Críticas
Terror adolescente
Los nuevos mutantes
The New Mutants. Josh Boone. EUA, 2020.
Por fin se estrena Los nuevos Mutantes (Josh Boone, 2020). Casi que se escuchan campanas celestiales, porque nadie apostaba, a estas alturas, que esta película, convertida muy a su pesar en epitafio de la saga mutante, llegase alguna vez a los cines. La historia tras las cámaras de la producción de estos bebés X se remonta a 2018, fecha en la que estaba prevista la puesta de largo de la obra de Josh Boone en los cines de todo el mundo. Complicaciones, desencuentros, cambios, montajes alternativos y pasos en falso culminaron con la compra por parte de la todopoderosa Disney de la productora Fox, dueña hasta ese momento de la moribunda franquicia mutante.
Lo que sería un soplo revitalizador para el desgastado concepto que comenzó con X-Men (Brian Singer, 2000) se revela tras su accidentado camino de producción como el punto y final, ahora que el futuro de los mutantes pasa por su inclusión en el nutrido grupo de personajes del Universo Cinemático de Marvel. A pesar de eso, Disney ha decidido estrenar la película, que en el colmo de la mala suerte se topa con una pandemia mundial en la enésima fecha de estreno prevista. Marvel guarda la artillería pesada para momentos más seguros en las salas, así que apuesta para el regreso al cine con este producto imperfecto, víctima de mil avatares, lastrada por decisiones discutibles y dosis ingentes de mala suerte.
Los nuevos mutantes presenta al mundo la siguiente generación de los hijos del átomo. Los alumnos de la escuela Xavier que hemos conocido hasta ahora ya son bastante talluditos como para dar el pego de estudiantes, contando con que las últimas películas habían quemado a los clásicos hasta el aburrimiento. Los nuevos mutantes se presentan al mundo como herramienta necesaria para mantener con algo de vida a esta saga que ya rebotaba contra sí misma después de 20 años. Este renovado grupo de jóvenes con extraordinarios dones recupera la esencia original, la de una panda de chavales que afrontan la realidad de un mundo que los odia y los teme, pero al que están dispuestos a defender.
El tono adolescente de aquellos X-Men originales que imaginaron Stan Lee y Jack Kirby vuelve a escena con esta reunión de inadaptados, inseguros ante las posibilidades de sus recién descubiertos poderes. Encerrados en una institución que, parece, les ayudará a controlar los inestables dones de los jóvenes, descubrirán que su peor enemigo son sus propios miedos.
Sin perder de vista el contexto mutante, lo cierto es que Boone apostó por marcar su propio territorio, con referencias bastante claras y alejadas de lo visto hasta este momento en la franquicia. Si en las anteriores primaba la metáfora sobre la minoría (muy potente al principio, sobreexplotada con el tiempo) y el enfrentamiento entre las dos posturas ante el conflicto (representadas por Xavier y Magneto), Los nuevos mutantes se adentra sin tapujos en la aventura de terror adolescente, variaciones del cliché de la casa encantada incluidas.
Boone sumerge a los personajes en la consabida odisea de descubrimiento personal, en el que tendrán que resolver los conflictos generados entre ellos ante situaciones de vida o muerte. Personajes, por otra parte, que gozan de bastante contundencia, y caen bien al espectador desde el minuto uno, Tras sus respectivas fachadas, en el interior esconden niños que afrontan la entrada en la edad adulta de la peor forma posible, entendiendo que su lugar en el mundo está en entredicho por unos dones que nunca pidieron y que solo les han traído desgracia y rechazo. En los primeros compases de la película, Boone se esfuerza porque estos chicos se ganen la simpatía del espectador, o, por lo menos, que veamos su potencial. Sí, es cierto, el desarrollo de sus personalidades es bastante predecible y no descubre la rueda, pero gozan de cierto carisma.
Lo que juega en su contra es que no son las caras reconocibles de la pandilla muti, y el público puede encontrar difícil conectar con estos roles extraídos de las viñetas. Están muy lejos de la arrasadora presencia de Phoenyx o Wolverine, por descontado. Es entonces cuando Boone los empuja a ese terreno desconocido por la franquicia, el terror de criaturas extirpadas de sueños terribles, que torna en enfrentamiento no exento de épica con el auténtico mal encarnado.
Las referencias claras, la tercera entrega de la saga de Elm Street, Dream Warriors (Chuck Russell, 1987) y la magnífica serie Buffy, de la que vemos imágenes durante el metraje en claro homenaje.
A pesar de las buenas intenciones, Los nuevos mutantes se queda a medias en casi todo. Los personajes no acaban de levantar el vuelo, a pesar de las simpatías que despiertan, los cambios de ritmo y tono resultan bastante desconcertantes y el despliegue de épica de los últimos compases parece hasta exagerado si comparamos con el resto de la película.
Las caras conocidas entre el plantel de actores no quitan el sabor de quiero y no puedo en la construcción de estos chicos deslumbrados por su propio poder. Destaca por encima de todos Anya Taylor-Joy en su papel de Illyana, alias Magik, que acaba por llevar el peso de la película sin ser ella la protagonista de la función.
Entretenida pero escasa, entrañable pero carente de la personalidad que, en ocasiones, parece asomar entre el batiburrillo de ideas, conectar con esta nueva generación mutante solo es posible si hay algún tipo de conexión emocional con los personajes, por experiencias previas en el mundo del cómic.
Es mi caso, admito. Hace muchos años, mi primer contacto con el universo mutante tuvo como protagonistas a estos chicos algo inocentes y cándidos. Antes incluso que con los mayores de la escuela Xavier. La saga que inspira esta película protagonizó bastantes pesadillas infantiles por culpa de cierto ente malévolo que atormenta a Moonstar, la estrella de la función. Y, quizá, por eso noto con mayor frustración el insípido resultado de Los nuevos mutantes, porque parece el comienzo de algo que tenía futuro. Ahora sabemos que esa perspectiva se desvanece, y no veremos sagas como la niña diabólica, en la que disfrutaríamos de una Illyana desatada.
Pero eso son divagaciones. La realidad es que Los nuevos mutantes es un entretenimiento ligero, que nos ha permitido volver a las salas de cine sin pretensiones, a disfrutar de las palomitas y del espectáculo de fuegos artificiales, con esa dosis de horror flojo que regala la sensación de diferencia respecto a las otras producciones de los mutantes. A pesar de sus incontables debilidades, pasé un buen rato. Quizá por nostalgia, sí. Pero me encanta que me permitan sacar a pasear al niño de 9 años que un día fui. Así que permítanme disfrutar con cosas tan pasajeras como Los Nuevos Mutantes, que menudo año llevamos.
Ficha técnica:
Los nuevos mutantes (The New Mutants), EUA, 2020.Dirección: Josh Boone
Duración: 94 minutos
Guion: Josh Boone, Knate Lee (Cómic: Chris Claremont, Bob McLeod)
Producción: 20th Century Studios, Marvel Entertainment
Fotografía: Peter Deming
Música: Mark Snow
Reparto: Blu Hunt, Maisie Williams, Anya Taylor-Joy, Charlie Heaton, Henry Zaga, Alice Braga, Happy Anderson, Thomas Kee, Colbi Gannett, Adam Beach, Dustin Ceithamer