Críticas
Líneas en fuga
Lost in Face
Valentin Riedl. Alemania, 2020.
Carlota sufre de ceguera facial. Es entrevistada en este documental por su realizador, el neurocientífico alemán Valentin Riedl, inspirado por la manera en que esta mujer de unos 50 años lleva adelante su discapacidad. Una desconexión de los circuitos cerebrales le impide recordar los rostros. Cuando se mira en alguna foto se reconoce como la mujer que usa su ropa. De una infancia dolorosa, donde se la tildaba de distraída y poco inteligente, Carlota ha creado a su alrededor un universo tan singular como su dolencia.
La vida en soledad ha sido su camino. Sus trabajos como camionera o proyeccionista de cine la han mantenido apartada de otras personas, al punto de ahorrar para comprarse un velero y navegar la costa de Australia, mientras se preparaba para recorrer el mundo, hasta encontrar en el Congo o en el Amazonas, una selva que la tragara de la civilización.
Desde hace muchos años, casi desde que era una adolescente, registra su vida: la larga compañía de su caballo Mario; el cuarto que le ha reservado a sus pájaros, para los que ha construido una jaula gigante con ramas de árboles y cuerdas que les permiten soñar con esa selva anhelada; sus momentos compartidos con una madre que de niña la dio en adopción; y las interminables sesiones en que, pasándose la mano por el rostro, adivina una geografía facial que va registrando con líneas que se ocupan de las sombras que producen las zonas cóncavas o convexas de su rostro, ofreciendo una interminable e inigualable colección de autorretratos realizados a la luz de las velas durante largas noches. Y el relato de sus sueños, contenidos por un gran lienzo pintado, que dan cuenta de sus anhelos y de sus frustraciones.
La cámara de Reidl la acompaña en todas estas actividades, descubriendo en su rostro una eterna sonrisa, algo enigmática, pero afable, que nos lleva a admirarla luego de descubrir el catálogo artístico y artesanal en que ha convertido su dolor y su soledad…
La cámara sigue a Carlota por el bosque, donde recoge ramas para la jaula abierta de sus pájaros, o en la clínica, donde se le realiza una resonancia magnética, cuyas imágenes, mágicamente, se desglosarán, convertidas en paisajes y seres animados por el magnífico artista Frédéric Schuld. Esos dibujos interpretan sus sueños, en blanco y negro, mostrándola con una melena roja y dos ojos blancos recortados en la oscuridad de la noche. Pareciera que siempre es de noche en sus sueños, donde su compañía la integran el caballo Mario, la jaula con aves y su velero, especie de canasta suspendida de un andamio en lo alto, donde ningún humano pueda acercarse.
Reidl logra entrevistar a una joven que, cuando era niña, miraba cómo sus amigos paseaban en los caballos que cuidaba Carlota y que ella nunca tendría. Ese día, esta mujer callada le ofreció a Mario para que ella también paseara, y la joven, agradecida, hoy recuerda ese hecho que le cambió radicalmente su vida.
En su infancia, Carlota seguía a cualquier mujer, creyendo que era su madre, o entraba en otra aula, porque no podía retener los rostros de quienes la rodeaban cotidianamente. En ese afán de no perderse, Carlota registra todo… En la entrevista, Reidl da lugar a espacios en silencio, a atmósferas muy iluminadas o íntimas, como la sesión de pintura a la luz de las velas. La cámara se detiene en esta mujer solitaria y la registra como ella no puede hacerlo con su entrevistador. Pero él logra que, por primera vez, haga un retrato de otra persona y lo dibuja. A él lo reconoce por el caminar inestable, no por sus ojos claros o su cabello largo. Pero lo dibuja, con la hoja de papel sobre su pecho, sin mirar lo que hace, sino observando a su modelo, antes de que se le borren las líneas de su cara, adivinando que el lápiz se asiente en el lugar indicado del papel, especie de espejo ubicado en el regazo de la dibujante, donde el retratado va viendo cómo se devela su rostro, tal como la artista lo ve.
Una de nuestras preferidas en el Festival, por el personaje, por la originalidad de su propia afección, por la delicadeza con que la trata Reidl, como médico y como cineasta, por la magistral interpretación de sus sueños en la animación de Schuld… Riedl se acerca a Carlota más que nadie lo haya hecho nunca. Y lo hace con respeto, intuyendo en esa mujer huidiza la capacidad de crear, en su humilde casa rural, un espacio para descubrirla a través de sus producciones, realizadas sistemáticamente y catalogadas en un archivo del que muestra apenas una punta, pero que sugiere un universo interior riquísimo.
Ficha técnica:
Lost in Face , Alemania, 2020.Dirección: Valentin Riedl
Duración: 81 min. minutos
Guion: Valentin Riedl, Frédéric Schuld
Producción: Corso Film, FilmStahl
Fotografía: Doro Goetz