Críticas
Lo que pudo ser y no fue
Los consejos de Alice
Alice et le maire . Nicolas Pariser. Francia, 2019.
El alcalde de Lyon se encuentra bloqueado; ya no puede generar ideas novedosas. Recurre a Alice para ser auxiliado: ella posee conocimientos de literatura y filosofía. Es el punto de partida para el desarrollo de proyectos vacíos que se alejan del pensamiento de izquierda y desnudan la presencia de un mundo contradictorio que destruye las ilusiones de los protagonistas.
Tenemos un guion cuyo pecado por exceso de alma lo deja sin alma (valga la paradoja). Y es que la excesiva preocupación por el mundo de las ideas (Platón mediante) extrae las posibilidades de existencia vital a un filme que termina recalando en la coincidencia de los personajes en referencia a su modo de ver lo político: gana el desaliento.
La narración no despliega todas sus posibilidades; es una historia insulsa que no descubre nada nuevo. Es el desenmascaramiento de lo real a partir de la presencia de un partenaire filosófico que ayuda a pensar-se al alcalde Paul Théraneau. Un tránsito que, reflexión e ideas de por medio, ayuda a ambos a tomar decisiones en función de necesidades y convicciones: lo importante es no traicionar el deseo y conciencia propios; para eso, antes debe haber un proceso de descubrimiento más allá de intenciones y bajo la lógica de la espontaneidad. El intelecto guía al autodescubrimiento con la intención inicial de destrabar una carencia intelectual, siempre se efectiviza en la interacción. Las relaciones humanas son necesarias para activar un cambio que termina desviándose en una dirección específica; se va de lo político a lo personal, de lo ideal a lo real, bajo un manto de búsqueda de un mundo mejor que para todos es diferente.
Lo cuestionable es la no explotación de las grandes posibilidades que ofrece el filme desde lo político y psicológico. Los personajes llevan adelante su proceso, inmersos en una vida política que se muestra con contenido ideológico relevante, a la vez que vacía y cambiante, en función de cuestiones que hacen a juegos de poder, donde los principios de izquierda son ignorados.
Tampoco hay giros dramáticos, la película es tibia y plana, los problemas que se suscitan son menores y no generan potentes conflictos que mantengan en vilo al espectador. Suceden cosas que tienen que ver con cuestiones existenciales que ponen a prueba a las personas, en cuanto a la toma de decisiones puntuales, y eso será todo; lo dramático es llevado a un nivel muy tibio, donde no hay generación de expectativa ni momentos donde puedan surgir grandes dudas al espectador; es una monotonía rutinaria y dialogada, donde se trasmite un montón de reflexiones harto conocidas. Tampoco este aspecto está cuidado de forma tal de brindar algún contenido exquisito, salvo por una frase exhibida al final, que resume el dilema: “De la pérdida del crédito moral que afecta a las formas civilizadas de la vida”.
Las puestas en escena están muy cuidadas y armonizadas con planos de duración justa que muestran, con amplia naturalidad, los recortes de la vida política del Alcalde en un hábitat que nos genera sensaciones encontradas, donde la formalidad convive con una espontaneidad que rutiniza los vínculos, transformándolos en rituales ineludibles. Todo esto puede valer la pena si sirve al “progreso” como propósito, pero ya veremos que tal cosa es la ilusión que subyace bajo forma de esperanza en la presencia de Alice, la asistente de un alcalde que oficia de fabricante de discursos bloqueados.
Es una apología que circula en defensa de los principios como sustento de una vida real en términos de autenticidad personal. El relato nos lleva a eso, aunque sin pena ni gloria, sin despliegue de fuegos artificiales, todo durante un tránsito natural, disfrazado bajo la generación de una atmósfera frenética que recuerda los movimientos de Wall Street. El juego se desata ágil y veloz; se intenta no perder oportunidades, es lo que está implícito en un ritmo que viene dado no solo por el montaje, sino por puestas en escena dinámicas, con personajes en movimiento que transitan espacios físicos entre oficinas. Es el movimiento que sostiene el poder sin nombrarlo, el cálculo electoral está todo el tiempo presente, disfrazado de gestión hacia el bien común de la población. Alice y el alcalde lo van detectando gradualmente, y se originan conflictos internos, esbozados en forma superficial, aunque claramente definidos. La carencia está en un planteo que peca de excesiva simplicidad; en buen romance: tenemos una definición de lo que le pasa a los personajes, pero solo eso, no se ahonda en las problemáticas, y es justamente aquí, donde el filme pierde la gran oportunidad de ofrecer un campo de reflexión importante al espectador.
El concepto de progreso delimita las posiciones y establece una diferenciación entre servir a lo humano o al éxito económico. Ambos protagonistas están del lado del respeto por los principios, el sistema los manipula hacia un tiempo presente, donde el “avance” significa dinero y poder. La contramarcha no se hace esperar, es lo que se nos ofrece como conclusión, vale más renunciar al sistema, si es que contraviene nuestra más profunda razón de ser, aunque tarde en manifestarse.
El vacío termina ganando, y es necesario tomar decisiones mientras se van comprendiendo los motivos. Son tiempos más lentos que los de la política y los negocios, tiempos humanos que no son respetados por la lógica del juego. Abanico integrador de múltiples intereses en pugna por mantener o acceder a un poder generador de éxito, que se ofrece distante de la esencia humana, concebida como una incomprendida moral de principios. La referencia a dos mártires en la lucha contra la opresión nazi nos sitúa en una dicotomía que todo el tiempo estará presente: “…esta libertad que debe tomarse más como un riesgo que como un rédito”.
A pesar de todos estos interesantes planteos, la película pierde pie rápidamente, el guion no responde a un desarrollo pleno de las múltiples formas de abordaje que el tema propone, se queda en la mera mención a partir de situaciones pobremente examinadas. Asistimos a un eterno aburrimiento con tópicos insuficientemente explotados.
Ficha técnica:
Los consejos de Alice (Alice et le maire ), Francia, 2019.Dirección: Nicolas Pariser
Duración: 104 min. minutos
Guion: Nicolas Pariser
Producción: Bizibi, Scope Pictures
Fotografía: Sébastien Buchmann
Música: Benjamin Esdraffo
Reparto: Fabrice Luchini, Anaïs Demoustier, Nora Hamzawi, Léonie Simaga, Antoine Reinartz, Maud Wyler, Alexandre Steiger, Pascal Rénéric, Thomas Rortais, Thomas Chabrol
Es interesante el planteo de todas formas, aunque quede como inconcluso o en el aire, sin resolver.