Críticas
La tragedia fundida en moldes de piedra
Pompeya
Pompeii. Paul W. S. Anderson. EUA, 2014.
Pompeya es uno de esos lugares que siempre van a convocar el sentido de la tragedia humana. Era una ciudad próspera del imperio romano que fue arrasada por una catastrófica erupción del Monte Vesubio hacia el año 79 dC. Durante muchos años sus ruinas estuvieron cubiertas por una gran capa de cenizas y solamente desde el siglo XV se empezaron a descubrir. Uno de los investigadores que más contribuyó a documentar la vida que llevaban sus pobladores en la época del desastre fue el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli. Durante las excavaciones en las cuales participó, se encontraron huecos en las cenizas con evidencia de restos humanos. Fiorelli desarrolló un método para rellenar tales concavidades con yeso, y así se obtuvieron muchos moldes que mostraban con realismo los instantes finales de personas tratando de escapar a los gases tóxicos y a los embates de la erupción. Hay en algunos de ellos expresiones de terror; otros quedaron registrados tapándose las bocas con pañuelos o con prendas para no inhalar esos gases tóxicos; algunos se aferran a sus pertenencias; otros perdieron la vida, quizás por mano propia, y sus cuerpos quedaron junto a botellitas de veneno. Cualquier visitante moderno que se acerque a las ruinas de Pompeya y contemple sus calles perfectamente trazadas, sus lujosas villas, plazas, templos y edificios, el enorme coliseo y sus teatros, las pinturas, los grafitis y los abundantes frescos no dejará de sentir una profunda cercanía a la tragedia que sorprendió a tantos de sus habitantes, ahora preservados en moldes de yeso.
No llama la atención, entonces, que el cine haya tratado el tema de la tragedia de Pompeya con cierta frecuencia. Vívidamente recuerdo Los últimos días de Pompeya (Mario Bonnard y Sergio Leon, 1959) como una película icónica de mis inicios como aficionado al cine. Por ello tenía deseos especiales de recordar esos viejos tiempos cuando decidí ver la película de Anderson, aún más considerando que hace poco tuve la oportunidad de visitar y recorrer en detalle las ruinas de la antigua ciudad.
Con estos antecedentes, me dejé llevar por Pompeya a esos momentos luctuosos, debidamente puestos en escena durante el inicio del filme con la famosa cita de Plinio el Joven “Se podían oír los gemidos de las mujeres, los llantos de los niños y los alaridos de los hombres”. Es de comentar, según los que nos cuenta este abogado y autor romano, que su famoso tío, el naturalista Plinio el Viejo, murió como resultado de la inhalación de gases, en cercanías de Pompeya, cuando en forma atrevida decidió estudiar el fenómeno y de paso, salvar a una familia amiga. Dice el escritor sobre su tío: “Se apresura a dirigirse a la parte de donde los demás huyen y mantiene el rumbo fijo y el timón hacia el peligro, estando sólo él libre de temor, de forma que fue dictando a su secretario y tomando notas de todas las características de aquel acontecimiento y todas sus formas según las había visto por sus propios ojos. Ya caía ceniza en las naves, cuanto más se acercaban, más caliente y más densa; ya hasta piedras pómez y negras, quemadas y rotas por el fuego; ya un repentino bajo fondo y la playa inaccesible por el desplome del monte”1.
Como es de esperar, Pompeya, la película, ha sido construida con base en una historia que tiene que ser de ficción, ya que a diferencia de las narraciones de Plinio el Joven, nada real se sabe sobre los distintos acontecimientos biográficos que pudieron haber vivido las personas que perecieron durante la erupción. Se trata de la historia de un tal Milo, un niño de una tribu de la antigua Britania que quedó huérfano y esclavizado durante una sangrienta represión romana, convirtiéndose en “el celta”, famoso gladiador, que es enviado a Pompeya para actuar en el circo durante las fiestas de la vendimia. Allí se desarrolla un imposible amor entre el gladiador y la hija de un notable de la ciudad. En forma todavía más inesperada, Milo ve la oportunidad de vengar a los asesinos de sus padres y de conquistar a su amada, durante el espectáculo de gladiadores, que se ve inesperadamente interrumpido por los temblores y las bolas de fuego y cenizas que destruyen la ciudad.
Hay que resaltar todo lo que tiene que ver con la representación del Vesubio. Desde los inicios mismos, la amenazante montaña va ganando protagonismo y se convierte en un personaje central de Pompeya. Pienso que el trabajo de fotografía, de efectos especiales y de montaje es de primer orden, logrando que los espectadores sientan el enardecimiento del volcán a medida que se va desarrollando la tragedia, casi como una manifestación del abandono de los dioses tutelares de la bella ciudad, tan orgullosamente situada a sus pies, a orillas de un mar que también se enardece y se desborda, taponando las rutas de escape.
Por otra parte, cabe resaltar, que Pompeya, la ciudad, se siente viva y vibrante, dedicados sus habitantes a una mezcla de excesos y de trabajos, que se advierte en las calles, en los mercados y finalmente en el enorme coliseo, escenario de impresionantes escenas de violencia y de heroísmo que mantienen la tensión y que alcanzan su culmen durante los desbordamientos de la montaña, que se desata en bombardeos piro clásticos, dejando destrucción por doquier. Como corresponde a una película de acción en la cual sus protagonistas se enfrentan en épicas luchas y batallas, estos sobreviven hasta el final a la destrucción natural, de manera que se puedan definir las varias historias paralelas que se han ido proponiendo.
Probablemente no se convertirá Pompeya en un clásico del cine, pero son excelentes sus efectos especiales, y es una película entretenida, tiene un ritmo adecuado y cuenta una historia de hombres y mujeres enfrentados a las injusticias, a las fuerzas violentas y a las fuerzas naturales. Vencen los héroes buenos y los humildes, pero es la montaña enfurecida la que realmente resulta vencedora y sus huellas de ceniza quedan impresas en formas de unión amorosa, fundidas en moldes de piedra.
1- Carta de Plinio el Joven sobre la muerte de su tío Plinio El Viejo durante la erupción del Vesubio.
Trailer:
Ficha técnica:
Pompeya (Pompeii), EUA, 2014.Dirección: Paul W. S. Anderson
Guion: Janet Scott Batchler, Lee Batchler, Michael Robert Johnson
Producción: Jeremy Bolt, Paul W. S. Anderson, Robert Kulzer, Don Carmody
Fotografía: Glen MacPherson
Música: Clinton Shorter
Reparto: Kit Harington, Emily Browning, Carrie-Anne Moss, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Jessica Lucas Jared Harris, Kiefer Sutherland
Demasiado de buena. Esta pelicula /obra deberia ser llevada al cine.
Que pedo contigo? , si es una pelicula
Esta buena la pelicula
Buenísima!!!!!
Recién veo la película, me encantó el final. Sorpresivamente la trama de la pelicula es el final. Lo que han entrado los arqueólogos los cuerpos de dos enamorados en un último beso sepultados por la lava quedaron inmortalizados para la posteridad. Trata de plantear en poco tiempo, que era Pompeya y la erupción del Vesubio. Excelente!
La película como tal es mala nada distinto a otras versiones planas, un actor protagonista con un corte de cabello del siglo 21 nada de varonil en él ni cuerpo tiene, el cine es sexual ahora un estereotipo nada descuerdo a una trama de esos tiempos , nada de real y además fuera de época nada coincide . Para saber de cine hay que tener un conjunto completo y claro.