Críticas
El juego de la identidad
Pelo malo
Mariana Rondón. Venezuela / Perú / Argentina / Alemania, 2013.
La película con la que Mariana Rondón ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián el año pasado, Pelo malo (2013), trata el tema de la identidad de la manera característica del cine de la realizadora: como juego. Junior, el protagonista, es un niño que quiere alisarse el pelo crespo que da título al filme, tomado de una expresión racista en Venezuela. Eso le crea un conflicto con su madre, una vigilante que ha sido despedida de su trabajo y que ejerce la misma función con respecto al comportamiento de su hijo mayor. Junior ha comenzado a explorar de esa manera su sexualidad, al igual que el placer que puede darle su cuerpo, y eso se ha vuelto sospechoso también por algo que dicen que ocurrió en el Carnaval. La incapacidad de entender que lo que se propone es simplemente jugar a lucir como un cantante, en una foto que le han pedido que se tome para el colegio, es lo que causa el rechazo. Con lo que uno es sexualmente para los demás no se juega.
“El juego sólo se hace posible, pensable y comprensible cuando la mente entra y rompe el determinismo absoluto del cosmos”, escribió Johan Huizinga en Homo Ludens, y agregó: “Encontramos el juego presente en todas partes como un tipo de acción bien definido que es diferente de la vida ‘ordinaria’”. En esa dirección apunta el deseo de Junior en relación con su cabello, y está acompañado de juegos con los que también intenta trascender la vida cotidiana en el lugar donde vive: los superbloques del barrio 23 de Enero, cuyo deterioro es evidencia del fracaso de la utopía que llevó a construirlos, y que se basaba en una concepción terrible del ser humano como criatura que podría llegar a habitarlos. Junior y su amiguita ven en los departamentos del edificio de enfrente un tablero para jugar.
La identidad como juego es además una forma de resistencia a los estereotipos que están en el entorno: el buen alumno de pelo corto, que canta el himno formado en el patio de la escuela; el soldado, uno de los destinos que por tradición ha sido asignado a la gente morena en Venezuela, junto con el de boxeador, y el de los que se rapan la cabeza para imitar a Hugo Chávez, cuando el difunto presidente lo hizo para disimular los efectos de la quimioterapia que recibía por el cáncer. Pero también es un rechazo a la feminización que intenta imponerle la abuela, un personaje de inquietante sexualidad. Junior no quiere ser el hombre ni la mujer que imaginan los demás; quiere jugar a inventarse una identidad.
Pero el que juega también puede hacerse trampas a sí mismo, y eso es algo que no se le escapa a Rondón. Ocurre con la atracción que parece sentir el protagonista por el joven de un kiosco, al cual acude una y otra vez a comprar algo tan claramente metafórico como la profesión de la madre: fósforos. Con ese juego mantienen en puntos suspensivos la posibilidad de explorar ese otro deseo. En el caso de la madre, la incapacidad de asumir la pérdida de su identidad profesional como vigilante la lleva a seguir usando el uniforme, aunque ha quedado relegada a trabajos de limpieza, y por soledad se pone un sensual vestido por las noches en el hogar. Pero esos intentos de disfrazarse son juegos fallidos: la hunden más y más en el fracaso en vez de elevarla de su cotidianidad asfixiante.
Una de las virtudes del filme es su capacidad de explorar ese ámbito difícil de ventilar que es el de la sexualidad entre los miembros de la familia, lo que incluye el erotismo de la madre sin pareja y su bebé, el hermano de Junior. Un acierto adicional es también un giro importante con respecto a Postales de Leningrado (2007), el anterior filme de Rondón, y A la medianoche y media (1999), codirigido con Marité Ugás, la ópera prima de ambas en el largometraje. Se trata de la falta de solución de continuidad entre el estilo naturalista y los juegos. En las dos películas anteriores el juego formaba parte de la manera de narrar. En Pelo malo la narración es transparente y los juegos están integrados al mundo de la ficción.
En Venezuela la película se destaca por su tratamiento de la cuestión de la identidad. Es un tema que en el cine nacional tiene su más importante antecedente en Oriana de Fina Torres (1985) y que en la actualidad cobra relevancia porque la polarización política se ha construido sobre la base de una arrogante desestimación ilustrada del problema, por una parte, y mediante el planteamiento de una guerra de identidades, entre lo que es considerado como auténticamente venezolano, en un sentido étnico, y lo que rechazado por ser visto como enemigo de la nación. Es por eso que Pelo malo es más que un filme sobre la diversidad sexual como los que están de moda –Azul y no tan rosa de Miguel Ferrari es un ejemplo venezolano (2012). La película de Mariana Rondón es expresión de un rechazo a todo intento de imponerle a la gente cualquier manera de ser. Frente a eso está la alternativa de Junior, incluidas sus trampas: jugar a ser, lo que permite explorar una identidad con la posibilidad de salirse del juego.
