Ni tímido héroe con superpoderes, como Spiderman o Superman, ni multimillonario con un pasado oscuro que le atormenta, como Batman. No. Tony Stark es diferente. Iron Man es diferente. Él es, simplemente, un "narcisista de manual", como le describe la Viuda Negra. Y es que ahí radica el éxito del personaje, brillantemente encarnado por un Robert Downey Jr. que transmite todo el talento y energía interpretativa que tanto llegamos a echar de menos durante muchos años.
John Favreau repite en la dirección (y también en la interpretación) de la que seguro volverá a ser una rentable secuela de Iron Man (2008). Si en la primera Tony Stark no pudo aguantarse y "tuvo" que revelar su identidad, ahora se nos presenta como un hombre que ha sucumbido a su propio éxito y no sabe dar marcha atrás a la imagen que todo el planeta, incluido él mismo, se ha formado de Stark. En esta ocasión le vemos enfrentándose a tres bandas: por un lado, contra el ejército de los Estados Unidos, que reclama la armadura del superhéroe alegando que se trata de un arma de destrucción útil para el país ("la armadura forma parte de mí, si la entrego sería como prostituirme", declara ante el tribunal... muy buen recurso); por otro, contra el vengativo Ivan Vanko (un renacido Mickey Rourke que sin embargo no saca provecho al protagonismo ofrecido), hijo de un ex-socio del patriarca Stark y, por último, contra Justin Hammer (¡ah!... tremendo Sam Rockwell, que no deja de sorprendernos con los matices que aporta a cada una de sus interpretaciones... En esta ocasión ha sabido encontrar el equilibrio perfecto entre el malvado, torpe, ridículo hombre de negocios), propietario de la empresa competidora de la de nuestro protagonista, que hará todo lo necesario para ganar la carrera armamentística y quedarse con el mejor contrato.
En definitiva, a ritmo de The Clash, pero sobre todo de AC/CD, que incluye quince canciones en la banda sonora (con Highway to Hell como insignia), seguimos -veneramos- la omnipresente figura de Stark/Downey Jr. sin prestar demasiada atención al elenco que le acompaña (menos, repito, a un Sam Rockwell en estado de gracia) durante las casi dos horas de metraje en las que, más que preocuparse por la secuela en sí y su propia historia, casi inexistente, la factoría Marvel se centra en darnos detalles y desvelarnos sin descaro (ni falta que hace) que habrá tercera parte y, por encima de todo y como remate más suculento para los fans, la versión celuloide de The Avengers, con un ya confirmado Joss Whedon en la dirección (famoso por ser el creador de series como Buffy Cazavampiros, Ángel o Firefly). Esperando estamos... Y es que no hay que engañarse: Iron man 2 es, simplemente, una concentración de pura adrenalina, donde la balanza entre acción y escenas escritas única y exclusivamente para un Robert Downey Jr. que sabe sacar el mejor provecho a cada frase, está más que equilibrada. Perfecto film para evadirse un rato del día a día, haciéndonos, a su vez, volver a creer en la existencia de los superhéroes, como cuando éramos más niños... o, bueno, no tan niños. ¡Ah! Nota importante: imprescindible quedarse hasta el final, tras los créditos, para descubrir más propuestas de Marvel.
Ficha técnica:
Iron man 2, EUA, 2010
Dirección: Jon Favreau
Producción: Denis L. Stewart, Jon Favreau
Guión: Justin Theroux
Fotografía: Mathew Libatique
Montaje: Dan Lebental, Richard Pearson
Música: John Debney
Interpretación: Robert Downey Jr., Don Cheadle, Gwyneth Paltrow, Mickey Rourke, Sam Rockwell, Scarlett Johansson, Samuel L. Jackson
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