Críticas
Juntos en la madrugada
Madrid 1987
David Trueba. España, 2011.
Uno de los grandes problemas del cine español actual es el de la distribución, y el caso de Madrid 1987, la última película de David Trueba, resulta casi paradigmático. La cinta llegó a las salas el pasado 13 de abril, pero, en la práctica, solo pudo verse en un puñado de cines durante muy pocas semanas, lo que la ha convertido en un estreno casi invisible. Ahora acaba de publicarse el guion en Anagrama, apenas un par de meses después de su estreno, pero lo más curioso es que al guion le acompaña la película en DVD, y esa es la forma en que los espectadores han podido acceder de una forma más sencilla y directa a una pequeña joya como Madrid 1987. Aunque la prensa la cubrió como un gran estreno y apareció reseñada en todos los suplementos, la cinta apenas ha tenido espectadores en cine, lo que no le resta, ni mucho menos, importancia, pero exige por nuestra parte una reflexión, sobre todo cuando vemos lo que llega a nuestras salas.
Hecha esta aclaración, lo que procede es hablar de una pequeña obra maestra titulada Madrid 1987, en la que Trueba ha practicado un ejercicio de intimismo narrativo con un presupuesto bastante modesto, lo que le da una pátina de película pequeña en lo que respecta a su producción, si bien el resultado es muy grande. Lo que más se repitió en su momento era la premisa argumental, que encerraba a dos personajes en un baño durante un fin de semana de verano en Madrid. Esos personajes conforman una pareja asimétrica que, de no haberse quedado encerrada, lo más probable es que no hubiera permanecido junta demasiado tiempo. Y aquí encontramos una de las mayores virtudes de Madrid 1987, el duelo interpretativo que se establece entre José Sacristán y María Valverde. En Madrid 1987, Sacristán interpreta a Miguel Batalla, un reconocido articulista que parece dialogar con los personajes que interpretó para José Luis Garci en Asignatura pendiente (1977) y Solos en la madrugada (1978), e incluso con el de Joaquín Góñez, protagonista de Roma (Adolfo Aristarain, 2004), su último gran papel para el cine. María Valverde, en cambio, es Ángela, una joven estudiante de Periodismo que está realizando un trabajo sobre el columnista. Entre ambos se va a producir un diálogo intergeneracional, ya que Miguel Batalla representa el pasado –fundamentalmente la transición española– y Ángela es el futuro, tal como se puede comprobar en el fundido en blanco que cierra el metraje. La desnudez de ambos así lo ratifica: la piel arrugada y llena de manchas de Sacristán es la antítesis de la piel firme y suave de María Valverde.
Un piso vacío –los créditos finales revelarán que se trata del estudio del pintor Joaquín Risueño– y el sonido de la radio dando las noticias trasladan al espectador al mes de julio de 1987, según vemos en un periódico abandonado en un rincón. A continuación, encontramos a Miguel Batalla en el Café Comercial escribiendo su columna para el lunes –es sábado–. No tarda en llegar Ángela, un auténtico soplo de aire fresco dentro del ambiente del café. Aunque en estos momentos no lo sabemos, estas son las únicas escenas que tendrán lugar fuera del espacio del piso que hemos visto en los primeros fotogramas. En este sentido, Madrid 1987 recuerda a títulos como En la cama (Matías Bize, 2005) o Habitación en Roma (Julio Medem, 2010), donde los personajes permanecen –si bien por voluntad propia– en un mismo espacio durante buena parte de la película.
La película renuncia a ser una comedia y se convierte en un verdadero diálogo intergeneracional, en un ejercicio de desnudez, no solo física, sino también espiritual. De una forma fortuita, Miguel y Ángela se quedan encerrados –y desnudos– en el baño del piso que le ha prestado a Miguel un amigo pintor por si tenía ocasión de vivir una pequeña aventura amorosa. Es en ese momento cuando los personajes se desnudan anímicamente; primero Miguel, autosuficiente y condescendiente, pero luego también Ángela, dispuesta a reafirmarse frente a la última generación que padeció la dictadura, pero que ha acabado conformándose con la cultura del pelotazo. En ese sentido, resulta muy interesante un artículo de Manuel Vicent, “Verano de 1987”, que Trueba coloca al principio del guion y acaba así: “Entre el desencanto y el pelotazo, España cambió de piel aquel verano de1987”.
En su composición, la fotografía de Madrid 1987 recuerda a los cuadros de Antonio López, con interiores de lavabos y espejos. En una película construida fundamentalmente con diálogos, hay algunos memorables, como cuando Miguel afirma “he dejado todo para septiembre”, que es casi una declaración de intenciones. Más tarde dice que “el tiempo es el único tema. El paso del tiempo”, en el momento en el que están hablando sobre arte y literatura. Y luego habla de una película francesa de Jean Gabin, Touchez pas au grisbi (Jacques Becker, 1954), y describe una escena en que los personajes se ponen a comer queso y pan acompañado de un chato de vino. Casi al final, hay un pequeño homenaje al cine: aprovechando un marco vacío apoyado en los azulejos del baño, Miguel invita a Ángela a sentarse junto a él en la bañera y le va relatando una película supuestamente interpretada por Agustín González. Es un pequeño homenaje al desaparecido actor.
Sin duda, vale la pena ver Madrid 1987, aunque solo sea para reencontrarse con una de las mejores voces del cine español, la de un actor como José Sacristán, quien, por desgracia, no se prodiga mucho en el cine últimamente. Un último consejo de Miguel Batalla, antes de que suene la música de “Mañana”: “La vida es el sabotaje perfecto de los sueños”.
Trailer:
Ficha técnica:
Madrid 1987 , España, 2011.Dirección: David Trueba
Guion: David Trueba
Producción: Jessica Berman
Fotografía: Leonor Rodríguez
Música: David Trueba, Irene Tremblay
Reparto: José Sacristán, María Valverde, Ramon Fontserè, Eduardo Antuña, Bárbara de Lemus
Gran película,y aunque mi temprana edad sea únicamente de 22 años,reconozco una princesa de una rana y esta película es una princesa bellísima.
Flojera de peli… predecible e insulsa
Me gusta mas leer el guion , y no tanto la pelicula , porque esta no tiene todo lo del guion . Quizas porque se quiere proteguer a la actriz y lo entiendo .
Por eso me gusto mas leer el libro .