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Mare of Easttown, la profundidad de Kate Winslet en la América profunda.
El primer capítulo de Mare of Easttown nos introduce en el pequeño universo en el que va a desarrollarse la historia sin decirnos cuál va a ser esa historia, aunque intuimos varios dramas posibles en este pueblo de la Pennsylvania rural, en el que todos tienen el aspecto de vivir ahí porque no han podido escapar. Es el mundo de Mare Sheehan, una detective de la policía local. En Easttown hay muchos secretos, pero no anonimato. Mare conoce a todo el mundo, porque todos son sus vecinos, amigos, examigos o antiguos compañeros de clase. Cuando sus colegas le comunican un robo o un incidente llaman a los implicados por sus nombres de pila. Su jefe la convoca a su despacho para insistir en un caso pendiente: la desaparición de una adolescente. Y esa noche Mare asiste a una fiesta con la madre de la chica, que era una de sus mejores amigas y que ahora culpa a Mare de no haberse esforzado en encontrarla. Todo está conectado en esta tela de araña, en la que un golpe en un hilo reverbera en todos. La fiesta es un homenaje por el 25 aniversario de un partido de basket en el que ganaron el torneo estatal de institutos, un recuerdo épico al que el pueblo parece aferrarse como si fuese lo único bueno que han logrado como comunidad. Mare fue la heroína del último partido y la presentan como Lady Halcón. Pero ella no se aferra a ese recuerdo, es una escéptica de su propia hazaña. Su rostro nos muestra que fueron unos minutos de gloria que precedieron a una vida triste, aunque aún no sabemos por qué. Algo en la forma en que está contada la serie y sobre todo la profundidad que Kate Winslet da a su personaje, hace concebir esperanzas, en el episodio piloto, de que lo que en algún momento hemos temido que sean solo estereotipos van a ser personajes y situaciones de carne y hueso.
El resto de los capítulos lo confirma. La serie se acerca a caminos trillados, pero nunca se pierde en ellos: “pueblo pequeño, infierno grande”, “detective con problemas personales que juega según sus propias reglas”, “el dudoso encanto de la América profunda”… cosas que hemos visto muchas veces. ¿Qué nos hace celebrar la diferencia de series como Mare of Easttown? El excelente guion de Brad Ingelsby, que sortea los tópicos casi sin caer en ellos. Y la dirección, del propio Ingelsby y de Craig Zobel (The Leftovers, 2014, Westworld, 2016) que consigue levantar un mundo creíble, identificable. Quizá demasiado triste para ser real, pensé en algunos momentos, mientras la veía, pero lo suficientemente verosímil como para entrar en él. Pero, sobre todo, la serie se eleva muy por encima de la media de otras del género, gracias a la impresionante actuación de Kate Winslet. Los problemas personales de Mare son como los de sus vecinos, sabe que no es diferente a ellos, pero su trabajo es solucionar problemas y lo hace lo mejor que puede. No juzga, no sermonea, no es condescendiente, ni siquiera es amable; pero en su determinación por hacerlo lo mejor que puede, encontramos a un personaje luminoso que ella construye desde la austeridad total. Winslet me ha emocionado muchas veces, no en Titanic, pero sí en ¡Olvídate de mí! (Michel Gondry, 2004) Juegos secretos (Todd Field, 2006) Revolutionary Road (Sam Mendes, 2008) o Un dios salvaje (Polanski, 2011), pero aquí en cada uno de los siete capítulos regala una gran interpretación antipática, compasiva, emocionante.
De acuerdo Jaime. Es una serie digna de una obra Nietzscheana… algo así como “Humana, demasiado humana”. Es una marea de sentimientos y disputas muy bien lograda. Pareciera que nunca para, sin embargo, al final el libretista nos da un descanso para respirar en medio del mar agitado y tomar aliento para ese final sorpresivo.
Gracias por la conexión nietzscheana, David, me encanta lo de «humana, demasiado humana» en relación con Mare.
La serie me gustó mucho, lo que no estoy de acuerdo con la frase hecha «America profunda», que por otra parte no se a que se aplica, tal vez Gran Torino se acerque mas a este tipo de ambiente.
Tampoco es un pueblo rural, es una pequeña ciudad muy cerca de una ciudad importante.
Creo que exagera un poco con la familiaridad de los personajes, el lugar no es taaan chico, pero bueno es la marca registrada de la historia.
Hola Oscar, me alegro que la serie también te gustase. La verdad es que no conozco Easttown, así que no sé cuánto de verdad hay en la imagen que construye la serie que según creo, mezcla ambientes de diferentes ciudades de Pensilvania. El Condado de Delaware, que incluye toda esa zona, está en general considerado rural y por eso utilizo ese adjetivo. Claro que hablando de USA yo diría que “rural” significa en realidad “no muy industrial”, algo diferente de lo que significaría en España. Es interesante lo que dices sobre el tópico de la América Profunda y es pertinente preguntarnos a qué nos referimos. Yo, por ejemplo, vivo en Mallorca y aquí a veces nos referimos a los pueblos del centro de la isla como la “Mallorca profunda” y lo decimos con mucho respeto, quizá refiriéndonos a que son pueblos que se mantienen lejos de los circuitos turísticos, apartados de la sofisticación y los cambios de otras zonas. De este modo, creo que con el tiempo, lo de “profundo” asociado a un país o región ha ido adquiriendo un sentido ambivalente: por un lado, no modernizado y por otro auténtico. En ese doble sentido lo utilizo refiriéndome a esta serie, parece que es una zona deprimida, alejada de los centros de poder y donde la gente depende mucho unos de otros. La asociación que haces con Gran Torino me parece acertada, pero yo no percibo loa ambientes tan diferentes. Y es cierto lo que dices, que se presenta una familiaridad que encajaría mejor en pueblos más pequeños; quizá en la verdadera Easttown no todo el mundo se conoce tan bien (¿o tan mal?) como en la imaginaria ciudad de la serie, que nos representamos como un sitio pequeño, una auténtica ratonera existencial.
Kate winslet facilmente la mejor actriz viva.