Mientras seamos jóvenes

Noah Baumbach es un joven director neoyorquino (de Brooklyn) nacido en 1969 que ya cuenta en su filmografía con ocho largometrajes, entre los que destacan Una historia de Brooklyn (The Squid and the Whale, 2005), que fue nominado al Oscar al mejor guion original, y el más reciente Frances Ha (2012). Además, Baumbach ha colaborado con Wes Anderson en los guiones de Life Aquatic (2004) y Fantastic Mr. Fox (2009). A Baumbach le gusta ofrecer en muchos de sus films un retrato generacional de la sociedad neoyorquina a la que pertenece.

Tanto en los temas que trata como en su estilo visual, Baumbach recuerda mucho a un director como Woody Allen; de hecho, las películas de Baumbach son, en cierto modo, una puesta al día de algunas propuestas de Woody Allen, como Annie Hall (1977), Manhattan (1979) o Hannah y sus hermanas (Hannah and Her Sisters, 1986). Es más, esta nueva propuesta, Mientras seamos jóvenes, tiene muchos puntos de contacto con Delitos y faltas (Crimes and Misdemeanors, 1989). Así, el crítico del New York Post, Lou Lumenick, llegó a afirmar que “la película más divertida de Woody Allen en años la ha dirigido Noah Baumbach”. Y es que, no en vano, hay muchos puntos en común entre el personaje interpretado por Ben Stiller en Mientras seamos jóvenes y el interpretado por Woody Allen en Delitos y faltas, el realizador de documentales Cliff Stern.

Mientras seamos jóvenes habla de la crisis de los cuarenta de un matrimonio sin hijos, formado por Josh (Ben Stiller) y Cornelia (Naomi Watts). Él es un prometedor realizador de documentales que, tras un brillante debut, se encuentra en un bloqueo creativo que dura ya muchos años, mientras que ella trabaja como productora para su padre, Leslie Breitbart (Charles Grodin), uno de los mejores directores de documentales del mundo.

Con muy poco tiempo de diferencia, ocurren dos acontecimientos que van a poner patas arriba la rutinaria vida de esta pareja: sus mejores amigos tienen un hijo y conocen a una joven pareja de veinteañeros, Jamie (Adam Driver) y Darby (Amanda Seyfried). Jamie admira mucho el trabajo de Josh y le propone hacer algo juntos, pero pronto descubrimos que Jamie es un joven brillante y ambicioso que no duda en utilizar su amistad con Josh para llegar hasta su suegro.

La película se mueve cómodamente entre la comedia y el drama, pero funciona mucho mejor como comedia (son geniales el episodio de la ayahuasca y el momento en el que Ben Stiller trata de adoptar el estilo de su joven amigo) que como drama (no deja de resultar un poco forzada la reivindicación que hace Josh de la verdad de los documentales). La crisis de la pareja protagonista se plantea desde diferentes niveles, ya que es una crisis existencial, pero también creativa e incluso social, pues se quedan sin amigos cuando estos deciden emprender la aventura de la paternidad y su encuentro con la joven pareja les provoca una auténtica crisis de identidad.

De hecho, la película comienza cuando Josh y Cornelia van a ver el bebé de sus amigos. Para ellos, la paternidad es un asunto zanjado; decidieron no tener hijos y ahora viven bien conforme a esa decisión, pero sienten que hay objetivos que todavía no han alcanzado en la vida. Así, Josh lleva trabajando ocho años en un proyecto que no termina de ver la luz, lo que le provoca cierta angustia vital.

Lo mejor de Mientras seamos jóvenes son, sin duda, los diálogos ocurrentes y las situaciones divertidas. Aunque pretende ser un retrato generacional, se queda dentro de la más acomodada sociedad neoyorquina, aislada en un mundo de bienestar y confort en el que nunca se plantean problemas de estricta supervivencia material. De todas maneras, resulta una película amable, divertida, con una pátina de cine independiente, que se sostiene muy bien sobre unas interpretaciones muy sólidas y unos referentes claramente cinéfilos, que van desde Godard a Truffaut, pasando Flaherty o Eisenstein. Al cabo, es una película sobre gente que realiza documentales, y eso se nota en la propia concepción del film. En realidad, Baumbach se ha puesto frente a un espejo y ha contemplado a tres generaciones de documentalistas: Jamie, Josh y Leslie.

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