Libros:
Nunca mientas a un idiota
Título: Nunca mientas a un idiota
Autor/es: Alicia Luna
Editorial: Alba Editorial.
Año: 2012
Escribir guiones significa empezar con la creación de una obra cinematográfica. Sin la palabra escrita, sin aquellas hojas sobre las cuales se ponen los diálogos y las descripciones que decidirán qué tipo de historia se va contando, resultaría imposible (o casi) proceder en el camino que va desde una idea abstracta (¿qué pasaría si…?) a aquella serie de imágenes en movimiento que se nos presentan en la pantalla (grande o pequeña, da lo mismo). Sin embargo, no basta con saber escribir, acción esta que aprendemos en los primeros años de escuela, cuando nos enseñan a juntar unos garabatos (así los ve el ojo infantil) con unos sonidos específicos. Para poder escribir guiones es necesario interiorizar las reglas del juego, y si queremos que nuestros productos sean buenos, será entonces necesario profundizar más y obtener aquellos detalles que dividen lo excelente de lo banal.
El libro de Alicia Luna (guionista española, conocida por Te doy mis ojos, profesora de la Escuela de Guion de Madrid) nos pone ante una lectura interesante de la estructura creativa de quién escribe películas: ¿quién es el guionista, nos dice Alicia, sino un jugador de póquer? Y, ¿quiénes son los espectadores, sino otras personas a las que queremos ganar? Se conduce así un partido en el cual tiene que confluir toda nuestra destreza a la hora de armar un conjunto de movimientos y de estrategias que nos llevarán al resultado esperado, aquel tipo de victoria que nos permite decir que hemos estado jugando bien, previendo lo que los otros harían. El póquer, entonces, se define no tanto en su calidad de juego (una situación en la que se pone de manifiesto el homo ludens) sino sobre todo –pero no exclusivamente– en su mezcla de estrategia y fortuna.
El concepto de ganar, de lograr una victoria, se revela así en tanto necesidad de un camino que se mueve de la idea inicial (sentarse a la mesa) al producto final (cuando los otros jugadores se ven vencidos por nuestra inteligencia). Se trata de un conjunto de acciones que se basan en el reconocimiento de la lógica que estaría en la base del juego. No sabemos qué tienen en sus manos nuestros adversarios, pero tampoco ellos lo saben de las nuestras; para ser un buen jugador (guionista) es necesario conocer la psicología de los otros, de los que están alrededor de nuestra misma mesa, entrar en su mente, analizarlos, descubrir cómo actúan y así lograr actuar antes de que ellos mismos se den cuenta de lo que nosotros vamos a hacer.
Una lectura que podría parecer veloz, entonces, pero que, como en el pequeño libro de Mamet Los tres usos de un cuchillo, esconde, en su aparente simplicidad, una estructura más compleja que nos permite acceder a una mirada lógica en lo que se refiere al proceso creativo del guionista. Un libro que se puede leer sea como ayuda para mejorar nuestras habilidades, sea en tanto modalidad de acceso a una mejor comprensión del acto de escritura fílmica.