Series de TV
Newtopia
La idea de mezclar diferentes géneros no es nada nuevo. Se podría decir que, efectivamente, muchas veces más que “mezclar”, lo que vemos es la acción de subrayar aspectos que ya estaban presentes. Y, por supuesto, en otros casos la “mezcla” es efectivamente real, ya que se trata de unir diferentes tipologías que ya tienen su estructura. Como es el caso (lo cual queda obvio, después de esta introducción) de Newtopia, una producción coreana que une el estilo de las comedias románticas con la presencia de lo horrorífica que puede ser la presencia de unos zombis capaces, en este caso, también de correr. Nos ofrecen entonces un andamiaje interesante, con muchas oportunidades para aumentar el valor de “mezcla” del que se tiñe, como puede ser la voluntad de inyectar no solamente el humor, sino una pizca de surreal, casi dadaísta, o tan solo un poco anárquico. Y es así como cada elemento parecería tener su función, su espacio, su necesidad de ser.
Desafortunadamente Newtopia resulta ser un producto cuya razón de existir termina después de pocos episodios. Nos vemos frustrados por cierto cansancio, como si, efectivamente, el cuento continuara existiendo sin darse cuenta de que todo hubiera podido ser desarrollado en menos segundos, minutos, horas. El resultado es entonces la falta de cierta curiosidad, ya que no nos interesa saber cómo va a terminar la aventura ya que el desarrollo se hace (demasiado) largo, y en algunos casos el ritmo cae hasta abismos de los cuales parece imposible salvarlo. Aburrimiento, desafortunadamente, podría ser la palabra clave si bien se encuentra en una mezcla de atracción (mínima) y curiosidad (poca) que intenta pedirnos que sigamos con la visión.
Es probable que esta serie se una bastante fácilmente al mundo del olvido. Las ideas buenas se borran velozmente y la sensación que sentimos es la de tener que seguir viendo solo por una cuestión de deber ético, como si tuviéramos que terminar nuestros deberes. Y es así que el espectador podría también darse cuenta de que estos deberes no son un imperativo categórico, y dejarlo todo para pasar un rato haciendo algo un poco más interesante. Lástima, entonces, porque el problema es sobre todo una cuestión de ritmo, mientras que las ideas que están en la estructura narrativa resultan ser muy buenas. Quizás resulte más simple volver a ver obras del pasado como Shaun of the Dead, allí donde la presencia de un tiempo límite (menos de dos horas) obliga al director a saber manejar el ritmo.