Críticas
¿Justicia o venganza?
Los siete magníficos (2016)
The Magnificent Seven. Antoine Fuqua. EUA, 2016.
Hay películas que resultan casi intocables, porque, entre otras razones, forman parte de una especie de imaginario colectivo, y atreverse a revisitarlas, a volverlas a llevar al cine, se entiende casi como una profanación, como si se tocara algo que resulta ya sagrado. Es el caso de títulos como Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind, Victor Fleming, 1939), Ben-Hur (William Wyler, 1959) o Los siete magníficos (The Magnificent Seven, John Sturges, 1960). Más allá de que sean películas extraordinarias (las tres citadas lo son), se han convertido casi en objetos de culto, inviolables, que forman parte de la memoria de varias generaciones, de manera que, si se plantea una nueva versión cinematográfica de alguna de ellas, ya se da por supuesto que será un fracaso.
Es lo que ha pasado con Ben-Hur (Timur Bekmambetov, 2016) y, en menor medida, con Los siete magníficos. Eran objetos sagrados y ahora se han convertido en películas que, en opinión de muchos, no llegan a la altura de las originales. Curiosamente, ninguna de las dos era completamente original, la primera partía de la versión de Fred Niblo de 1925 y la segunda trasladaba al Salvaje Oeste una propuesta muy conocida de Akira Kurosawa, Los siete samuráis, de 1954.
Hechas estas prevenciones, podemos centrarnos en Los siete magníficos de Antoine Fuqua, adaptada nuevamente al cine por los guionistas Richard Wenk y Nic Pizzolatto (este último creador de True Detective) y con un interesante reparto interracial que tiene, entre sus mayores atractivos, juntar de nuevo a Denzel Washington y a Ethan Hawke tras las soberbias interpretaciones que realizaron juntos en Training Day (Antoine Fuqua, 2001). Hay algunos cambios importantes con respecto a la versión de Sturges, pero el marco argumental se mantiene inalterado: el bandido mexicano Calvera (Eli Wallach) ha sido sustituido por un empresario minero sin escrúpulos llamado Bartholomew Bogue (Peter Sarsgaard) y, en lugar de encontrarnos en un pueblo mexicano, estamos ante una comunidad de granjeros llamada Rose Creek.
La película comienza con la presentación del malvado de la función: Bogue quiere quedarse con las tierras de los granjeros a precio de saldo y, para ello, no duda en amenazarlos, asesinarlos y quemar su iglesia, con la ayuda, eso sí, de un grupo de mercenarios y del sheriff del lugar, al que tiene en nómina. Es una lástima que, al final, el villano no adquiera mayor protagonismo y se convierta en poco más que una caricatura de sí mismo, sobre todo porque al principio consigue perfectamente lo que pretende, que el espectador lo odie tanto que desee ver la película solo para comprobar que al final alguien le da su merecido.
Tras ese episodio, Emma Cullen (Haley Bennett) intenta vengar la muerte de su marido y encuentra en primer lugar a Chisolm (Denzel Washington), un cazarrecompensas con métodos poco ortodoxos. Es muy interesante la reflexión del personaje de Cullen cuando le dice a Chisolm que lo que quiere es justicia, pero que se conformará con venganza. La presentación de Chisolm es uno de los mejores momentos de la película, que homenajea a infinidad de títulos del western, como La muerte tenía un precio (Per qualche dollaro in più, Sergio Leone, 1965), Hasta que llegó su hora (C’era una volta il West, Sergio Leone, 1968), Grupo salvaje (The Wild Bunch, Sam Peckinpah, 1969) e incluso los últimos títulos de Tarantino, Django desencadenado (Django Unchained, 2012) y Los odiosos ocho (The Hateful Eight, 2015). Es más, la presentación de Chisolm parece un claro homenaje al personaje interpretado por Christoph Waltz en Django desencadenado, el Doctor King Schulz, como si hubiera fundido en un mismo personaje al cazador de recompensas y al esclavo liberado (Jamie Foxx).
Será el propio Chisolm quien se encargue de reclutar a los demás miembros de la banda, cada uno de ellos con una especialidad determinada: un jugador irlandés llamado Josh Faraday (Chris Pratt); el tirador Goodnight Robicheaux (Ethan Hawke) y su ayudante oriental, Billy Rocks (Byung-hun Lee); un forajido mexicano llamado Vásquez (Manuel Garcia Rulfo); un explorador y trampero con aspecto de oso, Jack Horne (Vincent D’Onofrio); y un comanche, Cosecha Roja (Martin Sensmeier). Sin duda, los personajes de Chisolm y Robicheaux destacan por encima del resto, el primero por el oscuro pasado que arrastra y el segundo por tratarse de un pistolero en el ocaso que parece la reencarnación de Doc Holliday. De hecho, su interpretación recuerda a la de Val Kilmer en Tombstone (George P. Cosmatos, 1993) y a la de Dennis Quaid en Wyatt Earp (Laewrence Kasdan, 1994). De todas maneras, no pierdan de vista a Faraday, sobre el que recae el peso cómico del grupo.
En definitiva, con estos ingredientes ya sabemos lo que nos vamos a encontrar, pero es una buena ocasión para que nuevos públicos se acerquen a un género como el western y descubran las múltiples referencias clásicas que hay tras él. Y sí, reconocerán los acordes de Elmer Bernstein en los créditos finales. Además, la de Los siete magníficos será ya, por desgracia, la última banda sonora del gran James Horner, desaparecido en junio de 2015.
Tráiler:
Ficha técnica:
Los siete magníficos (2016) (The Magnificent Seven), EUA, 2016.Dirección: Antoine Fuqua
Guion: Richard Wenk y Nic Pizzolatto
Producción: Todd Black y Roger Birnbaum
Fotografía: Mauro Fiore
Música: James Horner y Simon Franglen
Reparto: Denzel Washington, Chris Pratt, Ethan Hawke, Byung-hun Lee, Manuel Garcia‑Rulfo, Vincent D'Onofrio, Martin Sensmeier, Peter Sarsgaard, Haley Bennett.
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