Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido

“Cierro los ojos y el mundo muere; levanto los párpados y nace todo nuevamente. (Creo que te inventé en mi mente)”. El segundo largometraje de la directora húngara Lili Horvát, tras The Wednesday Child (2015), comienza con esta frase de Sylvia Plath. Entramos así en una espiral obsesiva, en un thriller psicológico que nos hace evocar obras tan fundamentales como Vértigo (De entre los muertos) del maestro del misterio Alfred Hitchcock (Vertigo, 1958). También nos hemos acordado de otras que abordan la locura surgida en la imposibilidad por parte de alguna mujer de vivir un amor deseado. Entre ellas, Esplendor en la hierba (Splendor in the Grass, Elia Kazan, 1961) o Atracción fatal (Fatal Attraction, Adrian Lyne, 1987). Igualmente, hemos conectado con los desdoblamientos de identidad en el cine; como ejemplo, La doble vida de Verónica (La Double Vie de Véronique, Krzysztof Kieślowski, 1991) y Kagemusha, la sombra del guerrero (Kagemusha, Akira Kurosawa, 1980). En Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido nos adentramos en un filme enigmático que juega con la psicología de los personajes, acercándose al mismo tiempo al drama romántico y a la vertiente noir.

Márta, una neurocirujana húngara reside y trabaja en Estado Unidos. Allí conoce en una conferencia a un compañero de la misma nacionalidad y especializado en igual campo.  El flechazo que siente ella es inmediato. Ya cerca de cumplir cuarenta años, decide que es su oportunidad, su momento, el amor que jamás había alcanzado. La pareja establece la próxima cita en Budapest, en el Puente de la Libertad. Pero no estamos en un cuento de hadas. Cuando Márta cree encontrarse con el mismo hombre, este afirma que no la conoce. ¿Ha sido todo producto de la imaginación? ¿Quizás un trastorno de la personalidad? ¿El hombre miente o nos traiciona nuestro propio cerebro? Cuando algún acontecimiento no está registrado, ¿cómo valorarlo con objetividad? La pregunta básica se encuentra en cuestionarse sobre el bien y el mal, la mentira y la verdad, la honestidad y la deshonestidad, y decidir la postura a adoptar en consecuencia. 

Lili Horvát nos lleva a una cita que no sabemos si es real o imaginada, si se prefiere lo primero o lo segundo. Se buscan respuestas nacidas del mundo interior en una atmósfera que destaca por su belleza estética, por su atractivo estilismo en fotografía, encuadre o música. Con primeros planos, se intenta reflejar el estado de ánimo de la  protagonista, interpretada de forma magnética por Natasa Stork. Con ese recurso, la realizadora consigue indagar en el pensamiento de la mujer, en su dolor, en su desconcierto. Estamos ante una película de miradas, de gestos sutiles, de sonrisas escondidas o de momentos cargados de sensibilidad; también de barreras, de puertas cerradas o de ventanas tras las cuales podemos indagar inquietudes. La presencia de numerosos obstáculos impiden contemplar con nitidez a los personajes, muchas veces envueltos en rejas o barrotes. Seres encerrados en universos opacos con objetivos por definir. Una línea de pensamiento interno que nos empuja como marionetas hacia el poder de nuestro destino. 

El amor es cargado de forma peyorativa para aparecer como una ruta enfrentada a la libertad. Al amar, comienza la dependencia de la persona querida. Y la competencia profesional, el futuro laboral, la propia seguridad y la claridad de objetivos se difuminan hasta confundir y trastocar proyectos y ambiciones. El largometraje comienza con un vuelo de ida transoceánico. ¿Tendrá viaje de retorno? Mientras tanto, tendremos ocasión de acercarnos a la rivalidad entre compañeros, a las envidias  en puestos de trabajo, a la resistencia ante aquellos que sabemos de superiores capacidades….

¿Podemos llegar al extremo de elegir una enfermedad antes que la pérdida de confianza en el ser amado? ¿Es común la confusión entre el amor, la pasión y la obsesión? Ya ven. La obra sigue despertándonos inquietudes y dilemas. Y creemos que desarrolla su guion con honestidad, sin prometer nada más que lo que ofrece. Para acabar, cómo no, pendientes de una cuerda cuya fortaleza, aunque nos empeñemos, no podemos controlar. Un plano en contrapicado que coloca al sujeto en inferioridad frente a un destino incierto y todavía sin abordar. ¿Cuál es la forma de saber el lugar en el que empieza la realidad? En palabras del escritor polaco Adam Zagajewski, “…lo que existe guarda su propio interior oculto debajo de la forma de tragedia y la comedia, la libertad y la esclavitud, la verdad y la mentira, la hipocresía y el valor…”.

Por cierto, parece que cohechos o sobornos, dádivas institucionalizadas existen en todos los continentes y en todas las culturas. ¿Qué diferencia hay en que se entreguen en especie o en metálico? ¿Qué distingue a una cesta de Navidad de un sobre con dinero? ¿El efectivo no se iguala a corbatas o relojes? Volvemos a la honestidad y a la dignidad de cada uno frente a  costumbres que prefieren no abandonarse. Por mucho que los regímenes políticos cambien, los gobernantes se alternen o se avance presuntamente en derechos y obligaciones. Y hablando de cosas materiales, les animo a reconciliarse con su propio sistema sanitario mientras se dan un paseo por hospitales húngaros.

Probablemente, más que intentar conocer las raíces de verdades y mentiras, lo que termina imperando es la capacidad de vivir la propia existencia, afrontándola como un misterio. Un enigma en el que siempre perdurará la incertidumbre como inexorable compañía. Con Lili Horvát no solo nos adentramos en una creación de estética realista y a la vez transcendente. Además, bucearemos en muchas amarguras y esperanzas que provocan las relaciones humanas. Aunque los objetivos obliguen a despreciar caminos de recta trayectoria para sumergirse en estrategias tan viejas como la vida misma. La condena previa es despojada de sus reales atributos para que los sueños puedan aflorar, aunque sea efímeramente. Racionalidad frente al descenso a los infiernos. Se impone la lucha ante ese “disculpe, señora, creo que me confunde con otra persona, yo no la conozco”. Prepárense para una aventura hacia lo desconocido: desde el mismo título hasta los territorios de nuestro cerebro.  

Tráiler: