador de Bates Motel sea de guionista es un dato curioso, pues la historia es una especie de precuela que se centra en la vida de Norman Bates, el protagonista de Psicosis (Hitchcock, 1960). Y una de las funciones del guionista es construir la historia de vida de sus personajes, aunque no salga específicamente en la pieza audiovisual.
Esta reimaginación del protagonista (Freddie Highmore) se inicia desde que es adolescente y llega al motel con su madre Norma (Vera Farmiga) hasta que transcurren los acontecimientos de la película de Alfred Hitchcock, los asesinatos en las duchas -con su famosa música de violines-. Gracias a este relato se conoce a fondo a Norman de modo que el espectador pueda llegar a entender -que no compartir- las razones de su comportamiento y la relación que mantiene con su madre. A diferencia de Rebecca, Bates Motel aporta un valor añadido a Psicosis.
Es escalofriante el parecido de la casa; el sótano y lo que sucede allí; ver a Norman Bates disfrazado de su madre, creyéndose ella, arriba de la escalera, con su bata y su peluca. Es bellísimo el tratamiento visual y sonoro. Es de aplaudir la ambientación, ¡que es moderna! Es admirable la actuación del elenco, sobre todo de los dos protagonistas, Freddie Highmore y Vera Farmiga. Es interesante lo que puede esconder una persona.