Ficha técnica:
Pelo malo , Venezuela / Perú / Argentina / Alemania, 2013.Dirección: Mariana Rondón
Guion: Mariana Rondón
Producción: Marité Ugás, José Ibáñez, Gunter Hanfgarn
Fotografía: Micaela Cajahuaringa
Música: Camilo Froideval
Reparto: Samuel Lange Zambrano, Samantha Castillo, Nelly Ramos, Beto Benites
saludo:
En está película se refleja una realidad que está en nuestro alrededor y que muchas veces podemos protagonista de ellas; Esto de la indentidad sexual, te hace impotente en algunas cosas de la vida; Cosas que quizás esperimentemos y no podamos zafarnos; y quizás por estas mismas razones experimentemos un cierto rechazo en la sociedad.
La curiosidad de muchos jovenes; Es algo ya común en muchas partes del mundo y sin darnos cuenta, alguien la «manipula» utilizando las «diferencias».
Está película refleja una realidad tan clara de la vida de los adolescentes.
cooooooooooooooooool
Me parece, en realidad, que lo único que busca la película es mostrar que la gente en Venezuela sólo come arroz cón porotos y que todos viven así tal mal, tán vulnerables. La revolución bolivariana, en verdad, al que pese toda la oposición de las camadas medianas y altas, en especial, y todo el saboteo como la guerra económica, ha obtenido logros sociales importantes, reconocidos por la ONU, por ejemplo.
El país convertido en una cloaca y está escribiendo mariqueras, estúpida será que no te toca calarte una fila interminable para comprar un miserable paquete de harina pan. Venezuela es el peor país del mundo, imbécil no hay comida, medicinas, azúcar, pollo. HDLGP HER
Venezuela no es el peor país del mundo, tiene a la peor gente del mundo, llamados marginales o chavistas (vienen a ser los dos la misma cosa) a cargo!
personalmente no vi así la película me encuentro en otro lugar del mundo no soy venezolano mas hace casi 50 años viví la situación idéntica a la del niño, nadie que no haya vivido una situación así puede imaginar lo que queda después de vivir esa clase de maltrato e indiferencia. En donde la madre y el hijo son victimas de un sistema intolerante que no busca adentrarse en sus propias carencias, siendo mas fácil ver la paja en el ojo ajeno para no asustarse con lo que tienen dentro de si mismos.
Visiten al bloguecito dónde a veces colaboro. Es un blog integracionista y por los cambios sociales por la izquierda.
La película nos muestra situaciones que no solo pasan en Venezuela sino en muchos países, como es el de una madre soltera, con poco apoyo y sin trabajo o un trabajo de poca paga que no alcanza para mantener a sus hijos. Sus temores ante cómo criar a los hijos varones por la idea tan difundida de que una madre debe «alejar» a su hijo para que se «haga hombre». Ideas tan difundidas de que si lo tiene cerca «lo hará homosexual» una cosa más por las que se culpa a las madres como si la homosexualidad fuera un déficit en lugar de un gusto o una preferencia. Quizá ante las exigencias que siente el niño de «ser hombre» siente curiosidad por el vecino del kiosco que usa arete invitándole a ver una variación de la rigidez de la masculinidad en que vive.
La madre vive aislada, y sólo puede expresar el afecto no censurado a su bebé que Junior ve quizá con un poco de celos. Se pone un vestido de vez en cuando como recuerdo de lo que fue o porque representa el descanso el juego y la diversión que no puede darse.
Y lo de siempre, la mujer acaba poniendo su cuerpo para poder lograr un trabajo mejor remunerado, porque vivamos en un mundo, no solo en Venezuela, sino en muchos paises donde el cuerpo de la mujer es más valorado que su inteligencia y su capacidad y se presta para poder obtener favores en situaciones tan desesperadas como conseguir un trabajo mejor por el bien de los hijos.
El niño ve dos fotos un cantante de rock con el pelo lacio y la de un militar. El prefiere la de cantante con pelo lacio para su foto de la escuela por lo que intenta alaciarse el pelo por todos los medios. Preocupando así a su mamá por la obsesión del niño por el pelo, además de sus movimientos delicados al bailar, lo que muestra la rigidez de los géneros, como si un niño no pudiera ser delicado sin que se llegue a cuestionar su masculinidad, perpetuando la idea de la dureza masculina.
En fin me gustó mucho la película. tiene mucho para comentar.
Me encantó tu comentario, lo percibo muy acertado!
Totalmente de acuerdo con tu respuesta, vivido en carne propia, es un fenómeno muy universal afortunadamente van cambiando las cosas y gracias a Dios me esta tocando ver esa apertura a mi edad.
Me encanto la película, ojalá se dedicaran hacer más guiones como está, se aprecia mucho la cotidiana vida de la humanidad, es más Real que muchas otras.