Críticas

La torpezas del poder

Misántropo

To Catch a Killer. Damián Szifrón. Estados Unidos, 2023.

Misántropo aficheThriller policial con inteligentes diálogos; respeta el género. Plantea el tema en la definición de la inmensidad del espacio, utiliza habituales y variados planos cenitales que recorren la ciudad. Un universo de amplitudes, con disparos que salen de la nada y gente que corre; pocos extras. Szifron se las ingenia para establecer un clima de desesperación en la incertidumbre.

Un asesino mata, su estilo aparenta lo aleatorio; francotirador que dispara desde sitios indescifrables con envidiable precisión; Lammark, oficial del FBI a cargo de la investigación, reclutará a Eleanor Falco, policía de dudosos antecedentes, quien se transformará en la heroína del filme por su capacidad para empatizar con el asesino.

Un intento por posicionar el crimen en términos reales, ataque al prejuicio de opiniones preestablecidas en función de antecedentes instauradores de patrones eternos, versión que recorre la esencia del sentido común policial y social. Falco será quien, desde la experiencia incorporada de lo propio, encenderá la mecha del caos institucional; estructuras de poder desesperan en pos de la propia gloria para solaparse y añadir dificultades extras. Lammark deberá lidiar con sus superiores en un combate a dos frentes, su reputación siempre estará en juego ante una opinión pública manipulada desde el poder.

Aprovechamiento mediático del delito para apresurar en la llegada por la oportunidad; metodología que confunde el buen obrar con resultados, el mérito y la carrera se interponen. Es allí, donde surge la figura de Lammark, piedra en el zapato cuya sola presencia cuestiona procederes enquistados.

El filme transita en la obviedad típica del cine norteamericano, por si alguien no entendió, todo está dicho de manera elocuente, los conceptos son reforzados en la evidencia de los hechos; no obstante, está presente la intención de ofrecer algo más; la dinámica está al servicio de una crítica al sistema que no ofrece solución. No existen héroes, sí oportunidades en la utilización del otro.

Las habilidades del asesino son exacerbadas, se respeta la habitual característica del género, la típica impronta que lo distingue; pero también, están cuidados, tanto los detalles de llegada al desenlace, como los diálogos, en un procedimiento policial que intenta destacar por el valor de lo mundano, lo antiheroico y hasta lo anticriminal expuesto en dosis aleatorias configuradoras de sucesos inevitables.

Misántropo fotograma

Dean es un delincuente “comprendido” en lo “semejante”, no es que se pretenda combatir el fuego con fuego, sino que es la intención de viabilizar la tragedia del destino como soporte empático, nueva forma de manipulación que trata de “humanizar” el tratamiento del crimen. Interesante propuesta que exorciza parcialmente. Quedamos más prendidos a las injusticias del proceder instituido, que a las aberraciones del crimen socialmente condenado.

El acto final de justicia termina con la veta antisocial, pero no con el interesado maquillaje de un caso donde las posiciones adquiridas autorizan exigencias consideradas necesarias. La probidad artificial irrumpe, las manipulaciones y arreglos se vuelven tolerables, atenuantes elaborados a instancias de la dinámica de un filme que se ocupa de comprender antes que condenar.

Falco no es heroína, es funcionaria utilizada por el sistema; último momento para un descarte desvirtuado por la lógica de los hechos, instante pretencioso, guiño al espectador; llegó el momento de aceptar la corrupción, incluso, de incluirla en la lista de excepciones a la justa contemplación del desempeño.

Los reconocimientos ya no serán el resultado de un duelo a muerte plagado de interminables efectismos; la simplicidad del sujeto cotidiano abogará por cumplir con su deber. Falco, salvando las distancias, nos recuerda a la oficial Marge Gunderson, interpretada por Frances McDormand en Fargo (Joel Coen, 1996). La sencillez de lo común en la resolución de un caso, aunque, con retoques de acción al extremo del riesgo; Woodley protagonizará escenas de acción mucho más marcadas que McDormand. De todos modos, la idea es semejante, más trabajada en el personaje de Falco, de quien el guion se ocupa de mostrar más detalles personales. Buen desempeño de la actriz para encarnar la inexperiencia compensada por los sucesos de la vida. Eleanor destila una ingenua bonhomía, engarzada en la natural perspicacia del sujeto común, que busca reconvertirse a pleno por intermedio de un empleo que lo dignifique. Ausencia de lo heroico trocado en resistencia ante la adversidad, “patología” compartida en diferencia de grados por opción.

