Festivales
Presentación Festival Valladolid 2015
Presentación de la 60ª edición de la SEMINCI
Aunque por motivos de fechas de edición de EL ESPECTADOR IMAGINARIO, cuando se publique esta crónica ya se habrá celebrado la sesenta edición del Festival de Valladolid, programada del 24 al 31 de octubre, no queremos dejar de elaborar una reseña previa sobre las diferentes secciones y ciclos que se tiene previsto proyectar, con mayor incidencia en su sección oficial de largometrajes, e independientemente de que en el número de la revista del próximo mes se complete la información del resultado del certamen, con aquellas películas o ciclos que hayan recibido especial valoración y reconocimiento por crítica y/o público.
En la referida sección oficial de largometrajes, se proyectan, fuera de concurso, la última obra de Isabel Coixet, Nadie quiere la noche, protagonizada por Juliette Binoche y centrada en la historia de Josephine Peary, una mujer que en 1908 decidió reunirse con su marido para compartir el momento del descubrimiento del Polo Norte, además de la última realización de José Corbacho y Juan Cruz, Incidencias, y del director Carlos Saura, que sigue explorando el mundo de las músicas populares, esta vez con Zonda, folclore argentino.
Ya dentro de la competición, la oferta es variada, y las propuestas vienen de cinematografías muy diversas, destacando la ausencia de representación estadounidense. El cine israelí compite con dos obras: Boda de papel (Hatuna MeNiyar), dirigida por Nitzan Gilady, sobre la vida de una mujer con una ligera discapacidad intelectual, trabajadora en una fábrica de papel higiénico, y Tikkun, de Avishai Sivan, acerca del temor a contrariar la voluntad divina por protagonistas que profesan la religión judía ortodoxa. También Alemania concursa con dos propuestas: la última película de Margarethe von Trotta, El mundo abandonado (Die abhandene Welt), que ahonda en revelaciones familiares insospechadas, y con 13 minutos (Elser), de Oliver Hirschbiegel, autor de El hundimiento (Der Untergang, 2004), que sigue profundizando en Hitler y el Tercer Reich.
No faltan, por supuesto, proyecciones de obras francesas, con Dheepan, de Jacques Audiard, sobre la búsqueda del derecho de asilo en Europa, o Une histoire de fou, de Robert Guédiguian, encabezada por su musa Ariane Ascaride, y situada en los años ochenta en París, teniendo como telón de fondo el conflicto turco/armenio.
Resultan también muy atractivas, a priori, las inclusiones del film 45 años (45 years), del británico Andrew Haigh, protagonizada por Charlotte Rampling, sobre las miserias de un matrimonio a las puertas de su cuarenta y cinco aniversario de boda, ¿Por qué yo? (De ce eu?), del rumano Tudor Giurgiu, con arranque en una acusación de un fiscal a un colega, o Rams (el Valle de los Carneros) (Hrútar), del realizador islandés Grímur Hákonarson, en una lucha por la conservación de ovejas.
La presentación española en la sección oficial de largometrajes a concurso viene de la mano de la argentina Daniela Fejerman, con La adopción, sobre los sueños y conflictos que plantea, y del catalán Pere Vilà Barceló, con La arteria invisible (L’artèria invisible), en donde un político es acusado de abusos sexuales.
La programación oficial se completa con la japonesa An (Una pastelería en Tokio), de Naomi Kawase, Aurora, del chileno Rodrigo Sepúlveda, con el intento de adopción de una recién nacida encontrada muerta, la canadiense Beeba Boys, de Deepa Mehta, en un mundo de bandas, tráfico de armas y drogas, Degradado (Dégradé), primer largometraje de los palestinos Tarzan y Arab Nasser, desarrollada en la Franja de Gaza, la islandesa Fúsi, de Dagur Kári, segunda aportación de esa nacionalidad, sobre el salto a la madurez, y Mustang, de la directora turca Deniz Gamze Ergüven, que ahonda en las desigualdades y limitaciones de las mujeres en su país. Por último, la cinematografía finlandesa presenta una historia de la reina Cristina de Suecia, Reina Cristina, la mujer que fue rey (The Girl King), de Mika Kaurismäki y la propuesta iraní es una realización de Ida Panahandeh, Nahid, también a vueltas de las imposiciones al género femenino por sociedades profundamente machistas.
Se anuncian tres ciclos especiales. El primero, dedicado a Finlandia, en donde se proyectan una variada selección de películas de diferentes realizadores, como Zaida Bergroth, Aki Kaurismäki o Marja Pyykkö; el segundo con exhibición de diez films de talentosos directores del siglo XXI, que en su momento no se estrenaron en España (de Paolo Sorrentino, Denis Villeneuve , Cristian Mungiu o Thomas Vinterberg entre ellos); y el tercer ciclo, que recoge dieciséis miradas de mujeres directoras, de Susanne Bier, Pilar Miró, Sally Potter, Icíar Bollaín…
Por su parte, la sección Punto de Encuentro, en una muestra paralela de carácter competitivo, reúne primeros o segundos films de ficción, con especial relieve por su valía temática o estilística. Y además de los cortometrajes dentro y fuera de concurso, se anuncian proyecciones especiales de obras que causaron gran impacto cinematográfico, por distintas sensibilidades. Hablamos de documentos tan dispares como El acorazado Potemkin (Bronenosez Potemkin , 1925), de Serguéi M. Eisenstein, o La batalla de Chile, de Patricio Guzmán (1972). Igualmente, se deja un hueco para Francis Ford Coppola, con cinco películas dirigidas, escritas o producidas por el realizador.
Después de seis décadas de historia, se sigue apostando por un cine de autor, personal y comprometido con problemas sociales, con una oferta muy diversificada en tiempo y espacio, que no debería dejar indiferente.
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