Críticas
Máscaras y cuerpos
Mi semana con Marilyn
My week with Marilyn. Simon Curtis. Gran Bretaña, 2011.
En el año 1956, Marilyn Monroe viajó a Londres para rodar bajo las órdenes de Laurence Olivier El príncipe y la corista (The Prince and the Showgirl, 1957). La oleada que desató la estrella a su paso por la capital británica fue relatada en tono autobiográfico por Colin Clark en forma de dos libros. Colin Clark trabajó durante aquellos meses de rodaje como tercer ayudante de dirección, y se convirtió en amigo y cómplice de la actriz. La película de Simon Curtis toma los libros de Clark como referencia para recrear los problemas de Marilyn Monroe en adaptarse al rodaje británico, mucho más teatral que el estadounidense, y toda una serie declichés sobre la actriz que ya conocemos: su inseguridad, su fragilidad, la dependencia a los narcóticos o su tormentosa relación con Arthur Miller.
El filme también nos muestra los pormenores del rodaje de El príncipe y la corista, pero el interés sobre este punto es casi inexistente, ya que no aporta nada, y toda la reflexión de Laurence Olivier (Kenneth Branagh) sobre la actriz se centra en los tópicos. Lo único que merece la pena ser reseñado en este aspecto es la declaración final, en la que el actor británico dice: “Hice todo lo que pude para cambiarla pero sigue siendo brillante a pesar de mí”. Algo parecido puede decirse del filme de Curtis. Michelle Williams y Marilyn Monroe brillan a pesar de la película. Lo grandioso para el espectador y, sin duda, lo nefasto para el director de Mi semana con Marilyn, es que la película no existe más allá de la interpretación de Michelle Williams. La semana que Colin Clark (Eddie Redmayne) pasó con Marilyn está empañada por la nostalgia, desde sus ojos todo parece desdibujado, incluso algo irreal, probablemente debido a la fascinación que la actriz despertó en él. La historia que cuenta la película tiene en definitiva poco interés, vuelve a contar lo que ya sabíamos, pero desde la perspectiva de un joven que durante una semana estuvo alucinado con la estrella.
La interpretación de Michelle Williams es lo más emocionante de la película. Ella es la única que ha arriesgado al participar en el juego de máscaras que Marilyn construía una y otra vez alrededor de su atormentada persona. El trabajo de la actriz es excepcional, porque conscientemente ha decidido interpretar algo que ya no existe sino en el imaginario popular. Michelle Williams, ha decidido fabricarse una máscara[1] que, más allá del parecido fisionómico, se construye con los gestos, la dicción y la mirada, es así como Marilyn se prolonga y resuena a través de Michelle Williams.
Marilyn Monroe no es lo que recordamos que fue, es una imagen deforme en nuestra memoria, una pintura saturada. De los mitos ya no queda nada, sólo las señas que nos recuerdan que existieron. Michelle Williams ha decidido pisar ligeramente sobre ese trazo desdibujado que es Marilyn, y ha ofrecido su cuerpo al cine como huella, para que éste y el espectador construyan de nuevo una ilusión. Varios son los momentos en los que la imagen en color de Michelle Williams se intercala con el blanco y el negro, lo que demuestra que el director de la película ni siquiera ha entendido lo que estaba haciendo. Su recreación es inútil. La película en su conjunto es insignificante y el relato que hay detrás también, sólo importa que el cine se convierte en un vehículo, una unidad de desplazamiento donde el cuerpo de Michelle Williams, convertido en huella, enmascara una ausencia llamada Marilyn Monroe.
[1] La palabra persona derivada del latín persona, máscara de actor, carácter o personaje, que a su vez deriva del griego prosopon, que significa tanto rostro, como cara o individuo. El término deriva de la máscara que se ponían los actores teatrales griegos para identificarse con el papel que les tocaba representar en escena. Fueron los estoicos tardíos, los que lo aplicaron al ser humano para referirse a ese personaje movido por el destino. La palabra persona por tanto tiene en su origen latino el mismo significado que la voz griega prosopon, es decir, máscara. En ocasiones, también se deriva la palabra persona del verbo persono, “sonar a través de algo”, al igual que hacia el antiguo actor griego al hacer resonar la voz a través de la máscara.
Trailer:
Ficha técnica:
Mi semana con Marilyn (My week with Marilyn), Gran Bretaña, 2011.Dirección: Simon Curtis
Guion: Adrian Hogdes, basado en los libros, Mi semana con Marilyn y El principe ,la corista y yo, de Colin Clark.
Fotografía: Ben Smithard
Música: Conrad Pope, Alexandre Desplat
Reparto: Michelle Williams, Eddie Redmayne, Kenneth Branagh, Emma Watson, Judi Dench, Dominic Cooper, Derek Jacobi, Julia Ormond.