María, reina de Escocia

La realizadora británica Josie Rourke (National Theatre Live: Les Liaisons Dangereuses, 2016; National Theatre Live: Coriolanus, 2014) ha construido una importante trayectoria dentro del ámbito del arte dramático, siendo en la actualidad la única directora a la cabeza de uno de los más importantes teatros de Londres, el Donmar Warehouse.

Como un siguiente escalón en su carrera, Rourke ha decidido incursionar en el mundo del cine, llevando con pericia a la pantalla grande el filme María, reina de Escocia, que narra la historia muchas veces contada de María I de Escocia –María Estuardo–, quien fue reina de Escocia de 1542 a 1567; una adaptación escrita por Beau Willimon (House of Cards), basada en la biografía Queen of Scots: The True Life of Mary Stuart, de John Guy.

Como resultado podemos apreciar que la experiencia y habilidad artística de Rourke se hacen notar en la puesta en escena y la adaptación a la época, que son verdaderamente atractivos. Desde el vestuario hasta los peinados, la ambientación y el arte en general son realmente exquisitos.

Más que en un afán revisionista o históricamente muy preciso, María, reina de Escocia se enfoca en la parte artística y teatral de la representación.

Para el papel de María Estuardo se contó con la destacada interpretación de Saoirse Ronan (Brooklyn: Una nueva vida, 2015; Lady Bird, 2017), quien se sumerge tan profundamente en el personaje, que lo hace creíble, logrando así una actuación cargada de cambios y matices, de explosiones y contención, de muestras de fortaleza y empoderamiento. Es a la vez conciliadora y provocadora, inocente y audaz; es al mismo tiempo mujer y reina.

María, reina de Escocia narra el regreso de María a Escocia desde Francia, después de enviudar del príncipe Francisco, el delfín. Muestra la complicada situación política a su regreso, sobre todo la creciente tensión entre bandos protestantes y católicos. Los primeros, liderados por John Knox (David Tennant), un guía mordaz que no acepta a María y hará todo por desprestigiarla. Y no solo él, la mayoría de los hombres que la rodean la utilizan, la traicionan y le mienten constantemente, entre ellos, al que elegirán como su marido, Lord Darnley (Jack Lowden).

Asimismo, se retrata la preocupación de los hombres en la corte, ante una mujer que tiene opinión y fortaleza, que quiere gobernar y darse a respetar en un mundo masculino sin la menor confianza en su capacidad.

Como contrapeso, nos presentan la corte de Inglaterra, con Isabel I (Margot Robbie) a la cabeza, y la tensión entre las dos reinas por mantener la corona y su poder. A través de cartas y mensajeros se va creando entre ellas una relación de amor fraterno y odio desmesurado, que será el principal hilo sobre el que se teja la trama, y en eso radica su mayor mérito.

Isabel teme que María pueda, por derecho de nacimiento, reclamar la corona inglesa, y eso la mantiene en una inquietud constante, mientras que María, apoyada por su medio hermano James, busca la pareja para un matrimonio más conveniente.

Quizá el filme intenta abarcar demasiada información y, de pronto, entre tantas variantes y sucesos, tantos personajes y elementos históricos, la historia se vuelve abrumadora y se sale un poco de cauce hasta llegar a perder por momentos la atención del espectador. Por otro lado, muchas licencias históricas se toman en pro de la narración, haciendo algunas modificaciones en la cronología o en la participación de los personajes en ciertos hechos. Sin embargo, la estética que logran Rourke y John Mathieson, el director de fotografía, es atractiva y bien lograda, así como los puntos de vista de la cámara, los poderosos primeros planos, la sutil y eficaz iluminación, los acercamientos pausados a las miradas de los personajes, las escenas en las distintas cortes resultan interesantes y arrebatadores.

A su vez, tanto Ronan como Robbie (Yo, Tonya, 2017; El lobo de Wall Street, 2013) nos regalan unas muy buenas interpretaciones, sobre todo destacan en su encuentro frente a frente –el cual se cree que, en realidad, nunca ocurrió– en el que se miden sus fuerzas, sus personalidades y sus capacidades histriónicas, logrando la escena más notable de la película y permitiendo que el espectador sienta empatía por ambas reinas, a pesar de su antagonismo.

De tal forma que Rourke logra brindarnos un relato sobre lealtades y traición, sobre lucha de poderes, sobre mujeres que han intentado a lo largo de la historia, unas con mayor éxito que otras, enfrentar un mundo dominado por hombres y romper el status quo, como la directora misma lo ha hecho en el ambiente del teatro, así que su trabajo, aún con ciertos bemoles es apreciable y relevante.