Críticas
Grietas de una crisis
Saudade
Juan Carlos Donoso. Ecuador / Argentina / Canadá, 2013.
La ópera prima de Juan Carlos Donoso Gómez como director, Saudade (2014), se estrenó en Ecuador al cumplirse 15 años del “feriado bancario” de marzo de 1999, cuando fueron congeladas las cuentas para evitar el retiro masivo de fondos. La historia se desarrolla desde las vísperas del momento culminante de la crisis financiera que empezó en 1998 hasta poco antes del golpe de Estado que derrocó al presidente Jamil Mahuad, en enero de 2000. Dos tercios de la población en estado de pobreza; 16% de desempleo y 57% de subempleo; la emigración de más de 700.000 personas entre 1998 y 2003, según cifras oficiales; una contracción de la economía de 7,3% en 1999, y la sustitución de la moneda nacional por el dólar estadounidense fueron algunas de las consecuencias de esa crisis.
El prólogo, con un montaje en el que Mahuad parece aprobar la represión de las protestas y aparecen sus asesores en materia de economía, y el epílogo, en el que el adolescente protagonista, Miguel, se une a una manifestación contra el gobierno próximo a caer, son el punto flaco de Saudade. Son críticas demasiado gruesas al “neoliberalismo”, que llueven sobre mojado en una época en la que esa corriente del pensamiento económico ha sido derrotada políticamente en su país y sobre todo molestan por el contraste con la historia que se narra en el filme, que está marcada por el sentimiento que nombra el título, tan sutil que es necesario recurrir a una palabra intraducible para evocarlo: “saudade”.
Salvo el comienzo y el final, la película de Donoso es un relato subjetivo de cómo la crisis va repercutiendo en Miguel y sus amigos, que viven en el Valle de los Chillos, cerca de Quito. Crea grietas en un grupo cuya unión es puesta de manifiesto en las escenas en las que todos andan juntos en bicicleta. La familia de uno pierde su hogar, el hijo de un banquero huye del país con su familia, el padre del protagonista se queda sin empleo y se marcha a Argentina, donde se radicó su ex pareja, que fue guerrillera, mientras que su esposa, madrastra de Miguel, es hija de un hacendado aparentemente inmune al desastre.
Todo eso es contado desde la perspectiva del protagonista, que asiste junto con sus amigos a una escuela progresista, en la que ven clases de literatura echados en el piso, sobre cojines. Es amado por dos chicas, que vencen su timidez y los tabúes sexuales tomando la iniciativa, y tiene otras experiencias propias de su edad, de su grupo social y de una sensibilidad que lo lleva a descubrir al final su vocación de poeta. La crisis, en síntesis, es parte de la circunstancia de Miguel, de haber vivido en Ecuador y de haber sido adolescente en esa época. No se trata de un personaje usado para expresar ideas sobre el “feriado bancario”, como ocurre con los del prólogo o con el propio Miguel, en el epílogo.
Lo mejor de Saudade es la manera como la narración es tan subjetiva como la memoria y el sueño. El hallazgo de Miguel de un animal muerto, con las tripas al aire y llenas de gusanos, al buscar una pelota de fútbol, por ejemplo, tiene un fuerte tono onírico. También hay escenas en las que lo que parecía realidad se revela a continuación como sueño o recuerdo. De las chicas en el baño de damas, en cámara lenta, se pasa al despertar de Miguel sin que nada indicara antes que estaba soñando, y del toque de una banda punk se corta al protagonista en un local vacío, sin indicios previos de que recordaba. Eso es más que un juego de la narración. Es también un llamado de atención al espectador acerca de que todo lo que pudiera parecer relato de hechos reales que sucedieron está narrado de la manera como lo rememora o lo imagina el protagonista. Hay además otro juego con la cámara, que continuamente adopta la perspectiva subjetiva de un personaje más del grupo.
Saudade no es la única película reciente de Ecuador que hace referencia a la crisis de 1999. También está Feriado de Diego Araujo, seleccionada para la sección Generation del Festival de Berlín este año. El filme de Donoso puede inscribirse, además, entre los que Raquel Schefer llama “retratos generacionales” (“La comunidad: adolescencia cinematográfica”, en Raw, n° 4, 2014, p. 14). La autora del artículo percibe además en esas cintas ecuatorianas una voluntad de autorrepresentación de los realizadores. Los dos filmes que pone como ejemplo de esa vertiente son Sin otoño, sin primavera, de Iván Mora Manzano, y Mejor no hablar de ciertas cosas, de Javier Andrade, ambos de 2012.
Trailer:
Ficha técnica:
Saudade , Ecuador / Argentina / Canadá, 2013.Dirección: Juan Carlos Donoso
Producción: Sarahi Echeverría
Fotografía: Jorge Zapata
Música: Daniel Pasquel
Reparto: Pancho Baquerizo, Jessica Barahona, Joaquín Dávila, Pía Aguirre, José Luis Trujillo, Oderay Game, Gloria Arcos