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Esta película que formó parte de la Semana de la Crítica de Cannes, retrata la vida de varones jóvenes que se encuentran en el mundo de la prostitución, una situación aparentemente constante en Italia, como también se muestra sutilmente en la última película de Abel Ferrara: Pasolini.

Davide es un chico de facciones extraordinarias, que sueña con estrellas de la música y vive en el mundo que ha creado en su ático, que está lleno de todos los objetos “prohibidos”. Un día escapa de la casa, donde hasta entonces habitaba con su hermano opuesto a él, la madre que lo adora y el padre que se siente imposibilitado de lograr cambiarlo.

Así, Davide descubre de a poco su sexualidad y arma una nueva familia al lado de otros jóvenes en la misma situación. Sebastiano Riso muestra con una fotografía alucinante, brillante, llena de luces y color, una vida terrible que se mantiene inamovible, contenida e inerte. Hay tanta pulsión de vida dentro de Davide y, sin embargo,  al mismo tiempo siente la imposibilidad de vivir. Es un miedo a aceptar su realidad, pero a la vez se entrega a ella.

La manera en la que se desvelan los detalles de Davide resultan de intercalar su presente con distintos puntos de su pasado, que se entrelazan con la información necesaria para conocer de a poco al personaje. Darker than Midnight revela los profundos secretos que surgen cuando el sol se ha ocultado, pero también refleja el brillo ausente de un alma joven que emana luz y que se opaca, día a día, ante la brutalidad de la realidad que le rodea.

La última película de Stephen Daldry es, más bien, una fábula sobre la honestidad, la moral y la fe. En un basurero en Brasil, tres niños encuentran una cartera con información que no debería estar en sus manos, y luchan con las uñas por aquello que es correcto.

Color, desechos, basura y persecuciones van creando el movimiento de esta película. A ratos pareciera que Daldry ha intentado (sin lograrlo) hacer una película, siguiendo los pasos de su compatriota, muy al estilo de Slumdog Millionare, pero en Brasil. Retrata a jóvenes (más bien niños) de clase social baja y los coloca en una situación fuera de su zona de confort, mientras recrea sus vidas.

Daldry filma jornadas en el basurero y en las favelas, mientras muestra la crueldad del sistema judicial y policíaco brasileño que no respeta edad ni zona de vivienda. A la historia se unen Martin Sheen y Rooney Mara, como el par de extranjeros que están en una zona complicada haciendo labor social, y por supuesto se verán involucrados en todo lo que acontecerá a la vida de los tres chicos.

Trash no iguala el poder de otras películas de Daldry como Billy Elliot o The Reader, pero sí muestra una mirada al país carioca y lo hace a través de su futuro, que son los niños. No obstante, es claro que es una fábula que resultaría imposible en el mundo real, pero que al mismo tiempo se alimenta con la cruedad que se diluye entre el color, la fiesta y la samba.

La última película de Volker Schlöndorff está basada en una obra de teatro del mismo nombre, en la que sucede una larga conversación entre el general alemán Dietrich von Choltitz y el cónsul Raoul Nordling, mientras los nazis intentan volar, prácticamente, medio París. Así, ambos hombres discutirán durante horas las ventajas y desventajas de las explosiones y la relevancia humana que tendría no hacerlo.

Pese a que la anécdota está llena de tensión y la interpretación de ambos está a la altura de la película, la cinta como tal no ofrece mayor aporte. Schlöndorff se limita a presentar plano contra plano y algunas imágenes de stock, junto con pasajes del ingeniero plantando dinamita por toda la ciudad.

Lamentablemente, la energía escénica que alimenta piezas como ésta en el teatro, se disipa sin ninguna reticencia ante la maquinaria cinematográfica, que no aprovecha el recurso para mostrar mayor tensión, para orillar al espectador en la desesperación.

Geraldine Chaplin es una mujer francesa que en su senectud pasa una temporada de descanso en República Dominicana. Ahí descubre que siente un amor profundo por Noelí, una joven mujer de la región que trabaja cuidándola y haciéndole algunos favores. Es tanto el cariño que siente la mujer francesa por ella, que le proponer llevársela a Paris a vivir.

