Críticas
El espejo del pasado
Princesa
Han Gong-ju. Lee Su-jin. Corea del Sur, 2014.
El cine coreano se confirma cada año como una de las realidades más interesantes en el panorama cinematográfico mundial. Hace tiempo que dejó de ser una curiosidad exótica, hasta el punto de que algunos de sus directores ya se han paseado por Hollywood, como Chan-Wook Park, que incluso ha visto como una de sus películas más célebres, Old Boy, era víctima de un escaso remake perpetrado por un complaciente Spike Lee. Ya no es una rareza ver a autores como Kim Ki-Duk acaparar los premios más prestigiosos, y hordas de seguidores de este modelo cinematográfico esperan que las distribuidoras europeas y americanas se atrevan con el estreno de esas grandes películas en todo el mundo.
Este éxito, que sitúa a Corea del Sur como una potencia dentro de la siempre complicada (y emocionante) escena asiática, se basa en un modelo narrativo coherente, armado de una extraña lírica que encuentra acomodo en todos los géneros. Al preciosismo visual se añade la diversidad y valentía de un cine que ha despertado el interés de Occidente.
El último espectáculo llegado de tan lejanas tierras es Hang Gong Ju, traducida al español como Princesa, un intencionado título lleno de trágica ironía. Lee Su-jin muestra, en su ópera prima, los usos de un director de madurez incontestable, una sorpresa para el espectador sobrecogido por la propuesta absolutamente demoledora del joven autor. No hay lugar para la complacencia o la frivolidad; a partir de lo cotidiano, Su-jin ofrece un retrato doloroso de un mundo perfectamente identificable por el espectador, envuelto en el sórdido viaje hacia ninguna parte de la protagonista.
Princesa es un hermoso riesgo controlado, en el que acompañamos a la joven Hang Gong Ju en el momento clave de su adolescencia, en el que intenta reconstruir su vida. Nuevo colegio, nuevos amigos, nueva familia y nuevas expectativas, pero lastradas por fantasmas del pasado y cicatrices sin cerrar.
En este contraste entre las dos vidas de Hang Gong Ju se centra el poder narrativo de esta cinta, hipnótica y adictiva a partes iguales. Lee Su-jin propone un siniestro juego al espectador, jugando con habilidad de elegante tramposo con el pasado de la joven. Efectivamente, sabemos que algo ocurrió; algo terrible, suficiente para marcar a fuego a los protagonistas. Su-jin hace malabares con su historia para ofrecer de manera inteligente la información justa para que queramos más. Aunque es fácil reconstruir nuestra propia historia sobre el pasado de Hang Gung Jo, el director muestra sus cartas en el momento justo, gracias a flashbacks perfectamente hilados y superpuestos a los hechos del presente de esta adolescente llena de misterios. Con premeditada confusión y con cierto halo de ensoñación fantástica, visitamos fragmentos del pasado, en el que Hang Gung Jo era otra persona, una chica con sueños y esperanzas, alegre e incluso algo trasto, que apenas podemos intuir en los ojos de la chica que se arrastra por su propia vida, en constante huida hacia delante sin tener muy claro qué hay al final del túnel.
El problema de un personaje tan complejo y lleno de matices necesita de un trabajo dramático de primer orden, y es en este aspecto donde encontramos otro de los puntos más agradecidos de esta cinta. La jovencísima Chun Woo-hee da sentido a la complicada realidad de su personaje, acaparando la fuerza de la mirada clara y simple de Lee Su-jin. El director no necesita llamativos fuegos de artificio en su propuesta visual, por lo que la historia fluye sin aspavientos sobre la interpretación magistral de su actriz principal. El ojo del director nos invita a un viaje hacia el interior de un alma rota, pero primero debemos romper esas barreras que ha construido magistralmente Woo-hee. Su-jin no fuerza, no presiona a sus personajes para que sean complacientes con el espectador. Nos atrapa en el misterio gracias a la poesía cotidiana, al respeto máximo por el espectador que intuye una bofetada en la cara que, por esperada, no deja ser dolorosa.
Para que el personaje quede completo, Su-ji nutre su historia con un plantel de fabulosos personajes secundarios, que enriquecen la historia con sus propias vidas, alegrías y miserias. Los ecos del pasado de Hang Gung Jo contrastan con sus nuevos compañeros de curso, el atisbo de alegría y normalidad que sirve de espejo distorsionado de todo aquello que atenaza a la protagonista. La construcción de estas relaciones son el único resquicio para la esperanza, convertida en una superviviente a su pesar.
Princesa juega con equilibrios y contrarios, construye dos universos muy diferentes pero conectados de manera inteligente por el intuitivo manejo de las emociones, demostrado por un guión que sabe donde atacar. La belleza visual se da la mano con el poderoso envoltorio sensorial de una cinta que conmueve, sin concesiones ni amabilidad. Princesa es una película cruda, bestial y valiente, que se atreve sin tapujos, armada de una sensibilidad especial y arriesgada, a quitar la máscara a una sociedad que fabrica y protege a sus monstruos, mientras señala y marca a sus víctimas.
Como decía al principio, Princesa es un título que no deja ser irónico. Esto no es un cuento de hadas, ni hay una madrina que convertirá a nuestra cenicienta en un sueño. La realidad duele, y Hnag Gung Jo, en este momento de su vida, sabe lo que nunca será.
Princesa ha sido todo un fenómeno en su país de origen y ha cosechado un éxito más que notable en diferentes festivales a lo largo del mundo. Gracias a este recorrido, podemos disfrutar de su estreno en cines, no sin cierto riesgo de distribuidoras con un punto de locura y atrevimiento que se embarcan en estas aventuras que tanto aplaudimos como espectadores.
Si tenéis la suerte de que la estrenen en un cine cercano, no os la perdáis. Es una lección de cine pequeño pero con miras muy altas. Muchas veces, es complicado salir airoso de esta clase de propuestas. Es fácil caer en la moralina, el mensaje desgastado o el resultado pretencioso. Princesa escapa de todo esto y nos regala un pedazo de buen cine, ajeno a modas o estilismos, centrada y casi obsesiva en sus términos. Cuando me tratan así de bien en una sala de cine, no me queda más remedio que aplaudir.
Trailer:
Ficha técnica:
Princesa ( Han Gong-ju), Corea del Sur, 2014.Dirección: Lee Su-jin
Guion: Lee Su-jin
Fotografía: Hong Jae-Sik
Música: Kim Tae-Sung
Reparto: Chun Woo-Hee, Jung In-Sun, Lee Young-Ran, Kim So-Young
Acabo de verla y me ha sorprendido muy gratamente. Una historia dura que desgraciadamente es más común de lo deseable. Lo bueno es que el director a pesar de la dureza de la historia lo cuenta sin más, no intentando suavizarla en modo alguno. Muy bien utilizados los flashbacks para hacernos comprender la angustia u las manías, en un principio incomprensibles, de su protagonista.
Pero sobre todo impresionado con el increíble trabajo de su protagonista que nos hace ver, muchas veces sin necesidad de palabras, la angustia de su personaje
Lo peor de todo es saber que fue algo real y que la realidad supera a la ficción pues fue aún peor,te queda un sabor de boca horrible,ver cómo el dinero puede más que la justicia,que la víctima sea la culpable de lo que le pase,estamos en un mundo horrible,que solo deseo que acabe está situación pronto y tengamos una vida mejor, dónde haya justicia