Críticas
La vida es un juego y a veces se va de las manos
Noche de juegos
Game Night. John Francis Daley, Jonathan Goldstein. EUA, 2018.
Cualquier género tiene sus dificultades, pero, sinceramente, creo que hacer reír es de las cosas más complicadas. De los centenares de comedias que llegan a nuestras salas, las que consiguen realmente ese objetivo de la sonrisa o la carcajada se pueden contar con los dedos de una mano, y sobran. Por eso, cuando una película conecta, utiliza herramientas ingeniosas con afán de hacer disfrutar al espectador, tiendo al perdón de ciertas trampas cinematográficas y recibo con los brazos abiertos la propuesta.
He de decir que me mostraba reticente a este estreno. Había visto algún adelanto, y mi primera reacción fue cierto desprecio prejuicioso. En mi cabeza, Noche de juegos no pasaría el corte por un humor pueril y macarra, linde con lo infantil hasta lo insultante.
Me encanta cuando una película dinamita mis juicios previos sin fundamento y me da una lección de humildad. Los directores John Francis Daley, Jonathan Goldstein y su equipo han construido algo inteligente, con alma y personalidad, marcado a fuego por un ritmo de vértigo y cierta pericia técnica que dota de potencia visual a algunas escenas muy conseguidas en el apartado técnico. Desde el primer minuto se dejan claras las intenciones, y con excelentes decisiones en cuanto a cimentar contexto y personajes, Noche de juegos aparece ante el público como elaborado entretenimiento cómplice.
La buena alquimia entre todos los aspectos de Noche de juegos tiene como elemento de cohesión el guion de Mark Perez, un tipo que conoce los mecanismos de la comedia y llena el texto de velocidad, diálogos chispeantes y construcción de caracteres. Consigue que todos los personajes que pululan por este enredo caigan bien, resulten creíbles y cercanos. Noche de juegos tiene redaños de comedia clásica de equívocos plagados de giros imposibles de guion, pero el humor que defiende es carne de siglo XXI. La intuición con la que se escogen los momentos para la introducción del chiste de turno es digna de elogio, pero la variedad de estilos de ocurrencias, desde el más bobalicón al más inteligente, pasando por esas difusas fronteras de los límites del humor, ponen a Noche de juegos un peldaño por encima del insulso y predecible producto al uso.
En estos casos, es imposible que una propuesta como Noche de juegos sea factible sin la presencia de un plantel actoral acorde a las circunstancias. Por suerte, la elección de protagonistas está a la altura. La vis cómica de Jason Bateman está más que certificada. El papel que defiende va como un guante al chispeante estilo del veterano actor, cómodo en ese rol de tipo normal arrastrado a lo delirante. Rachel McAdams también muestra fuerza y convicción para defender a su personaje, ágil en ese ritmo que marca la película a golpe de comentario ingenioso con algo de mala uva. El resto de los implicados, en un nivel más que aceptable, entregados a dar sentido a este grupo de amigos. En ocasiones, por las características propias del género, pueden resultar exagerados e incluso ridículos, pero jamás histriónicos o sobreactuados.
Noche de juegos es una película que tarda un poco en marcar el paso. No es que el primer acto sea insoportable, y está clara la intención de los responsables de la cinta de crear afinidad con los personajes, y cuando la acción se dispara se perdona ese dubitativo inicio. A partir del hecho desencadenante del enredo, la película es un no parar en el que además todos los individuos tienen su cuota de pantalla.
El atractivo de esas risas aseguradas viene condimentado con la habilidad técnica de los directores. No se duermen en el chiste fácil y en la capacidad del guion para levantar la película por sí mismo. A lo largo de la cinta, vemos unos realizadores con algo más que oficio tras la cámara. La planificación y ejecución de ciertos momentos de la película dan buena cuenta de las intenciones de Daley y Goldstein de hacer algo diferente con Noche de juegos.
La diversión y el entretenimiento son el gran objetivo, pero, como no podía ser de otra forma, también encontramos moralejas varias sobre cosas cercanas y familiares que cualquier hijo de vecino puede entender sin mucho inconveniente. La responsabilidad y el complicado viaje a la madurez, las dificultades de eso de hacerse mayor en una época de adolescencia eterna, la familia y la amistad como elemento primordial en la vida de toda persona y el valor de las cosas sencillas son algunos de los temas que trata este divertido ingenio cinematográfico.
Puede que mis expectativas a la baja estén haciendo de Noche de juegos una película mejor de lo que realmente es. La verdad es que es bastante tramposa y juega sin miramientos con el espectador que ha de tragar con los inverosímiles giros de guion. Al mismo tiempo, si se entra en la esencia de ese mismo juego planteado, si se aceptan las reglas y, simplemente, se disfruta del frenético paseo, Noche de juegos se viste de comedia de la buena, de la que regala sensaciones casi olvidadas en la sala de cine.
A disfrutar sin complejos.
Tráiler:
Ficha técnica:
Noche de juegos (Game Night), EUA, 2018.Dirección: John Francis Daley, Jonathan Goldstein
Duración: 98 minutos
Guion: Mark Perez
Producción: Warner Bros. / Aggregate Films / Davis Entertainment / New Line Cinema
Fotografía: Barry Peterson
Música: Cliff Martinez
Reparto: Jason Bateman, Rachel McAdams, Kyle Chandler, Sharon Horgan, Jesse Plemons, Billy Magnussen, Kylie Bunbury, Lamorne Morris, Danny Huston, Michael C. Hall, Michael Cyril Creighton, Camille Chen, Chelsea Peretti, Jeffrey Wright