Mientras los directores muestran los hermoso paisajes de la costa, con el mar y su espuma, la tardes arenosas, las palmeras entre el viento, así se percibe la libertad que da la tierra, y el aprisionamiento que sienten los personajes entre las paredes del hotel, o las paredes de sus pequeñas casas que resguardan los cuerpos mundanos y limitan la vida.

La fotografía cálida y armoniosa se ve quebrada ante el estruendo del antro por la noche, los viajes en motocicleta y el quebrar de las olas. En esta tierra, el dinero pareciera ser la solución, y al mismo tiempo no significa nada, se disipa como un castillo de arena que se lo lleva el mar.

El último trabajo de Gustavo Moheno no es otro remake, sino una historia original que versa sobre la reunión de una banda de rock mexicano llamada “Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero”. Su reencuentro surge gracias a que un buen día Bono (sí, el de U2) escucha, en Irlanda, una de sus canciones en un vinilo, y quiere obtener los derechos para su nuevo álbum. Ante tal oportunidad, Eddie debe reunir a la banda para poder ceder los derechos.

Esta comedia simplona, llena de chistes locales, resulta hilarante por varios gags (como ver al imitador de Bono, o a Alcázar con el cabello de vocalista de banda grupera) y por ver a cuatro hombres maduros intentando –con éxito- ser los hombres más sexys de la escena nacional del rock.

Sin embargo, pese a que todo fluye con gracia, el final se siente forzado y aleccionador, lo que resulta totalmente innecesario para la plétora de banalidades que brotan en la cinta.

Sebastião Salgado es un fotógrafo brasileño cuyo trabajo ha dado la vuelta al mundo con sus series de imágenes crudas que han mostrado trabajadores de todo el planeta, la pobredumbre en África, los pozos en Medio Oriente y la concluyente y esperanzadora serie de Génesis que enaltece la naturaleza, y su poder que es mayor y mucho más sabio que el de los seres humanos.

Juliano Ribeiro Salgado es el hijo del fotógrafo y él, junto con Wim Wenders se han dado a la tarea de capturar en película el andar de Sebastião, y llevar a la pantalla grande las imágenes que han inmortalizado a los personajes que durante años el fotógrafo ha logrado captar.

Tanto el formato de la película como la obra de Salgado comparten una cualidad particular: ambos muestran la cruel y cruda realidad, y concluyen con que hay un mundo que tiene todo el potencial para ser mejor y subsanar las heridas que se le han infinglido.

Con entrevistas directas al fotógrafo, así como a algunos allegados (entre ellos su mujer); con una narración que se refiere al arte y la visión, y con una colección envidiable de fotografías, el documental no sólo es poderoso, sino que además es histórico y fundamental para comprender la fotografía del siglo veinte y a la humanidad misma, que se desmorona ante la indiferencia.

Después de dos cortes de edición y meses de exploración, investigación y grabación, La sal de la Tierra es una realidad y un documento que pasará a la historia, inmortalizando no sólo el trabajo, sino también al hombre que lo ha hecho posible.

Tras Párpados azules y un documental aclamado como Seguir siendo, Ernesto Contreras regresa con una película cruda y visceral. Presenta la historia de un hombre llamado Igor (José María Yazpik) que comienza a tener encuentros sexuales intensos con una mujer llamada Pina (Irene Azuela). Esta relación entre ellos ocasiona que haya trastornos en su cotidianidad. Igor se descubre aburrido con su mujer Flora, y Pina se siente incompetente con su hijo Lorenzo.

En medio de estas catarsis, muchos hilos se van entretejiendo, y de pronto se percibe el deseo carnal y las ganas inmensas de salir de los encierros humanos, de la ropa, de la piel. Mientras que otros solo quieren atención y cariño, al no encontrarlo, lo mendigan sin éxito.

Unos quieren y otros tienen, pero nada florece con armonía. El letargo se refleja en una fotografía gris y en un paleta de colores áridos y opacos, que reflejan la vida rutinaria, aburrida, monótona y triste.

La primavera, que es un momento de florecimiento, se ve minada por un futuro incierto, por un presente gris y por un pasado tormentoso. Contreras entreteje todo esto a través de pasajes de los cuatro personajes, que juntos o por separado van desmembrando cada momento compartido o en soledad.

