Reseñas de festivales
In Order of Disappearance
Una de las películas con mejor reacción del público en el Festival de Berlín, debido a que se trata de una comedia inteligente. No es habitual ver comedias en la selección oficial, por eso se valoran tanto cuando se puede intercalar alguna entre tantos dramas.
Stellan Skarsgård tiene el rol protagónico, muy diferente del intelectual Seligman de Nymphomanic. Su personaje es Nils, un hombre tranquilo, asentado en un pequeño pueblo noruego que se dedica a limpiar las calles con enormes camiones removedores de nieve. Un día, una tragedia lo toca de cerca y decide tomar venganza enfrentándose a los mafiosos más peligrosos. Nils no se rinde y llega a las últimas consecuencias con tal de vengar la muerte de su hijo. Como una especia de héroe salido de un western escandinavo, va montado en su camión removedor de nieve en busca de justicia.
El director Hans Petter Molard quiso hacer una historia de venganza, porque siempre le atrajo la idea de devolver el orden a las cosas. Pero en verdad no es así, la violencia se va escalando hasta llegar a consecuencias nefastas.
Bruno Ganz también embellece este film, interpretando a Papa, una suerte de padrino de la mafia serbia. Ambos actores, pese a los orígenes suecos de Skarsgård y suizos de Ganz, dijeron en la conferencia de prensa que pasaron mucho frío en tierras noruegas.
Las mujeres tienen papeles muy cortos, y todas huyen cuando ven que la cosa se pone violenta. Según el director, no es desprecio a la mujer sino todo lo contrario, como son más inteligentes se dan cuenta de cuándo tienen que huir. Los mafiosos en cambio son como niños jugando al bueno y al malo, con armas que son como juguetes.
Lo mejor del film es luego analizar por qué nos reímos de algunas partes que están cargadas de violencia. Molard infiere que es por la influencia del cine americano, en el cual también se matan personas por doquier. Para llamar la atención sobre eso, cada persona que muere en el film tiene un momento de recuerdo mostrando el nombre, año de nacimiento y religión.
Una excelente película, ágil y muy ingeniosa, con el plus de ver juntos a dos titanes del cine europeo como son Stellan Skarsgård y Bruno Ganz.