Misántropo escena

Dean es la competencia que grafica diferencias ante la desgracia eterna. Condiciones de vida “convergentes (en semejanza), con resultados antagónicos; la represalia se vuelve intento de salida; lo antisocial puede ofrecer otros destinos.

La solución final, aunque difiere, opera por simpatía. Asistimos a una semejanza que descentra el crimen de la escena, el resultado es una subtrama que surge como fondo, para luego capturar espacios y culminar en figura. La trascendencia del episodio en masa se va desdibujando en virtud de un tratamiento alternativo, el delito pierde fuerza ante el descalabro moral de las instituciones encargadas de la seguridad pública.

El filme se mece, ante la vastedad del espacio urbano, en planos cenitales que avanzan sobre la ciudad; la amplitud esconde lo ignorado desde la confianza; la balacera impacta para romper cotidianidades afianzadas en lo habitual; es la vulnerabilidad, lo “controlable” en la imprevisión de lo inconcebible: ¿por qué alguien estaría interesado en disparar sobre un tumulto de desconocidos en forma reiterada y selectiva? No sintoniza con el canon de procedimiento policial. Ante la ausencia de alternativas, los prejuicios emergen en forma de explicaciones de rutina para definir una mentalidad que equipara razones. Es cuando se manifiesta lo original, Falco es alternativa envuelta en aparente mediocridad.

Pasamos a un clima de sinceramiento en la familiaridad de los vínculos; Lammark no era tan ingenuo, la experiencia lo define en buenas intenciones boicoteadas por el sistema. Cena mediante, las cosas se clarifican en espacios cerrados, primero el automóvil, luego un acogedor apartamento; ambientan lo íntimo en la puesta a punto para las condiciones del servicio.

Misántropo plano

Una tercera etapa impulsará el guion hacia lo mediático y sus “beneficios”, fútiles sacrificios en el intento de incrementar, tanto fama como audiencia; los cargos están en juego, la gente muere en medio de una perversa puja por el protagonismo.

Ya en la recta final, el asesino es identificado con lo agreste, la naturaleza es contracara del consumo y la ambición que lo utiliza; informaciones y noticias se ciñen en torno a múltiples intereses. A esta altura, nuestro culpable es santificado en el sacrificio de lo humano, no podía ser de otra manera. Exento en la culpa, aunque no en la responsabilidad, Dean emerge desde una participación excusada en falencias estructurales que descuidan lo aleatorio. Los accidentes con armas preparan el delito, el Estado resuelve mal desde impulsos personales que priorizan la violencia en entrenamientos para la defensa.

El espacio entra en alianza con la naturaleza, lo silvestre articulado a lugares cerrados; lo hosco se vuelve vulnerable y dispuesto al sacrificio. Fragilidad coincidente con un urbanismo confiado en la protección estatal, el verdugo público aboga por el éxito cimentado en ofrenda armada al servicio del poder. Se prepara un desenlace donde lo importante no son combates ni capturas, sino de qué lado está la gloria.

Damian Szifron nos ofrece un thriller policial con ingredientes poco habituales, algo parece apuntar en una dirección, cuando en realidad se vuelca hacia otra y, aunque no profundiza demasiado, vale la pena visionar esta obra de género; tiene más tela para cortar que el habitual despliegue de violencia únicamente destinado a alterar los sentidos.

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Ficha técnica:

Misántropo (To Catch a Killer),  Estados Unidos, 2023.

Dirección: Damián Szifrón
Duración: 119 minutos
Guion: Damián Szifrón, Jonathan Wakeham
Producción: Filmnation Entertainment, RainMaker Films. Distribuidora: Vertical Entertainment
Fotografía: Javier Juliá
Música: Carter Burwell
Reparto: Shailene Woodley. Ben Mendelsohn. Jovan Adepo. Ralph Ineson. Dusan Dukic. Mark Camacho. Richard Zeman. Nick Walker.

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