Críticas
“Gray Mirror”
Nerve
Henry Joost, Ariel Schulman. EUA, 2016.
Vee (Emma Roberts) es una tímida estudiante de secundaria. Su mejor amiga la incita a darse de alta en un juego online controlado por una comunidad de observadores “Watchers”. Su rol en el juego es la de jugadora al modo reality. Los observadores ponen a prueba a sus jugadores, premiando sus logros con cantidades reales de dinero. A medida que los hitos del juego se consiguen, la aventura se vuelve cada vez más peligrosa.
La adaptación del exitoso libro de Ryan Jeanne mezcla estéticamente el típico montaje de acción trepidante con capas interactivas, siguiendo el tiro de cámara subjetiva del móvil. Un lenguaje que pretende entenderse con la forma con la que la sociedad vive su día a día, móvil en mano.
Respecto a la fusión entre juego interactivo y realidad, recuerda a The Game (David Fincher, 1997), y en sus inicios puede aludir, un tanto, a Open Windows (Nacho Vigalondo, 2014), aunque enseguida el recurso se amplía de la pantalla de ordenador al juego de planos de la realidad. El ritmo es muy interesante al emular la ansiedad con la que compulsivamente atendemos a nuestros móviles y demás dispositivos.
Nerve es hija de su tiempo y espejo de reflejos molestos, aunque en tonos más amables que la serie Black Mirror (Charlie Brooker, 2011), referencia clara de la película de Henry Joost y Ariel Schulman, en cuanto al impacto de los tiempos digitales en la sociedad. Ese aspecto es el gancho estrella que hace que la trama interese, más allá de su envoltura juvenil y de su espíritu de aventura nocturna. Es el avance de Vee en el juego el que desvela paulatinamente el peor reflejo de los complejos de una generación sobreestimulada, aunque igualmente frágil y atenta a los parámetros sociales que vive a diario, como son: la pertenencia a grupos, el rol adquirido, las relaciones amorosas y las pérdidas y ganancias de poder en su ámbito escolar.
A la carga crítica de la cinta, los realizadores suman el énfasis en la carencia de límites parentales. En la mayoría de los casos, los padres son víctimas de la desinformación y la falta de medios para coger el tren de los avances tecnológicos, que viajan a un ritmo cada vez más vertiginoso. En ese aspecto, el aturdido papel de Juliette Lewis, como madre de Vee, tiene mucho que decir.
Lo malo es que si despojamos la capa filosófica, volveremos de nuevo a los arquetipos típicos de las “high schools” americanas. La popularidad de unos (los clásicos jugadores de rugby), la marginalidad de otros (nerds, malotes) o la misma invisibilidad de la protagonista. Su personalidad precavida choca con la de su mejor amiga, la popular Sydney (Emily Meade). De su relación surge el detonante que une a la temerosa sobrina de Julia Roberts con “Nerve”, herramienta perfecta para aumentar su nimio índice de popularidad y, de paso, conocer a Ian (Dave Franco). Personaje clave para el guion, por ser el elemento que mantiene el suspense y hace avanzar la trama.
Es reseñable la buena química de la pareja protagonista, que sigue la manida fórmula: chica modosita + rebelde guaperas de enigmáticas intenciones. Todo un clásico. De la interacción entre los dos, casi en tiempo real, surge una alianza que pone a prueba el lugar que quiere ocupar Vee en su mundo, en esa fase tan funambulista que es la edad preuniversitaria. La actriz camina solvente por esa cuerda floja que separa la prudencia del exceso. Con ese toque delicado, distraído y extrañamente atractivo que conecta inmediatamente con el espectador juvenil.
Si los dos actores principales conducen con solvencia el relato, los cimientos sobre los que se sostiene el edificio narrativo no tardan en tambalearse. El guion es uno de los puntos débiles de Nerve. Le falta consistencia. También valentía para decantarse por un nudo más elaborado y un final menos descafeinado. No obstante, es verdad que una cinta sin pretensiones como esta, ya anticipa algún que otro giro tramposo. Pero también lo es que, a pesar de su fabricación eminentemente adolescente, tiene la virtud de mantener en vilo a un espectro más amplio de edades de lo que previsiblemente aparenta.
Nerve propone una sinopsis atractiva, un ritmo de videoclip que conecta con su público, mientras desconecta, en ocasiones, su labor crítica, por culpa de un esquema un tanto hueco. Aun así se salva de sus hermanas de target por la novedosa receta de mezclar pura psicología grupal en la era del Smartphone con la nocturnidad de las más típicas hazañas juveniles. Tal es el cocktail que gustará a unos y dejará a otros con ganas de mayor exploración. Porque la idea apunta bien, pero el disparo se desintegra antes de llegar al centro de la diana por la premisa innegociable del modelo comercial. Por eso se queda en un ensayo entretenido, que no es poco. Un desteñido “Gray Mirror” que alerta de la ominosa impunidad del anonimato en Internet.
Trailer:
Ficha técnica:
Nerve , EUA, 2016.Dirección: Henry Joost, Ariel Schulman
Guion: Jessica Sharzer
Producción: Lionsgate, Allison Shearmur Productions
Fotografía: Michael Simmonds
Música: Rob Simonsen
Reparto: Emma Roberts, Dave Franco, Juliette Lewis, Samira Wiley, Emily Meade, Marc John Jefferies