Reseñas de festivales
Last Hijack
El tema de los piratas somalíes fue tratado en varios films recientes: Captain Phillips (Paul Greengrass, 2013), A Hijacking (Kapringen, Tobias Lindholm, 2012) y Stolen Seas (Thymaya Payne, 2012), pero el documental Last Hijack, a diferencia de las obras anteriores, nos cuenta la historia vista desde el lado de los piratas.
Luego de años de guerras civiles, Somalía se vio gravemente empobrecida. La piratería se presentó como una forma fácil de conseguir dinero y no tan riesgosa, al menos al principio, cuando tomó por sorpresa a las grandes compañías dueñas de los barcos atacados y la legislación internacional no contemplaba estos casos.
Tommy Pallota (de Estados Unidos) y Femke Wolting (de origen holandés) quedaron cautivados con las imágenes de los pequeños botes de los piratas en contraposición de los barcos gigantes que iban a tomar. Al preguntarse cuáles serían los sentimientos de estos piratas somalíes, nació la idea de este documental. Se filmó enteramente en Somalía, a contraposición de otros films similares que se filmaron en Kenya por temas de seguridad. Sin embargo, los directores nunca pisaron suelo somalí, porque los seguros no podían cubrir el riesgo. Trabajaron con asistentes locales, comunicaciones telefónicas y una gran cantidad de grabaciones enviadas por internet, que luego fueron procesadas para la versión final del film.
El documental se centra en el testimonio real de Mohamed, un hombre que experimentó la piratería exitosamente, pero luego abandonó por presiones de sus seres queridos. Mohamed y su familia se mostraron muy entusiastas con el proyecto, ya que iba a favorecer a quitar el estigma que tiene el país asociado con la piratería, y ayudaría a concientizar a los jóvenes del peligro de este delito.
Los testimonios están magistralmente mezclados con animaciones, que permitieron recrear escenas que hubieran sido imposibles de filmar (por ejemplo, en el medio de la toma de un barco) y para aportarle al documental una connotación personal del protagonista. En todo momento queda claro que las animaciones son la realidad subjetiva de Mohamed, sus sueños, y no algo que realmente sucedió.
Last Hijack es una obra compleja, que muestra un esfuerzo sobrehumano de investigación, producción y edición. El tema es interesante, pero lo que más rescato es su aspecto solidario al querer despertar conciencia en las generaciones de jóvenes somalíes del peligro de la piratería.