Todd McCarthy es un crítico cinematográfico que ha realizado –con ésta- cuatro películas en torno al cine. La primera de ellas, y la más conocida, es Visions of Light, un documental en el que explora la labor del director de fotografía en el cine.

En esta cinta que se presentó en el marco del Festival de Morelia, y que contó con la presencia del máximo amante del cine actual y que ha sido programador de Cannes por décadas, McCarthy presenta un homenaje a Pierre Rissient, uno de los hombres más poderosos del cine mundial.

A través de imágenes de archivo, entrevistas con Rissient y con muchos de sus allegados, se va creando un perfil de este hombre que la mayoría no conoce pero que resulta ser una figura indispensable en la industria. Rissient no sólo ha aupado a realizadores como Jane Campion o Quentin Tarantino, sino que además ha marcado tendencia en el festival más importante del mundo: Cannes.

Esta película es un documento histórico que preserva la memoria de un hombre que ama el cine y lo emana en cada partícula de su ser. Realmente, lo valioso del documental es la presencia de Rissient más que la propia realización y estilo de la cinta, que no ofrece nada extraordinario, sino la vida misma del retratado.

Esta ópera prima de Santiago Cendejas es una propuesta rara en muchos aspectos. En primer lugar, ha sido rodada en 16 mm, lo que es cada vez menos frecuente. Después, ha sido producida enteramente por iniciativa privada, sin recibir recursos públicos. Por último, es un thriller psicológico que resulta terrorífico por la cercanía de algunos hechos.

La vida de un matrimonio se verá trastornada por dos simples sucesos: violar el “toque de queda” y la visita inesperada de un extraño que los vigila desde afuera. Lamentablemente, en México no estamos alejados de la posibilidad de reglas cada vez más estrictas ni tampoco estamos eximidos del acecho de extraños en los hogares, que quieren robar, que buscan herir, saquear y que parecen inescrupulosos.

En otras películas donde las personas se han encontrado sitiadas, el peligro suele ser un alienígena o algo inexplicable; pero cuando lo que acecha es un hombre que no sabes siquiera si esté armado, pero resulta escalofriante, eso es aún peor. Moviliza los sentidos, prepara al oído ante cualquier ruido y activa el sentido de superviviencia.

Plan sexenal es una película sencilla, que no termina de funcionar completamente, pero presenta una visión de la sensación de inseguridad que se vive en México, al punto en el que ya no estamos seguros, ni siquiera, de quiénes somos.

Esta película es de aquellas que están conformadas por antología de historias. Así, Relatos salvajes muestra seis cortometrajes, cuya única unión estriba en la manera en la que los seres humanos estamos a un paso de perder la cordura ante la injusticia.

Todas las historias están repletas de humor negro y de la agilidad televisiva, que al parecer Szifrón domina, dado que él además es el creador y director de la serie argentina Los simuladores.

Destacan algunas historias más que otras, teniendo mayor peso aquella protagonizada por Ricardo Darín (que ya es una figura reconocida internacionalmente). Se explora la venganza, la locura, el miedo, la barbarie, pero ante todo, la fragilidad humana ante la vida. Las seis historias son: Pasternak, Las ratas, El más fuerte, Bombita, La propuesta y Hasta que la muerte los separe. En todos los casos, el humor es un sello distintivo que, seguramente, pasa las barreras de la cultura y el idioma.

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Eli Roth regresa con una película sobre caníbales llamada The Green Inferno, rodada en Perú y producida con Chile, y en la que retrató a una tribu del Amazonas.

Como buena película de caníbales, comienza con cualquier excusa para llevar a la comitiva al lugar donde sus vidas correrán un peligro inminente. Así, un grupo de jóvenes universitarios estadounidenses irán a defender la tala de árboles en el Amazonas, armados con sus teléfonos móviles y con la actitud necesaria para enfrentarse a las altas esferas del crimen organizado sudamericano. Sin embargo, no cuentan con que hay algo aún más terrible esperándolos.

Roth, que sigue las reglas del género, muestra de forma explícita y sangrienta la manera en que esta comunidad amazónica desmiembra y disfruta de cada centímetro de tegumento de los jóvenes norteamericanos. La cinta como tal no ofrece más de lo que las imágenes mismas retratan, que son minutos de sangre y violencia dietética.