Críticas
Abriendo el baúl de los recuerdos
Mi casa en París
My Old Lady. Israel Horovitz. Reino Unido, 2014.
El segundo largometraje del director teatral Israel Horovitz, Mi casa en París, es una adaptación de una obra de teatro de 2002, escrita por él mismo. El film constata claramente dicho origen, delata sus obvias raíces, ya que el peso de la trama recae por completo en la interpretación y los diálogos de los personajes, impecablemente representados por los primeros actores, Kevin Kline (The Conspiration, Last Vegas), Maggie Smith (El Exótico Hotel Marigold, Gosford Park), y Kirstein Scott Thomas (La llave de Sarah, Antes del invierno).
Tras la muerte de su padre, Mathias Gold –un “perdedor”, alcohólico en recuperación, además de depresivo-, se traslada de Nueva York a París, para tomar posesión de una propiedad que recibió como herencia. Sin embargo se encuentra con la non grata sorpresa de que no puede venderla ni hacer uso de ella, ya que la casa está habitada por una anciana y su hija Chloè. Mathilde, a sus 92 años tiene derecho a permanecer en ella hasta que muera, ya que muchos años atrás la vendió al padre de Mathias como un usufructo vitalicio.
El conflicto medular se plantea casi desde un principio, no obstante tarda gran parte de la cinta en comenzar a desarrollarse y complicarse, para así volverse más interesante. Se toma demasiado tiempo en la presentación del asunto y lo que al parecer, se estaba dirigiendo hacia un género de comedia sagaz y áspera, adquiere de pronto, un tono plenamente melodramático, que se instala en terreno seguro y conocido.
Mi casa en París es un drama de adultos de mediana y avanzada edad, con problemas de infancia no resueltos, que al abrir la caja de pandora, se volcarán revelaciones intensas, que serán un parte aguas en su vida. Observamos como el escarbar en el pasado se convierte en un mecanismo catalizador que sanará heridas mal cerradas, ya que al abrirlas nuevamente vuelven a doler, pero sin duda, cicatrizarán de mejor forma.
Kevin Kline es un elemento clave en el desarrollo de la historia, sus tablas y experiencia como actor, tanto de cine como de teatro, le permiten personificar sin problemas este curioso pero sufrido personaje. Este cínico, pero a la vez indefenso ser humano que aparenta ser un hombre mayor, sin embargo en muchas de sus reacciones sigue siendo como un niño. El protagonista logra, sin duda alguna, transmitir esa ambivalencia entre dureza y suavidad, entre lo sarcástico y lo sensible, entre el orgullo y la baja autoestima.
Al ser un guión pensado para teatro la mayor parte del tiempo transcurre en el interior de la casa, y la fuerza de la historia depende casi por completo de los diálogos y la interacción entre personajes. No se hace uso del flashback para remontarse al pasado, si no que, como se comenta arriba, todo depende de la fuerza y contundencia de las actuaciones, que son las que finalmente logran en cierta forma convencer y llamar la atención del espectador.
Uno de los atractivos de trasladar precisamente esta obra del teatro al cine podría ser la ciudad de París, que es tan fotogénica, seductora y romántica, que verdaderamente se vuelve un escenario que cuenta historias por sí sola. En esta ocasión acompaña la trama en ciertos momentos, dando ese toque nostálgico y sensitivo, valiéndose de su música, de sus bellas calles empedradas, de su colorido, de su onírico paisaje a orillas del río Sena. Así que las imágenes se insertan a lo largo de la película, con el fin de dar un poco de movimiento y variedad de escenarios, aunque la casa en cuestión es la protagonista, porque es el punto central en que convergen los secretos, anhelos y sufrimientos de cada personaje.
Algunas situaciones de pronto resultan un tanto forzadas, trilladas y hasta predecibles, sin embargo, no creo que sea algo que haya preocupado al director. Pienso que lo que realmente busca es una película que transmita emociones, basándose en diálogos e interpretaciones intensas y convincentes, no tanto impactar por ser original y novedoso, o por contar una historia profunda o de mucha complejidad.
Horovitz tiene una larga trayectoria como director y escritor de teatro. Su prolífica carrera le ha permitido llevar al escenario más de setenta obras, de las cuales, algunas han sido traducidas y presentadas en distintos países, en diferentes idiomas. Por otro lado, pasa la mitad de su tiempo entre Estados Unidos y Francia, produciendo teatro en ambos países, lo cual se refleja en Mi casa en París, en el interés por el intercambio cultural, las relaciones sociales, la experiencia de un extranjero fuera de su país y la complejidad de la comunicación en diferentes idiomas.
La fotografía a cargo de Michel Amathieu, aporta lo que el film requiere, es decir, que las imágenes van de acuerdo al estado de ánimo en que va presentando el relato. La iluminación está utilizada a favor de la historia, en los momentos más críticos se presenta a París de noche, con muy poca luz. En los ratos que se percibe un rayo de esperanza se muestra a la cuidad de día, plagada de iluminación natural, de destellos y color. También a la manera teatral de dar a la luz su carácter emotivo, como transmisor de sensaciones y generador de ambientes.
Asimismo, Mark Orton, da a la música la encomienda de un elemento de ambientación, logrando un sonido melancólico y atemporal, que denota lo parisino, lo antiguo y artístico, pero a la vez dejando en el aire notas cargadas de nostalgia.
En fin, Mi casa en París, nos hace vivir una experiencia teatral, pero adaptada a la pantalla grande, valiéndose del apoyo de elementos cinematográficos que se toman para enriquecerla, sin embargo el producto final no se logra alejar realmente de su esencia inicial.
Tráiler:
Ficha técnica:
Mi casa en París (My Old Lady), Reino Unido, 2014.Dirección: Israel Horovitz
Guion: Israel Horovitz
Fotografía: Michel Amathieu
Reparto: Kevin Kline, Maggie Smith, Kirstein Scott Thomas
Una peli divertida..
Que Te lleva a Paris