Cortometrajes
A juegos desafortunados, masacres como revancha.
Safari
Safari. Gerardo Herrero. España, 2014.
La trayectoria que presenta Gerardo Herrero es imparable, como se desprende de la entrevista que le realizamos. Safari es su tercer cortometraje, después de Picnic , que llegó a cosechar hasta cincuenta y tres premios en más de un centenar de selecciones en diferentes festivales de todo el mundo, y de The Acrobat , que se llegó a proyectar en el Tribeca Film Festival. Safari ha ganado, entre otros, en Sitges y Seminci 2014.
Estrenado el año pasado en la Semana Internacional de la Crítica de Cannes, Safari es una historia que se inspira en la cruenta matanza que aconteció el 14 de diciembre de 2012 en la localidad de Sandy Hook, en Newton (Connecticut). Allí, Adam Lanza mató en primer lugar a su madre, para asesinar después, en un colegio de primaria, a veinte niños y otros seis adultos, para luego terminar suicidándose él.
«Aquí somos los reyes. Nos gustaba imaginar que el Instituto era una jungla por la que nos íbamos de safari y nos dedicábamos a ir de caza en pandilla», dice una voz en off al inicio del cortometraje. Es entonces cuando la historia se lanza hacia el abismo y el protagonista aniquila con su metralleta a todo aquel que encuentra a su paso. En ese momento no sabemos qué le ocurre, ni por qué actúa así.
Safari es un duro, frío y descarnado retrato del horror que se desencadena a raíz de este tipo de masacres que suelen acontecer en los Estados Unidos y a las que, desgraciadamente, y cada vez parece que de forma más habitual, estamos acostumbrados a ver en los telediarios.
Se trata de sucesos que ocurren, no solo en colegios, institutos o universidades, sino en cines, templos o cualquier acto público que pueda estar celebrándose al lado de un supermercado. Lo único necesario es una congregación suficiente de gente para volcar sobre ella todo el odio o los desequilibrios mentales que alguien haya podido acumular durante gran parte de su vida.
En este sentido, son llamativos los datos que, de modo muy conciso, muestran la existencia de más de sesenta tiroteos masivos en las dos últimas décadas, con ochenta víctimas mortales, de los cuales, además, alrededor de veinticinco de esas masacres han tenido lugar a partir de 2006, es decir, en un período que abarcar menos de la última década.
En torno a esta historia gravita el difícil debate abierto sobre la legislación que rige en Estados Unidos sobre el control de armas y la ausencia de restricciones suficientes para su uso. También hay referencias a las redes sociales y sus soportes, convirtiéndolos en armas arrojadizas y símbolos de la crueldad que muchas veces existe entre los jóvenes.
El protagonista apunta con la metralleta a una de sus víctimas, cuando suponemos que le ha instado a pedirle perdón públicamente, hecho que queda enmarcado en una elipsis. Safari se convierte en algo más que la recreación de una matanza, ya que abre también el debate en torno a la idea de esa otra forma de violencia, como es el maltrato y los abusos entre jóvenes en colegios, institutos y universidades.
Y así, llegados a este punto, podríamos preguntarnos: ¿qué hay, en realidad, detrás de estas masacres?, ¿por qué alguien decide cobrarse vidas humanas inocentes de este modo?, ¿qué puede empujarle a hacer semejante barbarie?
Gerardo Herrero parece insinuar alguna clave en torno a estos aspectos, porque su historia permite ver los claroscuros del personaje, esas aristas que llegarían a permitirnos entender situaciones tan violentas.
Safari avanza con pulso firme y seguro, haciendo que nos sujetemos a la butaca con fuerza y aguantemos durante un rato la respiración, a la vez que, de forma paralela, nos sumerge poco a poco en la oscuridad del protagonista que, a diferencia de los personajes de sus otros dos cortometrajes, está en el límite y pareciera que en el último momento de su vida, se ve empujado al abismo por esos juegos que no acaban bien.
Gerardo Herrero, además, ejerce un notable dominio sobre el espacio y las localizaciones que escoge, siendo capaz de mostrar y recrear con enorme destreza lugares que parecen traídos directamente para él de otros países y puestos ahí, para que pueda rodar sus historias, sabiendo inclinar también la balanza a su favor y sacar el máximo provecho de todos ellos.
Existe, por tanto, en Safari, un brillante ejercicio de estilo, lleno de tensión hasta el extremo, que nos hace reflexionar acerca del horror de este tipo de masacres y que, todavía hoy, se siguen produciendo en los Estados Unidos, sin solución por la dificultad de modificar la legislación vigente. Si bien esta historia nos habla de la condición humana, en su final se toma un respiro para presentar una segunda oportunidad.
Ficha técnica:
Safari (Safari), España, 2014.Dirección: Gerardo Herrero
Guion: Gerardo Herrero
Producción: Dynamite Films
Fotografía: Rafael Reparaz
Música: The Youth
Reparto: Leonard Proxauf, Helen Kennedy, Joseph Jarossi, Tabitha Wells.