Mom

Bien se sabe lo importante que es el cine de la India en el contexto universal. La verdad es que llegaba con muy poca frecuencia, si alguna, a las carteleras del cine en mi país (Colombia). Pero ante las circunstancias actuales en las cuales desde hace meses es imposible asistir a las salas comerciales, queda como recurso utilizar las ofertas del cine por Internet, que en realidad son bastante atractivas. Acá el cine de la India se ofrece cada vez más y con ello la oportunidad de disfrutar de su abundante variedad de títulos. En esta exploración me encontré con Mom, una película bastante bien hecha, apasionante historia de suspenso que permite apreciar en su plenitud la capacidad de la famosa actriz Sridevi (nombre artístico de Shree Amma Yanger Ayyapan; 1963-2018). Este fue su último trabajo, antes de morir trágicamente, todavía joven, luego de participar, desde los 4 años, en una gran cantidad de filmes. En verdad, vale la pena resaltar su carrera de cincuenta años, protagonizando diversas historias de mujeres en situaciones desafiantes, en una gran variedad de géneros, desde la comedia hasta el drama.

La India es siempre un lugar misterioso y variado, de costumbres muy diferentes a las que son de uso en nuestros países, con sus ciudades multitudinarias, con su música y sus danzas, siempre presentes en las películas y con personajes poco usuales. El país se mueve entre las tradiciones burocráticas, estatales y judiciales del sistema inglés y los variopintos ambientes de las religiones, la vida del hogar, los lugares de estudio y las calles y los lugares públicos, con frecuencia repletos de personajes pintorescos. En todo ello contemplamos las influencias occidentales en estrecha interacción con las muchas tradiciones y costumbres locales y regionales, estableciéndose una curiosa simbiosis, cuyos efectos también se sienten en el resto del mundo, dado el incontenible avance de ese país, el segundo más poblado del mundo, gran potencia comercial, industrial, del software y de las nuevas tecnologías digitales y dado el gran flujo de migraciones que genera.

Hago estos comentarios porque permiten visualizar mejor a Mom. En ella el protagonismo deslumbrante y total reside en la actriz principal. Es una profesora de colegio, bastante decidida y clara con sus estudiantes, papel siempre difícil en estos tiempos, en los cuales los jóvenes se mantienen distraídos con los celulares y con las numerosas oportunidades de interacciones, casi siempre livianas, superficiales, en apariencia poco conducentes a la formación, a los proyectos de vida y a los valores. Gran desafío este, que mantiene un nivel alto de tensiones entre la protagonista y su hijastra, que resulta ser también una de sus estudiantes. Ella no deja de admirar la valentía y la actitud directa de su madrastra-profesora, pero se siente acosada y, a la vez, atraída por sus compañeros de clase y por los recuerdos idealizados de su madre ya muerta.

Empieza así una trama en la cual la joven es brutalmente violada y arrojada, medio muerta, en un sucio canal urbano, luego de asistir a una fiesta juvenil. Interviene la policía con efectividad aparente que conduce a la captura de los desalmados autores. Solo para que el burocrático sistema judicial se muestre incapaz de condenarlos, luego de una serie de escenas en la corte.

Surgen entonces tres protagonismos en la trama de suspenso que se desata cuando la madrastra decide convertirse en una vigilante justiciera decidida a atrapar a los criminales. Ella aparece dotada de todo tipo de habilidades para encerrarlos uno a uno en una inteligente y creativa red que nadie sospecharía tendría como origen a una respetable profesora. Para ello cuenta con el auxilio de un notable personaje, devoto seguidor del dios Visnú, investigador privado, cuyas artes superan su apariencia tímida y humilde. En tercer plano actúa el detective de la policía que, en su momento, había atrapado a los violadores, persistente sabueso que va descifrando la trama, atormentado por su sentido de la justicia y su certeza de que el mundo en que se mueve es oscuro y decepcionante, donde hay que actuar con todas las herramientas, sin que haya muchas oportunidades para que el bien supere al mal.

Es esta la pregunta que el filme hace en cada encrucijada ¿Qué tiene que hacer el bien para atrapar al mal? ¿Cómo se transitan los tortuosos caminos, las confusas fronteras entre lo correcto y lo incorrecto para que haya justicia? En este caso una mujer decidida, ni siquiera una madre, una madrastra, lo va viendo todo claro a medida que se vuelve consciente del poder invasivo de la malicia que alcanzó a penetrar su mundo, destruyendo sus más íntimas premisas. Igualmente lo ve con claridad el devoto de Visnú, ese dios que entiende las relaciones entre dioses y demonios, a las cuales, a veces, son tan aficionados los seres humanos. Y sin duda, el curtido detective de la policía, siempre en busca de ventanas que le permitan aproximarse a la elusiva luz de la verdad.

Obviamente, esta es otra de esas ventanas que abre al cine para examinar el infinito mundo del crimen, del machismo, de la violación, de la administración de la justicia, de las relaciones entre padres e hijos, de las vocaciones y los valores personales. Es interesante apreciarlo desde el modo del cine de la India, a mi parecer todavía idealista, antes de que quede demasiado atrapado por el cinismo y la superficialidad.

Trailer: